Hoy te contemplé en el atardecer, te vi por tu resplandecencia (yo inventando palabras) pero no te ví a la cara, lo que me hizo pensar que aunque no te viera, ahí estabas, justo frente a mis ojos, me lo demostrabas con el rastro que ibas dejando... hoy fue un bonito atardecer.
No te ví porque había un árbol tapando tu cara, un árbol frondoso, lleno de vida, de esperanzas y ganas de vivir, cosas que yo creía haber perdido. No sé cómo ni cuando, pero las perdí y junto con ellas me perdí a mi, perdí mi identidad, mi carisma y dejé de saber quién era, dejé de entender lo que quería y lo que mi cuerpo necesitaba.
Quería levantar mi voz, quería ser escuchada y quería ser amada, dejé una relación, amistades y a mi familia y de un momento a otro empecé a vivir en otra ciudad, empecé a querer ser yo, esa yo que ni siquiera yo sabía quién era.
Te extrañé pues sin ti estube años y cuando quise volver, ya no era la misma y ya no significaba lo mismo para mí. No existía esa ilusión, ese entusiasmo, era miedo a ser juzgada y reprochada por ti, pero volví, volví con miedo e iré despacio, pero quiero prometer que está vez me quedaré.
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Pensamientos de media noche
RandomPequeños relatos de aquello que solo mi almohada y yo sabemos.