ObMo °Capítulo 36°

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-¿Dónde estabas? - Nicholas apartó los ojos de la pantalla de su portátil y miró a su compañera mientras colgaba la cartuchera con su arma reglamentaria en el perchero.

Kaya notó cierto tono displicente en su voz.

-Primero dime qué te sucede y luego te cuento las buenas nuevas -le dijo al acercarse a su escritorio.

Nicholas se recostó contra la silla y estiró ambos brazos por encima de la cabeza. Respiró hondo aunque nada le quitaba la sensación de inquietud que lo embargaba desde que había llegado a la jefatura esa mañana.

-No lo sé. Ni siquiera puedo explicarlo. -Frunció el ceño-. Estoy intranquilo, ya sabes, como si algo estuviera a punto de suceder. Algo que no entiendo y que, tal vez, se me está escapando de las manos.

-Yo he sentido a veces lo mismo y, créeme, dejarse llevar por las corazonadas o como quieras llamarlo no suele conducir a nada. Somos policías, Nicholas, y nuestro trabajo se remite a sospechas, pruebas y conclusiones definitivas; no podemos guiarnos por los presentimientos.

-Estoy de acuerdo contigo, pero me gustaría saber por qué me siento tan intranquilo.

-Quizá lo que acabo de descubrir te tranquilice un poco -le dijo con una sonrisa enigmática instalada en su rostro.

-Te escucho. -Se incorporó en su silla.

-Acabo de regresar de las instalaciones de Sanidad Animal en las afueras de la ciudad.

Nicholas enarcó las cejas.

-¿Qué has ido a hacer allí?

-Tenía que seguir una corazonada.

-¡Pero me acabas de decir que no debemos dejarnos llevar por esas cosas!

-Lo sé, pero también te he dicho que a veces las he tenido y tenía que intentarlo. No podía quedarme con la duda.

-¿Y?

-No me ha fallado.

-Explícate.

-¿Recuerdas que Lisa Rogers tenía un perro?

-Sí, tú misma me informaste de que se lo habían llevado los de Sanidad Animal. ¿Todavía lo tienen allí? Pensaba que ya se lo habían entregado a la familia de la víctima.

-Todavía no. No hasta que no se agote la investigación sobre el animal. No deja de ser una pista. Repasemos, así te explicaré mi corazonada. Cuando los primeros policías llegaron a la escena del crimen, el perro no estaba; apareció luego. -Hizo una pausa-. Según la familia de Lisa Rogers, su perro nunca se despegaba de ella; si salía a la calle, era porque ella lo sacaba.

-¿Adónde quieres llegar? -Se estaba impacientando.

-El perro debió haber escapado mientras el asesino estaba con ella.

-Es probable, pero a menos que nuestro amigo de cuatro patas sepa hablar, no entiendo en qué nos ayuda eso.

-Después de lo que le sucedió a Max, me puse a pensar. El asesino le inyectó ketamina para dejarlo inconsciente. - Nicholas asintió, seguía tan perdido como al principio de aquella conversación. -Es muy posible que haya intentado lo mismo con el perro de Lisa Rogers; supongo que no podría hacer su trabajo tranquilo si tenía a su perro encima.

-Pero el perro se escapó antes de que pudiera anestesiarlo.

-Correcto. Pero seguro que lo intentó, y aquí viene lo interesante. - Nicholas acercó la oreja. -Cuando llamé a los de Sanidad Animal me dijeron que el perro aún tenía su collar y su placa de identificación con él. Era precisamente lo que quería escuchar -añadió mientras sonreía. Nicholas sabía que aquella sonrisa de satisfacción solo podía significar algo bueno. -He ido a ver a Bongo esta mañana. Bongo es el nombre del perro -se apresuró a explicar.

-Me lo imaginaba.

-Bien; me he llevado el collar y junto con él su placa de identificación.

Por fin, Nicholas comenzaba a comprender.

-¡Pensabas que si el asesino había intentado inyectarle ketamina debía de haberlo sujetado del collar!

-¡Exacto!

-¡Eres increíble, Scodelario!

Ella lanzó una carcajada.

-He enviado el collar al laboratorio y me entregarán los resultados de un momento a otro.

-¿Crees que esta vez sí tendremos suerte?

-Lo creo, creo que por primera vez ha cometido un error y no se nos va a escapar. -Se dirigió a su escritorio-. ¿Has conseguido algo de la fraternidad y del bendito anillo?

-Me duele la cabeza de revisar nombres y expedientes -le dijo-. De todos los integrantes que pasaron por Delta Omega durante los dos años anteriores al secuestro de _______ y los dos últimos hasta que se disolvió, al menos, unos treinta tienen antecedentes. Todos por pequeños delitos: ebriedad, disturbios en la vía pública. -Volvió a concentrarse en la pantalla del portátil-. Allanamiento de morada -siguió leyendo-. Robo de radios, tenencia de estupefacientes, asociación ilícita.

-¿Era una fraternidad o una cueva de delincuentes? -preguntó con sarcasmo Kaya y se sentó detrás de su escritorio.

Alguien llamó a la puerta.

-Adelante -dijo Kaya mientras abría una carpeta.

Steven, el patólogo forense, entró en la oficina. Traía un sobre en su mano.

-¡Steven, te has equivocado de puerta, amigo! -bromeó Kaya-. Aquí dentro estamos vivitos y coleando.

Steven sonrió de oreja a oreja.

-Los muchachos del laboratorio estaban ocupados y me han pedido que viniera a entregarles esto. -Puso el sobre encima del escritorio de Nicholas.

Kaya se puso de pie de un salto y lo cogió de inmediato.

-Ahora comprobaremos si las corazonadas sirven de algo, después de todo.

Steven la miró sin entender qué quería decir con aquellas palabras.

Kaya rompió el precinto de seguridad y sacó un par de papeles del sobre.

Nicholas reconoció enseguida la expresión de triunfo en el rostro de su compañera.

-¡Bingo! ¡Gracias, Steven! -gritó y le dio un beso en la mejilla.

-Creo que vendré más seguido por aquí -comentó mientras se marchaba y se tocaba el lugar en donde Kaya lo había besado.

-¡Tenemos sus huellas, Nicholas! -Le entregó los papeles.

Nicholas leyó con cuidado.

-Los chicos del laboratorio han encontrado tres huellas diferentes en el collar y en la medalla de identificación. Las de Lisa, las del veterinario que atendía a su perro y una no identificada. -Estaba emocionada-. La han comparado con las huellas encontradas en la cabaña y coincide con una huella parcial que encontraron en uno de los barrotes de la cama.

Él asintió; aquel, sin dudas, era un avance importante, pero todavía debían identificar al dueño de aquellas huellas.

-Sigamos con los integrantes de Delta Omega y comparemos las huellas.

-Bien. - Nicholas regresó a su asiento y continuó leyendo expedientes. Le ardían a los ojos ya, pero no le importaba. Estaban cerca y no se detendrían en ese momento.

Dos horas después parecía que la búsqueda no daría ningún resultado. De vez en cuando, ambos se miraban por encima de los monitores con la resignación y el cansancio pintados en sus rostros.

- Nicholas, he encontrado algo -dijo de repente Kaya.

Él se levantó y fue hacia ella.

-Siempre nos preguntamos por qué había esperado cuatro años para volver a reaparecer en la vida de _______. -Puso el dedo en la pantalla-. Mira esto: uno de los integrantes de Delta Omega estuvo en prisión durante más de tres años. Una muchacha lo denunció por acoso e intento de secuestro dos meses después de que ______ se escapara. Salió en libertad tres semanas antes del primer homicidio.

Una obsesión mortal (Nicholas Hoult y _____) ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora