-¿Dónde estabas? - Nicholas apartó los ojos de la pantalla de su portátil y miró a su compañera mientras colgaba la cartuchera con su arma reglamentaria en el perchero.
Kaya notó cierto tono displicente en su voz.
-Primero dime qué te sucede y luego te cuento las buenas nuevas -le dijo al acercarse a su escritorio.
Nicholas se recostó contra la silla y estiró ambos brazos por encima de la cabeza. Respiró hondo aunque nada le quitaba la sensación de inquietud que lo embargaba desde que había llegado a la jefatura esa mañana.
-No lo sé. Ni siquiera puedo explicarlo. -Frunció el ceño-. Estoy intranquilo, ya sabes, como si algo estuviera a punto de suceder. Algo que no entiendo y que, tal vez, se me está escapando de las manos.
-Yo he sentido a veces lo mismo y, créeme, dejarse llevar por las corazonadas o como quieras llamarlo no suele conducir a nada. Somos policías, Nicholas, y nuestro trabajo se remite a sospechas, pruebas y conclusiones definitivas; no podemos guiarnos por los presentimientos.
-Estoy de acuerdo contigo, pero me gustaría saber por qué me siento tan intranquilo.
-Quizá lo que acabo de descubrir te tranquilice un poco -le dijo con una sonrisa enigmática instalada en su rostro.
-Te escucho. -Se incorporó en su silla.
-Acabo de regresar de las instalaciones de Sanidad Animal en las afueras de la ciudad.
Nicholas enarcó las cejas.
-¿Qué has ido a hacer allí?
-Tenía que seguir una corazonada.
-¡Pero me acabas de decir que no debemos dejarnos llevar por esas cosas!
-Lo sé, pero también te he dicho que a veces las he tenido y tenía que intentarlo. No podía quedarme con la duda.
-¿Y?
-No me ha fallado.
-Explícate.
-¿Recuerdas que Lisa Rogers tenía un perro?
-Sí, tú misma me informaste de que se lo habían llevado los de Sanidad Animal. ¿Todavía lo tienen allí? Pensaba que ya se lo habían entregado a la familia de la víctima.
-Todavía no. No hasta que no se agote la investigación sobre el animal. No deja de ser una pista. Repasemos, así te explicaré mi corazonada. Cuando los primeros policías llegaron a la escena del crimen, el perro no estaba; apareció luego. -Hizo una pausa-. Según la familia de Lisa Rogers, su perro nunca se despegaba de ella; si salía a la calle, era porque ella lo sacaba.
-¿Adónde quieres llegar? -Se estaba impacientando.
-El perro debió haber escapado mientras el asesino estaba con ella.
-Es probable, pero a menos que nuestro amigo de cuatro patas sepa hablar, no entiendo en qué nos ayuda eso.
-Después de lo que le sucedió a Max, me puse a pensar. El asesino le inyectó ketamina para dejarlo inconsciente. - Nicholas asintió, seguía tan perdido como al principio de aquella conversación. -Es muy posible que haya intentado lo mismo con el perro de Lisa Rogers; supongo que no podría hacer su trabajo tranquilo si tenía a su perro encima.
-Pero el perro se escapó antes de que pudiera anestesiarlo.
-Correcto. Pero seguro que lo intentó, y aquí viene lo interesante. - Nicholas acercó la oreja. -Cuando llamé a los de Sanidad Animal me dijeron que el perro aún tenía su collar y su placa de identificación con él. Era precisamente lo que quería escuchar -añadió mientras sonreía. Nicholas sabía que aquella sonrisa de satisfacción solo podía significar algo bueno. -He ido a ver a Bongo esta mañana. Bongo es el nombre del perro -se apresuró a explicar.
-Me lo imaginaba.
-Bien; me he llevado el collar y junto con él su placa de identificación.
Por fin, Nicholas comenzaba a comprender.
-¡Pensabas que si el asesino había intentado inyectarle ketamina debía de haberlo sujetado del collar!
-¡Exacto!
-¡Eres increíble, Scodelario!
Ella lanzó una carcajada.
-He enviado el collar al laboratorio y me entregarán los resultados de un momento a otro.
-¿Crees que esta vez sí tendremos suerte?
-Lo creo, creo que por primera vez ha cometido un error y no se nos va a escapar. -Se dirigió a su escritorio-. ¿Has conseguido algo de la fraternidad y del bendito anillo?
-Me duele la cabeza de revisar nombres y expedientes -le dijo-. De todos los integrantes que pasaron por Delta Omega durante los dos años anteriores al secuestro de _______ y los dos últimos hasta que se disolvió, al menos, unos treinta tienen antecedentes. Todos por pequeños delitos: ebriedad, disturbios en la vía pública. -Volvió a concentrarse en la pantalla del portátil-. Allanamiento de morada -siguió leyendo-. Robo de radios, tenencia de estupefacientes, asociación ilícita.
-¿Era una fraternidad o una cueva de delincuentes? -preguntó con sarcasmo Kaya y se sentó detrás de su escritorio.
Alguien llamó a la puerta.
-Adelante -dijo Kaya mientras abría una carpeta.
Steven, el patólogo forense, entró en la oficina. Traía un sobre en su mano.
-¡Steven, te has equivocado de puerta, amigo! -bromeó Kaya-. Aquí dentro estamos vivitos y coleando.
Steven sonrió de oreja a oreja.
-Los muchachos del laboratorio estaban ocupados y me han pedido que viniera a entregarles esto. -Puso el sobre encima del escritorio de Nicholas.
Kaya se puso de pie de un salto y lo cogió de inmediato.
-Ahora comprobaremos si las corazonadas sirven de algo, después de todo.
Steven la miró sin entender qué quería decir con aquellas palabras.
Kaya rompió el precinto de seguridad y sacó un par de papeles del sobre.
Nicholas reconoció enseguida la expresión de triunfo en el rostro de su compañera.
-¡Bingo! ¡Gracias, Steven! -gritó y le dio un beso en la mejilla.
-Creo que vendré más seguido por aquí -comentó mientras se marchaba y se tocaba el lugar en donde Kaya lo había besado.
-¡Tenemos sus huellas, Nicholas! -Le entregó los papeles.
Nicholas leyó con cuidado.
-Los chicos del laboratorio han encontrado tres huellas diferentes en el collar y en la medalla de identificación. Las de Lisa, las del veterinario que atendía a su perro y una no identificada. -Estaba emocionada-. La han comparado con las huellas encontradas en la cabaña y coincide con una huella parcial que encontraron en uno de los barrotes de la cama.
Él asintió; aquel, sin dudas, era un avance importante, pero todavía debían identificar al dueño de aquellas huellas.
-Sigamos con los integrantes de Delta Omega y comparemos las huellas.
-Bien. - Nicholas regresó a su asiento y continuó leyendo expedientes. Le ardían a los ojos ya, pero no le importaba. Estaban cerca y no se detendrían en ese momento.
Dos horas después parecía que la búsqueda no daría ningún resultado. De vez en cuando, ambos se miraban por encima de los monitores con la resignación y el cansancio pintados en sus rostros.
- Nicholas, he encontrado algo -dijo de repente Kaya.
Él se levantó y fue hacia ella.
-Siempre nos preguntamos por qué había esperado cuatro años para volver a reaparecer en la vida de _______. -Puso el dedo en la pantalla-. Mira esto: uno de los integrantes de Delta Omega estuvo en prisión durante más de tres años. Una muchacha lo denunció por acoso e intento de secuestro dos meses después de que ______ se escapara. Salió en libertad tres semanas antes del primer homicidio.
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Una obsesión mortal (Nicholas Hoult y _____) ADAPTACIÓN
RandomNovela ADAPTADA con Nicholas Hoult Obra original : Nomeolvides Autora : Sienna Anderson