❧ Religioso celoso

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Las manos de Shiba se perdían en aquel delgado cuerpo lleno de músculos no inmensos como los suyos pero si disfrutables, degustaba viendo las marcas rojizas de chupetones y mordiscos en cada rincón de la pálida piel irritada por sus bruscos tratos...

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Las manos de Shiba se perdían en aquel delgado cuerpo lleno de músculos no inmensos como los suyos pero si disfrutables, degustaba viendo las marcas rojizas de chupetones y mordiscos en cada rincón de la pálida piel irritada por sus bruscos tratos, la sonrisa maliciosa y tenebroso característica de él se extendió en sus labios lujurioso de ver el fogoso rostro del policía debajo suyo que gemia su nombre sin ningún tipo de vergüenza, los ojos de Naoto estaban entrecerrada, sus labios un poco abiertos para emitir los sonidos fuertes a cada embestida mientras su mano derecha se aferraba a las sábanas apretando de ellas y arrugandolas en su puño.

Pequeñas lágrimas sobre esas mejillas rosáceas y coloradas de un enorme rubor mientras un hilo de saliva brillaba en su mentón como el resplandor de su piel por estar ambos cuerpos sudados.

Sumergidos en su morbo como acostumbraban a hacer cada sábado, Tachibana no logro captar que su celular olvidado en la primera mesa de noche que tuvo al lado ya que se distrajo por las caricias de las áridas manos de Taiju, estaba sonando con aquella canción seleccionada como tono de llamada. Pero, una vez que en sus oídos no escuchaba solo los jadeos roncos y gruñidos del mayor por su estreches, si no, también la música del tono, volvió a recapacitar y teniendo que arruinar a regañadientes su escena estiró la mano que apretaba las sábanas hasta el celular mientras que el robusto al darse cuenta bajo su ritmo para permitirle contestar, quizás era trabajo y sabía que Naoto siempre tenía excepciones con eso.

-¿Hola?...- Él mismo, alejandosé del religioso saco aquel gran miembro de su interior mientras Shiba se tragaba la molestia ácida como un asqueroso caramelo. -¿Takemichi?.- Al escuchar ese nombre el grandulon rodó los ojos poniéndose cerca del detective y volviendo a aprisionarlo en sus fuertes brazos sin oír quejas. -¡S-Se me había olvidado!, Tranquilo, voy en camino...¿Eh?, Ya sabes, entreno mucho en la mañana no te preocupes si sueno agitado.- Taiju no era tonto, por eso notó que Naoto estaba mintiendo.

Le disgusto que el azabache no tenga la vergüenza de seducirlo en cualquier momento pero si la tenía para decirle el chico Hanagaki que estaba interrumpiendo el coito que ambos disfrutaban.

-¿A dónde vas?- Cuestionó Shiba sin soltarlo, Naoto le dió una palmas en su brazo para que lo soltar y seguido de un bufido aquello ocurrió.

-Tengo que ir a una cena, es importante.- Mencionó mientras su respiración neutralizaba y bajandose de la cama tropezó por un traicionero dolor en sus caderas, para su suerte, su hombre cristiano tenía buen reflejo y solo necesitó alcanzar su muñeca con su mano para volverá ponerlo contra la cama en un sutil jalón.

-¿Vas a dejarme con las ganas?, Aún no termino de comer.- Reprochó frunciendo como de costumbre su entrecejo resaltando aquella vena típica en su frente, extrañamente esa misma vena era un punto sumado a la lista de porque el mayor de los Shiba se le hacía tan endiabladamente atractivo.

-Regresare en la noche ¿Si?- Informó alzando su torso y comando entre sus manos el rostro del mayor, casi ríe al notar lo pequeñas que se ven cerca de esa gran contextura, depósito un beso sobre sus labios el cual duró más de lo esperado ya que pasó de tierno a húmedo en un segundo por culpa del de mechas azuladas, y es que sin hacerse esperar Shiba introdujo su lengua ansioso, pero como castigo Tachibana le mordió el labio con desmedida fuerza apartándose mientras el mayor sonreía un poco más satisfecho.

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