Dulce

Capítulo 7

POV de Jennie

El resto de la semana ha ido bastante bien. Me alegré de que Lisa hablara conmigo, ella también comenzó a hacer bollos de canela nuevamente.

Se ha convertido en una amiga muy cercana y yo valoraba la relación que teníamos y quería tener cuidado de no volver a lastimarla.

Era nuestro tiempo de descanso y decidí dar un paseo por la cuadra para tomar un café que lo necesitaba mucho.

Al pasar por la cocina veo a Lisa pensativa, me preguntaba qué estaba pasando por esa linda cabecita suya.

"Lisa, estoy a punto de caminar y tomar un café, ¿quieres venir conmigo?" Yo ofrecí.

Ella sonríe. "Claro, déjame tomar algo de dinero".

"No, está bien, es por mi cuenta". Dije.

"Jennie, no tienes que-" la interrumpí.

"Es solo una taza de café Lisa, vamos". Dije y ella me siguió fuera de la panadería.

Caminamos hacia el café en silencio, pero no estuvo mal, ambos estábamos tratando de recuperar el rumbo.

"Lamento estar tan callada, pero las cosas parecen un poco diferentes entre nosotras ahora". Lisa dice.

"Bueno, tú fuiste quien me besó". Bromeé.

Ella ríe. "Cállate, dijiste que te gustaba.

Le sonrío. "Ves que ya no es tan raro, ¿verdad? No quiero que sea raro entre nosotras".

"Tienes razón, ¿vas a hacer algo esta noche?" Ella preguntó.

"Bueno, es la noche de Jungkook con los chicos, no los tendré hasta más tarde, así que estoy libre hasta las ocho". Dije.

"¿Te gustaría pasar el rato conmigo después del trabajo?" Ella sugirió.

"Seguro, ¿qué tienes en mente?" Dije abriendo la puerta del café al que finalmente llegamos.

Ella entra y yo la sigo.

Ella solo me da una sonrisa. "Es una sorpresa." Ella dice.

Levanté mis cejas. "Oh, una sorpresa, no me va muy bien con esos". Bromeé.

"Confía en mí, está bien". Ella continuó con esa increíble sonrisa.

No podía decirle que no. "Claro, pero recuerda que tengo dos hijos y me extrañarán cuando me haya ido". bromeé.

Ella ríe. "Cállate Jennie y cómprame ese maldito café que prometiste".

"Pequeña luchadora tailandesa eres ahora". Continué con las burlas.

"No creo que pueda manejarte". Ella se rió.

Le doy una mirada de reojo. "¿Quién puede decir cuánto puedes manejar?" Dije sin buscar una respuesta, pero su rostro lo decía todo.

Lisa y yo continuamos con nuestras bromas una vez que compré el café y regresamos a la panadería.

----------

El día de trabajo estaba llegando a su fin y estaba terminando con todos los clientes de última hora cuando escucho que suena el timbre señalando otro.

Miré hacia arriba para ver a la florista, la misma florista que estaba en la fiesta con Lisa que la besó.

No le pregunté a Lisa sobre eso porque no quería parecer entrometida, pero me preocupaba por ellas si había un ellas.