Este día, podía ser como un día cualquiera desde que él, Yuno Grinbellior se convirtió en el rey del reino Pica, hace 5 años. Entre informes y reportes, como documentos a firmar, cartas que le eran enviadas de su mejor amigo Asta, ahora Rey Mago, quien le relataba sobre lo que había pasado en el rey Trébol y también, preguntándole sobre cómo estaba.
Y a veces sonreía, pensando que él seguía siendo el mismo de siempre. Aunque un poco más escandaloso al saber que ahora, era padre. Tenía el presentimiento de que comenzaría a recibir más cartas de las que ya le enviaba.
Dejó reposar la pluma con la que estaba escribiendo y firmando en el tintero, para suspirar y recargarse en su asiento. Sylph, quien estaba ahí en silencio, no pudo evitar mirarlo con curiosidad.
- ¿Estás bien, Yuno?
- ... Sólo, necesito descansar, Bell.
- ¿Estás seguro? ¿Quieres que les diga a los demás que no quieres ser molestado?
Él asintió –. Necesito estar a solas un momento.
Ella sonrió ligeramente, y asintiendo, voló a la puerta para dar el aviso de que el rey, no quería ser molestado. Yuno cerró los ojos, respirando hondo y relajándose.
Este podía ser un día normal, de no ser por qué, comenzaba a sentirse un poco abrumado. Gobernar y cuidar de un reino, era una responsabilidad pesada que no cualquiera aceptaba y hacía bien, y aunque la paz ahora reinase, y aunque las amenazas fuesen pocas... No podía evitar, sentir presión y miedo.
Lo cual era ridículo de escuchar de alguien estoico y habilidoso como él. Pero la verdad era que, hasta el hombre más preparado o fuerte, puede tener momentos de debilidad; porque a pesar de todo, Yuno seguía siendo un humano.
Y si era sincero, sentía algo de envidia al saber que Asta tenía a su lado a la mujer que amaba, y que pronto, formaría su propia familia. Sintiéndose un poco solitario.
Porque él, no podía estar al lado de la mujer que le había conquistado.
(Por muy increíble que parezca)
Porque ella era la espléndida y fuerte capitana de los Toros negros actualmente, y como tal, ella no podía ser irresponsable con su nuevo puesto. Ambos lo sabían incluso antes de ser novios; y aunque a veces iba al reino Trébol por asuntos políticos, a veces, iba a visitarla y pasar un rato agradable con ella.
Pero en días como estos, era donde más deseaba estar allá. Pues él podrá haber nacido como príncipe del reino Pica, pero fue en el reino Trébol donde creció, donde estaba su hogar.
Su familia, los que era importantes para él.
Suspiró nuevamente.
Sin embargo, tuvo que enderezarse en su asiento cuando tocaron a su puerta, escuchándose tras esta, la voz de su asistenta quien pedía disculpas por molestar y a su vez, permiso para entrar.
- Adelante – fue lo único que respondió, viendo a su asistenta pasar, con un paquete en manos, llamando su atención, haciéndolo arquear una ceja –. ¿Qué es esto?
- Es un paquete enviado por la señorita capitana, Charmy Pappitson, su alteza.
- ... Déjalo, puedes retirarte – dijo, sospechando sobre lo que la pelinegra pudo haberle enviado. Su asistenta hizo una reverencia para luego retirarse, cerrando la puerta.
Yuno se levantó de su asiento, parándose frente al paquete, cuestionándose sobre lo que Charmy pudo haberle enviado.
Y cuando se disponía a abrirlo, la caja se abrió de una patada, sorprendiéndolo y haciéndolo retroceder un paso. Escuchó un suspiro y entonces, ella apareció, sonriéndole.
- ¿...Charmy?
- La~, hola Yuno – miró a todo el cuarto, notando los papeles en el escritorio, para nuevamente verlo –. Perdón por la intromisión y la repentina visita, pero hoy Finral estaba ocupado con su esposa y si pedía permiso para viajar al reino Pica, demoraría y sólo quería hacer una visita rápida – explicaba, con una sonrisa tranquila –. Entonces se me ocurrió enviarme por paquete, con ayuda de mis muchachos y Zora. ¡No creí que funcionaría, la~!
- ... Eso fue peligroso, no lo vuelvas a hacer – fue lo único que se le ocurrió decir, pues realmente Charmy lo había sorprendido mucho, esta vez.
- No te preocupes, la~. Soy muy fuerte – alzó su brazo, palpando su músculo –, no por nada soy la capitana de los Toros negros.
Aquello, le sacó una sonrisa a Yuno –. Lo sé.
- Además – una sonrisa tímida surcó sus labios –, tenía tiempo sin verte... Realmente te extrañé mucho – lo miró, melancólica –. Sé que cuando empezamos esta relación, las probabilidades de vernos y estar juntos, eran muy pocas. Que es difícil sobrellevar una relación a larga distancia, y sobre todo, cuando ambos estamos muy ocupados... Por mucho que ame mi reino, a mis muchachos, mis amigos y a la comida... Yo...
No dijo más, pues Yuno la cargó –sacándola de la caja de paso– y la abrazó; provocando un enorme rubor en ella, pero, haciéndola inmensamente feliz, correspondiendo al abrazo de inmediato.
Yuno nunca sería un hombre de muchas palabras, sin embargo, las acciones, eran las que más demostraban cuánto le importaba (y la amaba).
- Yo también te extrañé... Y yo también, me sentí solo.
Charmy sonrió, sintiéndose plena –. Ya estoy aquí... Ya estoy aquí.
...
- Me sorprende que no haya intervenido, señorita Sylph – mencionó la asistenta del rey, con una pequeña sonrisa. El espíritu del viento bufó, cruzándose de brazos.
- Es la novia de mi maestro, y es quien lo hace sonreír... Y mientras él sea feliz, y ella no le haga daño, entonces puedo vivir con eso.
La chica sonrió –. Imagine que su alteza y ella se casen, y quien sabe, un pequeño Yuno esté aquí entre nosotros.
A Sylph se le iluminaron los ojos ante la idea –. ¿U-Un mini Yuno? – reprimió sus gritos de emoción al imaginarlo.
La asistenta sonrió divertida –. Parece que cualquier cosa que sea de su alteza o que se parezca a él, le gusta.
Definitivamente, ese niño sería bendecido y amado por el espíritu del viento.
-Traumada Taisho
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Wish you were here [Yuno/Charmy]
Fanfic[Viñeta/Semi-AU/Post-canon] - Yo también te extrañé...