Cuando los ojos ven lo que nunca vieron, el corazón siente lo que nunca sintió.
Nunca había visto a alguien así. No era el típico chico de una noche. No era el físico lo que me llamaba la atención, porque a simple vista podía parecer un chico del montón. Yo vi tras esos muros que existía un mundo, un mundo que veía capaz de conquistar. Pero la verdad es que desde que lo vi por primera vez aquel día, ya han pasado meses. Y la misma historia continúa. Intentando pasar pagina pero a la vez día tras día luchando, luchando por algo que veo casi imposible pero que fuerzas y ganas por conseguirlo no me faltan.
He conocido a muchos chicos; físicamente atractivos, intelectualmente interesantes, copias exactas de mi pero en versión masculina, misteriosos, simpáticos pero físicamente no muy atrayentes. Aun no me he topado con nadie que se parezca a él. Y me refiero con parecer en el sentido que todo lo que tenga conecte de alguna manera conmigo. Y en este caso, hasta su nombre lo hace.
Adrián. Ese es su nombre. Cada vez que alguien pronuncia ese conjunto de letras que al unirlas forman tal bella palabra, mis oídos son como si escucharan una dulce sinfonía de Mozart.
Me es imposible no verle y sentirme como el yin y el yang. Mis sentimientos son opuestos. Bien, porque lo tengo cerca, y así puede su alma conectar con la mía. Mal, porque su alma prefiere encontrar a otra persona, y prefiera estar cerca de otra chica.
Es el bien en el mal, y el mal en el bien.
A veces le observo.
Veo como mira a aquella
chica que tanto le gusta.
Entonces me pregunto,
¿Por qué no decidiste que fuese yo?
Podría hacerte feliz,
de todas las maneras posibles.
Pero tú prefieres seguir apostando,
por algo que no te traerá,
verdaderamente la felicidad.
¿Por qué no decidirte a ser yo?
¿Por qué no soy yo?
¿Porque no soy aquella chica
a la que miras con tantas ganas
como te miro yo?
Espero que algún día,
esa mirada se clave en mi,
y sepas que yo,
soy la elegida.
Mientras esperaré,
como aquel que espera,
a que el tiempo se detenga.
No es nada fácil Julieta, no comprendo aun eso del amor no correspondido. Y menos aun entiendo, porque parece como si viviera enfadado conmigo. Ni te imaginas como me siento cada día por no tenerle cerca. Ni te imaginas como me siento sabiendo que no quiere saber nada de mí, que todo lo nuestro es una simple amistad y ni eso. No se ni si quiera si entre nosotros existe eso.
Hay días que me despierto con ganas de él, con ganas de verle y de hablar. Pero todo lo que quiera no basta como para poder tenerlo.
A veces busco excusas para mandarle un mensaje y que no parezca que vivo obsesionada con él, o simplemente para que él no piense que estoy loca.
Lleva meses encerrado en sí mismo, parece como si la tristeza le hubiera consumido. Y cuando tengo oportunidad de verlo, y no es en mis sueños, es cuando intento acercarme a él. Y me rechaza, no hace falta que use las palabras. Las miradas hablan y su forma de mirarme me destroza en dos. Pero a pesar de eso, nunca me cansaré de mirar esos ojos que me hipnotizan, esa sonrisa que me hace enloquecer y de oler, oler el dulce aroma que desprende de él.
Que tendrá el universo contra mí,
para que nuestras almas
no quieran encontrarse.
Que tendrá el universo contra mí,
para querer que nuestras almas
no se unan y formen una.
¡Que tendrá el universo contra mí,
para merecer yo esto!
Si lo único que quiero
es encontrarme en tu mirada,
y saber que eres tu
el que le pertenece a mi alma.
Si te soy sincera Julieta, espero por respuesta el típico no te rindas, sigue luchando, sigue demostrándole el amor que te hace más viva día a día, y más fuerte. Pero la verdad es, que no quiero leer eso. Ahórrate el trabajo de responderme si lo que voy a leer es eso.
Ni es justo, ni es injusto. Porque como dijo el Karma; Amaras a quien no te ame, por no haber amado a quien te amó.
¿De que sirve escribirte, escribirle esto? Aun sabiendo que no servirá de nada. Que todo lo que haga y diga se quedará en eso, nada.
Se ríe de las cicatrices quien nunca ha sentido una herida.
Mientras él ve eso, nada. Esto es ocultado tras mis lágrimas. Porque lo cierto es que no habrá mas allá que una simple sonrisa. No habrá más allá que un simple abrazo y no habrá mas allá que un simple beso en la mejilla.
A veces soy ingenua por creer que ha desaparecido de mi vida. Que ya no soy presa de él. Que soy libre.
Intento evitarle, pero es verlo y ver su sonrisa y ver como vuelve a aparecer el problema de nuevo. Aparece eso de soñarle cada noche. Aparece eso de llorar a cada instante y todo por no poder agarrarle a mí. Pero no negaré, que es el problema más hermoso que he visto nunca.
¿Llamas ser libre a llorar día y noche por no poder ser la causa de felicidad de esa persona, que cada vez que ves, se te acelera el corazón?
¿A eso llamas ser libre? Pues no lo hagas. Porque vivo en una cárcel de amor, encadenada a él, bajo los efectos de la pasión.
Y no hay amor más verdadero que él que no es correspondido.
Y no hay amor más sincero que el que es imposible.
¿Sabes Julieta? Le volvería a elegir. Y si no lo hiciera, volvería a caer. Caería en enamorarme cada día de él.
Me enamoraría de esos ojos que conectan con mi mundo.
Me enamoraría de esa sonrisa que me hace sonreír a mí.
A pesar de la respuesta que procediera de él.
Me volvería a enamorar.
Cuando hablo de él, parece que el tiempo se desvanece. Pasan los minutos, las horas, los días. La felicidad no existe, solo la desolación, la angustia y la tristeza. Los días se nublan para mí. No hay nadie más que alumbre mis días donde mi única compañía es la soledad.
Pero cuando me encuentro a su lado. El tiempo se detiene. Y es cuando verdaderamente te das cuenta de las cosas, que no hace falta correr, si no arriesgar. Que no hace falta huir, si no afrontar. Y saber apreciar las pequeñas cosas que te da la vida. Saber aprovechar los buenos momentos, porque no hay ninguno que se repita dos veces en la vida.
Llamadlo amor, llamadlo obsesión. Yo lo llamo pasión, afecto, cariño, verdad, sinceridad, algo más que una simple amistad. Nadie dará por él lo que yo di, doy y daré por Adrián.
Pero prefiero morir ahora que prolongar mi muerte si no tengo su amor.
Julieta, enséñame a olvidarme de pensar. Porque este amor me está matando. Es un veneno que recorre mi ser. Un veneno adictivo, hermoso e increíble con un nombre, Adrián.
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Cartas a Julieta
RomanceTodos conocemos la famosa obra de Romeo y Julieta de William Shakespeare. Un amor prohibido e imposible. En Verona, la ciudad italiana donde Shakespeare ambientó esta trágica historía, recibé cartas en las cuales almas solitarias, corazones rotos e...