Mi manicomio

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Mi cama se sitúa debajo de otra aunque no sobre las extremidades rígidas de una normal, a mucha gente le disgusta el diseño de mi habitación, hacen burlas que prefiero no escuchar debido a que soy yo el que duerme aquí dentro y no ellos. Invite a un amigo a dormir y aceptó con gusto. Platicamos casi toda la noche de cosas que solo tienen que ver con nosotros, los hombres. Nos acostamos a dormir.

Afuera hacia un frio increíblemente congelante y decidimos cubrirnos entre sábanas y colchas para seguir conversando de todas las eventualidades recientes. Mi amigo se quedó dormido y cuando me di la vuelta vi sus cabellos revueltos y algo que me asombro de sobremanera: de sus cabellos, salía, sin recelo una araña, una gran araña, el color no lo sé pero veía su forma, sus ojos, su forma de caminar tan extraña y me sobresalte, retrocedí totalmente asustado.

Debido a mi sobresalto mi amigo se despertó y cuando movió su cabeza hacia mi salieron docenas, docenas, cientos de más arañas de diferentes tamaños y a estas alturas, no sé si fue un sueño o en realidad pasó. Fui presa del pánico y golpeé la cabeza de mi compañero, la golpee con todas mis fuerzas pensando que podía salvarlo de este millar de arañas que no sé si eran de su posesión y aunque parecían no hacer daño les tengo miedo y traté de matarlas a todas, solamente a golpes. Utilice mis puños, mis pies y hasta mi propia cabeza. Obvie sus gritos y sus plegarias de que deje de golpearlo porque quería protegerlo.

Fue tal el escándalo que uno de mis hermanos entro a la habitación preguntando que ocurría y mirando con asombro el cadáver de mi amigo y le conté absolutamente todo lo que vi.

Me siento muy bien aquí, en mi manicomio, hay mucho tiempo para escribir y recordar a mi amigo, pelo de araña.

Mi manicomioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora