s e m a n a o n c e
Creo que no había sentido un vacío en mi corazón tan grande desde que había muerto mi abuela hace ya 4 años y no me gustaba, inclusive pensé que no lo volvería a tener por años ya que se había sustituido por estar con Rebecca. De tenerlo todo, felicidad y alegría, amor, a no tener nada en un par de minutos me estaba sofocando que no recordaba la última vez que había dormido o comido sin querer vomitar todo o querer solo recostarme y dormir por horas hasta olvidar el por qué me sentía tan mal. Tenía unas grandes ojeras que se cubrían un poco con los lentes y bueno, ni siquiera mi estómago se quejaba de que no le daba alimentos, aunque sí me sentía dedil.
Inclusive había formado una rutina para mantener a mi mente ocupada en el día al día para no pensar en Rebecca tanto como antes y en lo que había pasado, aunque era imposible no regresar a ella a cada rato. Me paraba de la cama, me bañaba, me vestía, comía algo que no me diera ganas de vomitar que sería nada más un gran café y luego me iba a la oficina, aunque no tuviera que hacerlo porque ahora a cada lugar que volteara en el departamento me recordaba a Rebecca y estar en un lugar donde el foco era todo menos mi relación era mejor que sentirme solo en un departamento que ahora se me hacía enorme sin la presencia de Rebecca en él. Las noches juntos, las comidas juntos, todo estaba en el departamento. En cada rincón en este departamento estaba ella de cualquier forma, su risa, ella sentada hablando por horas, bailando por la cocina mientras cocinaba, inclusive enfrente del espejo donde más que verse, hacia caras y donde un beso rojo seguía en el espejo y que había pedido a la mujer que limpia que no lo borrara, inclusive ahora sería difícil de quitar.
Jugaba con la silla giratoria de la sala de juntas en silencio y solo, con las luces apagadas para que nadie supiera que estaba aquí, pero varias personas ya me habían visto entrar sin hablarme y solo sentía miradas curiosas de saber qué estaba haciendo aquí. Todos estaban de un lado al otro, arreglando ahora todo lo de los libros porque con la decisión de la película, no tendría tiempo para ir a las firmas de autógrafos o a cualquier otra cosa que no fuera la producción además de que estaría fuera del país y eso enloqueció a muchas personas que tendrían que tomar decisiones que Alejandra antes me dejaba a mi cuando tendrían que ser de marketing. Los lectores estaban más emocionados por la película que no les molestó que cancelara unos eventos, eso creo que era una buena señal, no lo sé. Alguien tocó la puerta, pero no respondí, escuché unos pasos detrás de mí y cuando volteé a ver de reojo, Alejandra estaba enfrente de mi con una media sonrisa en el rostro que pude ver bien cuando encendió la luz y que hizo que tuviera que cerrar los ojos por un momento por la molestia.
—¿Qué haces aquí, Dominic? Antes rogabas porque las juntas terminaran para que pudieras irte a casa y ahora te he visto aquí demasiado tiempo que creo que vives aquí.
—No puedo estar en el departamento, aquí estoy aclarando mis ideas...
—Escuché por ahí que terminaste con Rebecca y lo siento mucho porque te veías feliz, pero es hora de buscar un departamento en LA, los lugares que visitarás allá que son muchos además de los spots para la película, el reparto, inclusive puedes escribir un nuevo libro mientras va la producción con el tiempo libre que vas a tener.
—Alejandra, sé que no tienes experiencia en relaciones, pero en este momento me siento mal y no me sirve que te valga tanto esto como para querer meterme ideas de trabajo, ¿alguna vez piensas en otra cosa que no sea trabajo?
Ella suspiró sentándose a mi lado, quería decirle que se fuera, pero no sabía cómo hacerlo sin sonar tan enojado. Simplemente no quería hablar o estar con nadie.
—Lo siento, cada vez que terminaba con alguien me llenaba tanto de trabajo hasta que me olvidará de él, pensé que funcionaría contigo. Ya veo que no.
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Déjame cuidarte.
RomanceLa vida nunca es justa. Está llena de subidas y bajadas que normalmente son las que te forman como persona, pero nadie cuenta que el proceso puede ser doloroso. Rebecca y Dominic lo saben tan bien que además de aprender a sobrellevarlo también han c...