Único;

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Desde que eran unos adolescentes no pudieron evitar llegar a pensar a futuro. Uno donde ambos estén aún juntos, tal vez ya casados, en una linda casa, con mascotas e incluso tener una familia.

Ya hasta sabían cuantos querían y cuales serían sus nombres. Una niña, dos niños, un perro y un gato. Era lo que llevaban comentando desde sus diecisiete años.

Ambos sabían que el destino podía jugar sucio y hacer lo posible por que no lleguen a aquel deseado futuro. Pero ambos estaban más que enamorados y nada impedía añorar un sueño.

Ahora ambos se reían en la cara del destino que en innumerables ocasiones intentó hacer hasta lo imposible por separarlos. Pero vamos, ellos resistieron más de un año separados debido a que Bakugo había sido transferido a otro país para una misión que requería de él.

Trabajo era trabajo, dijeron. Pero todos los días, en las noches, hablaban sobre su día.

Ahora al fin ya estando juntos, en casa, Bakugo le había pedido matrimonio a Todoroki. Ya era momento de hacer realidad el futuro que planearon de chiquillos.

Su matrimonio era estable, con una que otra discusión, pero nada que no solucionaran.

--Hablemos, no quiero que nos vayamos a dormir estando molestos.

Era lo que siempre decía el cenizo, últimamente habían estado discutiendo sobre poder formar una familia.

Todoroki quería adoptar, pues alegaba que desde su punto de vista el momento del parto era doloroso -no por experiencia- ya sea de ambas formas.

Bakugo simplemente añoraba ver a Shoto con una linda y tierna pansa de embarazo y poder cumplir todos sus caprichos.

Desde pequeño Katsuki pudo ver a algunas colegas de su madre, embarazados. Ya sean donceles o mujeres, el cenizo siempre quedó maravillado con el milagro de poder procrear vida en su interior.

No mentiría, a veces también quería ser un doncel. Pero cuando su madre se volvió a embarazar, él tenía ocho años, y fue testigo de lo que su padre hacía. A veces se despertaba a escondidas de ambos adultos y entraba a la habitación de la pareja solo para poder ver la vida que cargaba su madre.

Escuchaba cuando Masaru salía en la madrugada por algún antojo que llegaba a Mitsuki.

Claro que lo único que no le gustó fue el haber escuchado cómo crearon a su hermano. Recuerda no haber podido ver a la cara a sus padres por un buen tiempo.

Pero fuera de eso, fue desde ahí que se dio cuenta que haber nacido hombre era algo que agradecía, pues cuando fuera ya un adulto podría cumplir todo los antojos y entres otras cosas que su futuro esposa o esposo quisiera.

Pero llegando ahora a la actualidad, sabía que ese sueño no sería nada más que eso.

No lo mal entiendan, él respeta la decisión que tomó el bicolor y jamás lo culparía de nada.

Otra vez, han estando en su cama, no pudo volver a dormir. Ya llevaba días así, se acercó más a su pareja y lo abrazó por la cintura. Inevitablemente sus manos viajaron hasta el vientre del doncel, siempre plano.

Suspiró y trató de dormir colocando su rostro entre el cuello del bicolor.

No entendía porqué estaba así, de adolescentes Todoroki dijo que no quería quedar embarazado, y él lo respetó, aunque desde ese tiempo muy en el fondo esperaba que el heterocromático cambiara de opinión.

Se aferró más al cuerpo de su esposo pudiendo así lograr dormir, a las seis de la mañana.




















































--¡Katsuo, ven aquí!

No había pasado mucho tiempo, tres años a lo mucho. Ya habían logrado adoptar a un lindo niño de cabellera roja, sus ojos de un bonito color ámbar. Llevaban en proceso la adopción de una niña un año menor que Katsuo y un bebé de tan solo ocho meses.

--¡Papá!--El cenizo como si tuviera una especie de botón automático. Se colocó de pie y cargo al pequeño niño de cinco años.

--¿Qué hiciste ahora para que mamá se enojara?--El niño simplemente sonrió de una manera muy inocente, tratando así de decir que no había hecho nada, cosa que era mentira.

Todoroki había estado en su habitación hablando con su hermana, resulta que Fuyumi al fin había quedado embarazada, la chica tuvo varias complicaciones por el hecho de que su esposo tenía una tasa baja de fertilidad.

El pequeño Katsuo iba pasando por ahí hasta que escuchó la palabra embarazo, para su corta edad el niño entendía varias cosas.

--¡Mamá tendrá una enorme pansa!--Gritó sin pensar, pero eso no fue lo que enojó al bicolor.

Resulta que el niño antes de salir corriendo avisó que le diría a Katsuki.

Shoto sabía cómo se ponían las cosas cada vez que se hablaba de ese tema. Por lo que no quería una discusión que ya había quedado en el pasado.

--Escuché a mamá decirle a la tía Fuyu que está-

--¡No es cierto!--Interrumpió el bicolor, estaba con las mejillas ligeramente sonrojadas porque el infante tomaba el tema de un embarazo con tanta naturalidad. Tal vez porque era un ser inocente.

--¿Me puedes explicar que sucede?--Katsuki, más que perdido, se sentó en el sofá con el pequeño pelirrojo en sentado en su regazo. El bicolor se sentó a su lado apoyando su cabeza en el hombro de su esposo.

--Katsuo me escuchó hablar con Fuyumi.--El cenizo seguía sin entender el problema.--Está embarazada, pero este pequeño de aquí.--Pellizcó ligeramente la nariz del niño.--Creyó que yo era el embarazado.

Soltó una pequeña risa nasal tratando de al menos así aligerar el ambiente, no quería tener otra charla de esas con el cenizo.

--Oh, entiendo.--El mayor no dijo más, y si tenía planeado hacerlo no lo dijo. Bajó al pequeño de su regazo e inventando la primera excusa que le llegara a su mente salió rumbo a la habitación que compartía la pareja.

--Sé que no tiene trabajo hoy.--Murmuró Shoto, ya sabiendo que su esposo solo buscó la forma de huir de aquella conversación.

Cosa que no acostumbraba hacer el cenizo, pero cuando se trataba de ese tema, sí.

Suspiró para ir a la cocina por algo para que Katsuo comiera.



















































Nunca formaron una familia de sangre. Y a Katsuki con el transcurso del tiempo dejó de importarle eso.

Amaba a su familia tal cómo era, tal vez nunca llegó a ver a Shoto con una linda pansa de embarazo, o poder cumplir todos sus antojos y caprichos.

Pero ahora estando abrazado de su esposo, ambos viendo a sus tres ya no tan pequeños hijos jugar, hizo que una sonrisa adornara sus labios.

Katsuo ya tenía trece años, Nomi acaba de cumplir los doce hace unos meses, y por último el pequeño Ryo con ocho años que ahora mismo estaba riendo por una tontería que hizo su hermano mayor.

--¿En qué tanto piensas, Kats?--Abrazó más fuerte a su pareja sin llegar a lastimarlo. Y como siempre sus manos bajaron hasta el plano vientre del bicolor. Sentirlo así ahora hacía que sonriera al pensar por todo lo que pasaron y aún así siguen juntos.

--En lo mucho que te amo a ti y a nuestros hijos.--Comentó y le dio un beso en la mejilla.

Después de todo, Katsuki siempre respetó la decisión que Shoto tomó sobre su cuerpo.




































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Díganme que no soy el único pendejo que adora poder tocar una pansa de embarazo.

En fin, llevaba tiempo queriendo escribir esta mierda para desahogarme.

--Akira.

Decision | OS ||Bakutodo||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora