•~Extra~•

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Después de aquella confesión bajo la luna por parte de Sebastian, Ciel está demasiado feliz de poder comenzar un romance con su mayordomo.

Ya habían pasado 6 meses desde aquella vez y para ambos fueron los más felices, ya que aunque tenían que ocultarlo a la sociedad, mientras nadie los veía podían demostrarse el amor que ambos tenían.

Pero nunca han llegado al siguiente paso, solo se han brindado caricias o besos pero nada más que eso.

En eso pensaba constantemente nuestro querido conde, ya que al nunca tener pareja nunca lo había hecho y no tenía muchos conocimientos respecto a eso.

Aunque ya había cumplido los 18 años, para el ese era un tema que lo desconcertaba mucho, no por el hecho de que no supiera casi nada, si no porque no sabía cómo su demonio lo tomaría si le dijera que el ya están listo para el siguiente paso.

-Supongo que Sebastian ya lo ha hecho con muchas personas y eso me llena de celos, ¿Porque yo no puedo hacerlo con el? El ya es mío entonces no veo excusa para no decirle.

Eso era lo que pensaba el joven mientras estaba en la biblioteca leyendo un libro que tenía un poco de escenas eróticas,  la razón por la cual despertó la curiosidad del joven.

-Bocchan, ¿Puedo pasar?

Ciel palideció al oír esa voz, no sé esperaba que Sebastian llegará y más con el libro que tenía en las manos (y también esos pensamientos).

-Ehh... Si, espera un momento.

Se levantó lo más rápido que pudo del sofá para llevar el libro al gran estante dónde correspondia y de paso agarrando otro libro para que no sospechara nada.

Regreso sentándose nuevamente, se arregló un poco el saco y empezó a fingir que leía el libro.

-Ya puedes pasar.

Sebastian rápidamente entro para después ponerle seguro a la puerta, no quería que nadie los interrumpiera.

-Bocchan, no sabe cuánto tiempo espere para poder estar con usted y poderle dar amor.

Dijo acercándose dónde estaba el joven.

-Sebastian, deja de ser tan formal conmigo, ya te he dicho que me llamas Ciel, solo cuando estamos a solas, y si, yo también he estado esperando.

-Oh, perdóname cariño, bueno Ciel, vine porque ya no podía aguantar ni un minuto más para poder besarte.

Dicho esto Sebastian, se lanzó a sus labios sin previo aviso, que por supuesto Ciel correspondió inmediatamente.

El beso se fue prolongando al punto en que Sebastian ya estaba sentado en el sofá y Ciel encima de el, una posición bastante comprometedora.

-Ciel, no creía que eras tan atrevido.

Dijo Sebastian con una sonrisa de lado que hizo que Ciel se sonrojara más que un tomate.

-Cállate estúpido, tú fuiste el que empezó así que hora asume las consecuencias.

-Y yo con gusto las voy asumir.

El beso fue subiendo de intensidad, el ambiente cada vez se tornaba más caliente, las manos de Sebastian se paseaban por todo el cuerpo de Ciel tratando de memorizar cada parte de este.

Un poco aturdido por los besos y las caricias, Ciel trató de quitarle la corbata a Sebastian, ya no resistía, quería hacerlo y no iba a desperdiciar esa oportunidad.

°•La luna fue el único testigo•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora