Narras tú
Amanecer dorado se replegó rápidamente para repeler la invasión.
Tú.- Vaya, resulté mas inútil de lo que imaginé... No esperaba ese ataque por la espalda.
Me encontraba herido en un callejón.
Tú.- Magia de recuperación de estrellas, meteoritos dulces.
(Meteoritos dulces: ____ crea 5 rocas que contienen azúcares con propiedades curativas, pero estos solo otorgan un alivio momentáneo, su coste de maná es bajo)
Tú.- Tengo que llegar al lugar donde están atendiendo a los heridos.
Cuando llegué a la zona donde estaban curando a los heridos vi a la misma chica con la que me topé hace aproximadamente una hora.
Tú.- Tch. Si me ve en este estado me veré ridículo ¿Por qué tenía que encontrarme a la compañera de ese sujeto tan odioso?
Decidí seguir luchando en mi estado.
Tú.- -Mis compañeros de orden están siendo atacados y derrotados por el enemigo- Tengo que ir a ayudar.
Esa era mi idea, pero para cuando llegué a ayudar un árbol gigante apareció y capturó a casi todos los enemigos.
Tú.- Vaya... me levanté por nada.
Decidí dejarme caer y desmayarme esperando que me curaran.
Al despertar estaba junto a otros caballeros mágicos, pero no veía a muchos de mi orden.
Mimosa.- (Sonriendo) Despertaste. Te curé con mi magia.
Me senté en el suelo, volteé a mi costado y estaba esa chica de Amanecer dorado con la que me topé de camino aquí.
Examiné el lugar en el que me encontraba, habían muchos civiles y caballeros mágicos.
Tú.- -Los curó a todos ella sola- Gracias.
Era humillante.
Después de como me comporté cuando nos encontramos en esa aldea.
Mimosa.- El reino del diamante atacó primero a los magos que les podrían haber causado mas problemas. Tu magia de estrellas es impresionante, seguro que fuiste uno de los primeros en ser herido debido a eso.
Tú.- Si... -El único día que no lo llevo conmigo me atacan por detrás- Magia de creación de estrellas, satélite.
(Satélite: El usuario crea una pequeña esfera que flota alrededor de él. Su fin es defensivo , ya que se activa si se le ataca por sorpresa, agrandándose y recibiendo el impacto del ataque, además de que el usuario puede proteger a un aliado, su coste de maná es bajo)
Mimosa.- ¿Para qué usaras ese hechizo?
Tú.- Sirve como un escudo portátil en caso de que te agarren desprevenido. Tsk, justo hoy no lo llevé.
Mimosa.- ¿Lo llevas todos los días?
Tú.- Este particularmente... NO. Este servirá como mi forma de agradecerte el haberme curado.
Mandé el satélite al costado de la chica.
Tú.- Aunque no sé si a la realeza le gustaría tener cerca el hechizo de un plebeyo.
La chica me negó con la cabeza avergonzada.
Mimosa.- No me importa si eres plebeyo o no. Te agradezco el... detalle.
Me levanté con la intención de irme con mis compañeros de orden.
El rey mago había pedido que envíen caballeros mágicos a Kiten, pero nunca nos avisaron que vendría todo el Amanecer dorado en persona.
Quería estar en mi base para poder echarme en cama y dormir durante un par de días, pero Kaiser me mandó a la frontera de Kiten.
Luego de que el capitán Gueldre sea retirado de su cargo el rey mago nos visitó personalmente y escogió a los caballeros que el consideraba aptos para el puesto de capitán.
El candidato por excelencia hubiera sido Xerx-san, pero no se encontraba en la base, pues estaba en la frontera comandando la defensa.
Me sorprendió que Kaiser de entre todos asumiera el cargo de capitán, a él no le gusta esa clase de posiciones llamativas.
El capitán Gueldre nunca había interactuado tan directamente con los miembros de las Orcas púrpuras, pero Kaiser, perdón... el capitán Kaiser se mostró mas abierto a hablar con nosotros.
Ciertamente era algo obvio, ya que había luchado a nuestro lado en varias ocasiones y habíamos convivido mucho tiempo.
Si me lo hubiera mandado el capitán Gueldre probablemente no hubiera venido a la frontera. Solo lo hice porque el capitán Kaiser me lo pidió.
[...]
Cuando regresamos a la base me tiré en el primer sofá que encontré.
Este no había sido mi día.
Fran.- Ánimo, ____-senpai. A ti te atacaron primero porque te consideraron una amenaza.
Tú.- Hoy siento que fui un inútil.
Gaston.- Ciertamente.
Volteé a ver molesto a Gaston-senpai.
Tú.- Dices mucha mierda últimamente, Gaston-senpai.
Gaston.- ¿Eso crees? Fuiste descuidado al no llevar contigo tu satélite.
Escondí mi rostro en el sillón.
Tú.- Ya me lo repetí varias veces yo mismo, no tienes porque decirlo tú.
Habíamos regresado junto a otros miembros de nuestra orden.
Había escuchado a muchos hablando de como me dejé derrotar de un golpe.
A algunos no les agradó cuando llegué a Caballero mágico intermedio, pues casi todos mis superiores están estancados en caballero mágico intermedio.
Que un chico de 19 años que apenas lleva tres años en la orden les alcance me imagino que no les deja muy bien parados frente a los superiores de otras órdenes.
Como ya no tenía nada que hacer y mi misión de ese día ya había acabado podía descansar o salir a la ciudad.
Tú.- Cierto... Podría ir y molestarla.