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Jimin nunca se consideró así mismo como una persona sana.

En su adolescencia sufrió gastritis nerviosa por intentar cumplir expectativas cayendo en el estrés; y antes, al ser un cachorro aún en pañales, sus padres corrieron al hospital porque simplemente ya podía respirar por sí mismo y salió de ahí sin amígdalas tras una operación.

Aún así, no tenía idea del porque justo en ese momento, como una mala jugada del destino, su estómago tenía que doler de la manera en la que lo hacía, tanto que era insoportable.

Hace años su gastritis había aminorado tras meses de estrictas dietas, así que sencillamente no lo comprendía. Incluso había tomado un té relajante y con él, su pastilla, esa que siempre había funcionado. Pero el dolor provenía de donde era usual, de hecho era muchísimo más fuerte de lo usual, la zona incluso se sentía sensible al tacto.

Ni siquiera respirar profundo ayudaba. Y a eso debía sumarle que, minutos atrás cuando midió su temperatura, también tenía fiebre.

El dolor había sido constante los últimos días, pero Jimin supo cómo manejarlo según lo que recordaba. Nada, en absoluto, se comparaba al dolor en ese momento.

Era un desastre.

Y justo en un día en el que no podía lidiar contra eso. El omega era un periodista graduado y experto en el área, se preparó por meses para cubrir un evento de la agencia junto a su mejor amigo. Incluso habían celebrado el hecho el día anterior. Y ahora, bueno, Jimin sentía que probablemente moriría. Además seguramente para la hora que era, el evento ya habría dado inicio.

Pero jodidamente no podía más.

Necesitaba ayuda. Porque para poner la guinda al pastel, hace unos cuantos meses había tomado la decisión de independizarse después de 23 años de molestar a sus padres ocupando su espacio. En conclusión, estaba solo y de ninguna manera llamaría a Namjoon cuando el alfa debía cubrir el evento por ambos. Lo mataría después, pero por el momento, el omega quería enfocarse en vivir.

Así que recurrió al omega de su mejor amigo, porque su cerebro no podía pensar si el dolor no abandonaba su cuerpo.

¡Jiminie! ¿Qué es este milagro? Nam me dijo que te sentías mal en la mañana. Pensé que estarías descansando. –SeokJin habló animado a través de la línea.

Porque cuando el dolor no aminoró, Jimin escribió más de mil disculpas y el alfa, a pesar de estar un poco molesto, lo comprendió.

–SeokJin... –Musitó con dificultad. –Necesito ayuda.

Hey... ¿Qué pasa? ¿Está todo bien?

–No... M-me duele muchísimo. –Su voz comenzó a quebrarse producto de la desesperación. –Necesito que me lleves al hospital, Jinnie. O mandar un taxi a casa también podría servir.

Dios mío, voy para allá, ¿me escuchas? Intenta recostarte, veremos que se puede hacer.

–Pero tu cachorro...

Sigue dentro de mí y va conmigo, no te preocupes.

–Gracias... –Jimin sollozó. Se sentía una molestia enorme, pero era eso o morir de dolor y el omega priorizó.

Para medio día, SeokJin cubría su frente con un paño húmedo mientras el taxi conducía lo más rápido posible al hospital que se le había indicado.

El dolor aun seguía punzante y en ningún momento aminoró. De hecho el omega podía jurar que dolía cada vez más. Y en su desesperación, solo pudo llorar.

Lo atendieron en urgencias lo más rápido posible y entonces un omega con un dulce aroma a maracuyá y caramelo los atendió tras una evaluación rápida de una enfermera para aperturar su expediente.

Unlooked-for - |KookMin O.S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora