Prólogo

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Los extensos y poblados cuerpos de gas en el cielo obstruían el resplandor de las mañaneras luces que la gran estrella del día emanaba.

El parloteo de las aves bailaban sobre las hojas de los árboles que se meneaban de un lado a otro conducidas por la frialdad del viento, las delgadas y viejas cortinas blancas fluían al compás de el, entrando las bajas temperaturas hasta su habitación.

Provocando que un escalofrío corriera a través de todo su cuerpo, empezando por sus pies desnudos subiendo hacia sus descuidados pelos castaños los cuales descansaban en el ruidoso y antiguo colchón.

Un sentimiento de incomodidad se apoderó del su adormecido cuerpo,  obligando a despertar poco a poco destapando ambos ojos, una visión borrosa le dio el despertar haciendo que con una mano tallara su rostro en un pobre intento de despabilar. 

Su débil cuerpo se levantó escabulléndose y liberándose del cálido abrazo de sus colchas, la sensación fría seguía presente en el teniendo como en consecuencia que bruscamente tirará su cuerpo hacia atrás buscando escapar del frío.

"¡George prepara tus maletas en cinco minutos salimos!" la voz femenina de su mamá retumbó por toda la casa.

"¡Solo déjenme dormir un poco más!" sacó su cabeza por un costado de la cama destapándola permitiendo que su voz llegará hasta ella.

"¡En cinco minutos nos vamos con o sin tus cosas!"

Con un quejido se puso rápidamente de pie, sus pies tocaron el frío piso y su mirada se perdió entre el arbolado del exterior de su casa. Su cabeza apenas comenzaba a ponerse en marcha cayendo en cuenta que de verdad necesitaba apresurarse.

Internamente se negaba en dejar todo atrás, dejar todo atrás significaría volver a quedarse solo, todo lo que había conseguido se esfumaría de un día para otro, un comienzo totalmente desde cero y nuevo, cosa que raramente amaba pero detestaba a la vez, pero ni el tiempo ni la vida lo esperaría, con un suspiro afrontó lo inevitable.

Con la mirada analizó todas las cajas a medio empacar que dejó la noche anterior, notas como "ropa", "libros" y "juguetes " colgaban de ellas, gracias a su pereza e irresponsabilidad se dio una cachetada mentalmente, lamentó el instante en que decidió hacerlo todo por ultimo momento.

Acompañado del silencioso clima, caminó por el anticuado suelo de madera mientras rechinaba cayendo polvo al ritmo de las pisadas de George, abrió la puerta de su habitación dirigiéndose a su baño, caminando por el pasillo que conectaba con las escaleras.

"Por favor Isabella, son puros inventos de viejos residentes de la casa, no hay nada de que preocuparnos", el padre de george habló

George paró su caminata al escuchar su conversación, bajó silenciosamente algunos escalones, con la esperanza de poder satisfacer su curiosidad.

"Ya sabes, típicas leyendas inventadas por el loco de la colonia y que son esparcidas por los adolescentes"

"Lo sé lo sé, pero de todos modo es algo que me molesta" al terminar su oración las palabras que seguían soltando fueron inaudibles para sus oídos, en cambio escuchó pasos alejándose de él, dando como entendido que estaban subiendo las cajas y maletas al auto.

Retomó su dirección original hacia su baño, subió brincando los escalones trotando hacia su baño, rápidamente tomó su cepillo de dientes y le colocó pasta, después de mojarlo se cepilló los dientes bruscamente, tomó un poco de enjuague dental y lo escupió, juntó sus manos reuniendo agua, agua la cual tiró hacia su rostro limpiándolo descuidadamente.

Con las manos mojadas peinó su cabello mientras salía del baño dirección hacia su habitación. Al entrar a ella, las mismas cajas polvorientas lo recibieron, haciendo que soltará un fuerte quejido.

"Aghhh, que sueño"

Finalmente puso manos a la obra, caminó hacia su armario tomando un cambio casual, una camiseta negra con botones, unos pantalones de mezclilla grises junto a un par de vans. Después de estar presentable, tomó de su estantería algunos libros de importancia, dejando algunos otros que no necesitaba y preferiría que los nuevos inquilinos se los quedaran.

Al terminar de empacar sus grandes pilas de libros, cerró y selló la primera caja, paseó su mirada recorriendo toda su habitación de nuevo, dirigiéndose hacia su cama donde descansaba su peluche, un perro café pequeño y viejo, a pesar de su antigüedad, le tenía un gran aprecio emocional ya que fue el regalo de su difunta abuela cuando cumplió 5 años, objeto que todavía valora y usa a pesar de tener 18 años.

Junto a su muñeco, guardó su manta y almohada en la caja de juguetes, la cual estaba casi vacía, en excepción de algunas cajas de legos y juegos de mesa como Jenga y Monopoly.

Recogió algunas prendas de ropa que estaban en el piso y en sus cajones, doblándolas y echándolas en su respectiva caja.

Al terminar con todas sus cajas pendientes, tomó su celular que descansaba en su mesilla de noche para guardarlo en su pequeña mochila negra, junto a su cargador y audífonos para tirarlos descuidadamente dentro de ella, la colgó en su espalda y rápidamente tomó las tres cajas apilándolas una sobre la otra, tomando y cargando la de hasta abajo.

Caminó cuidadosamente hacia las escaleras esquivando cualquier obstáculo, cada vez que pisaba un escalón hacia abajo un crujido se escuchaba bajo sus pies.

"Los nuevos inquilinos tendrán que remodelar esta choza" bromeó para si mismo.

Al estar abajó, vió como su padre le daba los últimos toques de limpieza a su casa, sacudiendo las ventanas y limpiándolas con un viejo trapo.

"Oh buenos días George, estamos por irnos, desayunaremos en carretera pero aún así toma una fruta para amortiguar el hambre"

"Buenos días, claro" dejó las cajas cerca de la puerta y se dirigió a la cocina, donde tomó una manzana verde y la mordió.

"Buenos días George, ¿listo para irnos?" su madre entró a la cocina por detrás de el, haciendo que bruscamente volteara su cuerpo hacia ella.

"U-uhm, si si, me asustaste" golpeó su pecho mientras tosía, intentando regular su respiración.

"Lo siento, ven y ayúdame a subir tus cajas por favor" su madre rió levemente y salió de la cocina, haciendo que George la siguiera aún con la manzana en mano.

"Uno...dos...tres" George y su madre terminaron de subir las cajas, justo cuando su padre terminó de darle limpieza a la casa.

"Bueno, ahora si es un adiós" su padre salió de su casa cerrando la puerta y bajando unos pequeños escalones que tenía.

George cerró la cajuela y el trío subió al carro poniéndolo en marcha, la familia se preparó para partir colocándose el cinturón y acomodándose en sus asientos.

Recargó su pelo castaño sobre la ventana, apreciando por última vez aquella casa que lo había acompañado toda su infancia y parte de su adolescencia, dejando atrás recuerdos y paredes que fueron testigos de su vida.

Sacó sus audífonos y los conectó a su celular, preparándose para el largo camino que le esperaba.

Sin que lo tuviera en mente, un nuevo comienzo en la vida de george estaba por ser escrito.

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Ojos cafés y verdes botón | DNF | DreamNotFoundDonde viven las historias. Descúbrelo ahora