Oportunidad.

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Otro día es lo mismo que otra oportunidad.

Lo dijo tantas veces que terminó convenciéndose.

Seung Min estaba listo para aprovechar esa mañana al máximo. Cerró la llave del agua después de lavarse el rostro y, agradecido por lograr sentirse más despierto, se le quedó viendo a su reflejo por unos momentos antes de soltar un suspiro y por fin salir de los baños.

Empezó a caminar hacia el gimnasio de la escuela, decidido a tomar su nueva oportunidad con todas sus fuerzas y no dejarla ir. Faltaban nada más cinco minutos para las nueve. Si se daba prisa, llegaría a tiempo para hablar un ratito a solas con la persona que le gustaba... Claro, sólo si los nervios no se ponían en medio y terminaban por hacerlo tartamudear o decir cosas sin sentido, quedando así como un tonto.

Muchos sabían quién era Seung Min: un buen estudiante; responsable, inteligente y algo callado. Sin embargo, él no podía considerarse popular ni nada por el estilo, mucho menos si pasaba varios recesos en una esquina solitaria del patio, lamentando en silencio que sus únicos amigos no descansaran a la misma hora que él.

Acomodó un poco su corto y alaciado cabello negro, preocupado ante la idea de que pudiera verse despeinado. Luego empujó las puertas principales del gimnasio para pasar a su interior y buscó con la mirada a un alto joven de largo cabello rubio recogido en una media coleta. Sonrió inevitablemente cuando lo encontró del otro lado de aquel sitio y, sin perder más tiempo, se acercó a él.

Ese compañero de clases era una de las personas más atractivas e interesantes que Seung Min había tenido la suerte de conocer. Con el paso de los meses sus sentimientos dejaron de ser pura admiración y se convirtieron en algo más, pero hasta ese día no había sido capaz de hacérselo saber, cosa que esperaba cambiar pronto.

—Hola, Hyun Jin —mostró una sonrisa tímida al momento de saludar al rubio y movió su mano de un lado a otro.

—¡Oh! ¿Qué tal, Seung Min? —Respondió, también sonriendo débilmente.

El pelinegro señaló la cámara entre las manos del más alto e hizo una pregunta que tenía una respuesta un tanto evidente. Las palabras sólo salieron de su boca y fue imposible detenerlas, ya era demasiado tarde.

—¿Trajiste tu cámara?

—Sí —contestó el contrario con toda tranquilidad—. Estaba por ponerme a trabajar.

—Oh, ya veo... ¿Vas a tomar fotografías?

Una voz interna pareció gritarle con tono sarcástico algo como "No, Seung Min, ¿cómo crees? ¡Trae una cámara porque va a preparar un pastel de chocolate!" y no pudo evitar sentirse idiota.

—Así es —dijo el rubio—. Tengo que trabajar en el anuario desde ahora, ¿puedes creerlo? —Soltó una risa simpática que al otro chico le pareció preciosa—. Ni siquiera estamos cerca del final de este año y ya me están pidiendo las fotografías de las instalaciones.

—¿Te gusta tomar fotografías? —Volvió a preguntar algo cuya respuesta era obvia y, aunque tenía muchas ganas de darse un golpe en la frente en ese momento, tuvo que resistir y mantener una sonrisa.

—Me encanta —Hyun Jin seguía siendo amable.

—Perdón, pregunté algo muy estúpido —de su boca escapó una risa corta y acompañada de vergüenza—. Siempre te veo tomando fotografías por toda la escuela... Digo, no siempre... O sea, a veces te veo, aunque me gustaría verte siempre... Ah... Quiero decir...

El rubio sonrió con ternura y le dijo a Seung Min que había comprendido.

—De hecho, yo... —Presionó un botón en la cámara que le permitía ver todo lo que ya había capturado.

Oportunidad [HyunMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora