Un chico extraño

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Con los primeros rayos de sol asomándose por su ventana, Edd inicio un nuevo día, a pesar de estar de vacaciones, siempre se aseguraba de despertar a la misma hora, soltó un corto bostezo camino al baño para tomar una ducha, luego de someter su cuerpo a un meticuloso aseo y de vestirse de forma apropiada para el clima cálido, se dirigió al comedor. Una mesa alargada con capacidad para doce personas en ese momento solo era ocupada por él, su padre como de costumbre no estaba, siempre salía muy temprano al trabajo y en muy pocas ocasiones se tomaba el tiempo para compartir el desayuno con él.

Edd estaba acostumbrado a desayudar solo, sin embargo, al haber terminado sus clases, tenía la esperanza de poder pasar más tiempo con su padre. Obviamente se equivocó. Bajo la miraba entristecido por este nuevo descubrimiento, habían pasado dos semanas desde que llegaron a esa nueva residencia y no existía ningún signo que indicara que su padre modificaría su rutina para quedarse más tiempo en casa.  

Una de las sirvientas apareció dejando un plato con frutas, jugo, leche y cereal. Edd estaba sorprendido con la elección del desayuno de ese día, rápidamente noto que los empleados parecían haber aprendido sus gustos y predilección por ciertos alimentos, de algún modo esto lo hizo sentir mejor.

Termino su comida más importante del día y se dispuso a leer alguno de los gruesos tomos que tenía reservados para las vacaciones. Su rutina se centraba en dedicar varias horas de lectura, seguido de un pequeño paseo por los jardines, de preferencia en las tardes, cuando los rayos del sol no amenazaban su sensible piel. 

Se instaló en medio de la sala, junto a un grueso tomo de portada roja, que tenía como tema los conocimientos de las leyes y propiedades de los cuerpos, era increíble. Paso un largo rato antes de que Edd se percatara de los silenciosa que se encontraba la casa, por lo regular escuchaba el ir y venir de alguno de los empleados, ese inusual silencio comenzó a ponerlo nervioso, casi podía sentir sus oídos zumbar, cuando de repente un sonido seco lo sobresalto.

Dio un pequeño brinco en su lugar y  por inercia abrazando su libro con fuerza. De nuevo silencio. Edd miro en todas direcciones confundido, cuando ese extraño sonido se repitió, con cautela se puso de pie y busco el origen de aquel sonido.

Estaba de pie al final del pasillo cuando escucho una voz masculina que reía, curioso siguió el camino de regreso, parecía venir de la cocina, apretó el libro entre sus brazos una vez más, ¿sería buena idea entrar? ¿Y si la cocinera estaba ahí?  ¿Y se molestaba al verlo entrar sin su permiso?

Edd mantuvo la vista fija en la puerta de la cocina, armándose de valor y usando el libro como escudo, por si acaso, se adelantó y con cuidado se aventuró a entrar, no quería llamar la atención de la cocinera y ganarse una reprimenda.

Lo que vio, no sabría cómo describirlo.

Un chico alto estaba de espaldas junto a una gran mesa, en sus manos tenia lo que parecían ser vegetales con los cuales jugaba, haciendo voces graciosas y ruditos extraños, entre risas.

-Oh NO los malvados vegetales chupa cerebros volvieron por su venganza, corran, corran por sus vidas — agito sus brazos en el aire tirando en el proceso una de las sartenes a su lado, Edd reconoció ese sonido como el que había escuchado antes, miro el suelo encontrando varios utensilios de cocina tirados, confirmando así su teoría.  

En se momento sintió la mirada del chico descocido sobre él.

-Eres amigo de los vegetales alienígenos — pregunto con simpleza el chico alto

-¿Disculpa?

-De seguro llamaron a los refuerzos para invadir la tierra — continuo con voz alarmada

-Yo no... no creo entender a lo que te refieres

La expresión del chico alto cambio a una más seria, mirando fijamente a Edd, antes de sonreír y dejar escapar una leve risa.

-En se casó, eres de los chicos buenos - una mano fue extendida en su dirección - Hola soy Ed

-Es un gusto Ed, casualmente mi nombre también es Edd pero con dos D — explico aceptando su mano

-¿Enserio? entonces serás mi doble gemelo — exclamo feliz

-Querrás decir hermano gemelo — corrigió Edd sin poder evitarlo

-No, no puedes ser mi hermano ya tengo a Sara — aseguro

Justo cuando Edd iba a preguntar ¿Quién era Sara?, un fuerte grito resonó en la cocina, dio un salto en su lugar por la impresión, buscando con la mirada de dónde provenía ese grito.  

­-¡¡ED!! EN DONDE RAYOS ESTAS

Por la puerta trasera que daba al patio, apareció una pequeña de cabello pelirrojo.

-ED, mamá te está buscando, deja ya de perder el tiempo — exclamo una vez más

-Hola Sara, mira este es mi nuevo amigo gemelo — expresó feliz Ed

-Amigo gemelo — repito Sara confundida

Fue entonces que la pequeña niña centro su mirada en Edd, tras contemplar por unos segundos su cara se tornó roja de vergüenza  

-Saludos — dijo educado a la recién llegada — Permíteme presentarme correctamente mi nombre es...

Para su sorpresa Sara lo interrumpió -Ed le diré a mamá que estas molestando a los nuevos propietarios  — dijo antes de salir corriendo 

Bien eso no resulto como esperaba. Busco con la mirada al chico más alto en busca de respuestas y lo único que encontró fue a una gelatina de Ed temblorosa.

-Tú, tú vives aquí — pregunto nervioso — Lo siento mucho su excelencia, por favor no me corte la cabeza — grito asustado Ed, siguiendo el camino de Sara dejando la cocina a toda prisa   

Eddward se quedó con la mirada fija en la puerta por donde Sara y Ed había salido, con la confusión impresa en su rostro. Cada vez entendía menos el modo operandi de aquella casa...  

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⏰ Última actualización: Apr 14, 2015 ⏰

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