One Shots || Historias breves de Aidan Gallagher
Aquí habrán muchas historias llenas de un mundo con muchas posibilidades
Se prohíben las adaptaciones o copias de mis one shots. Son completamente mías.
Inhale la delgada línea de polvo blanco con ayuda de un billete de 100 dólares. Cerré los ojos y dejé que aquel polvo haga efecto.
Drogarse no era algo que me enorgullecía mucho pero, era la única forma de salir de la extrañaba y triste vida. Di un pequeño salto cuando escuche la puerta principal del baño abrirse. Limpie todo con las manga de mi sudadera y tire del escusado.
Sentía el sudor en mi frente y espalda, era algo normal que hacía después de inhalar la droga. Abrí la puerta y salir del baño, tropezando con las cordones de mis converse desgastadas.
–¿Buen Polvo?– Pregunto Aidan poniendo un brazo al rededor de mis hombros.
–No estuvo mal.
–Hoy en mi casa a las seis– Me aviso y me dejo atrás para irse con sus amigos.
–Como digas– Musité.
Me dirigí a mi salón preparándome para una hora completa de Geografía.
•••
Su habitación solo se escuchaba mis gemidos y la tarima de la cama moverse, olía a Marihuana y alcohol.
–Eres muy ruidosa.– Aidan puso su mano encima de mi boca ahogando mis gemidos, comenzaba a moverse más rápido llegando a mi punto dulce.
Mordí la palma de su mano haciendo que alejara su mano sacando un quejido.
–Déjame montarte.– Hable ahogando mis gemidos. Agarro mi cintura y nos cambio de posición, ahora yo estaba encima de él.
Tome el cigarro que estaba entre sus dedos, me lo lleve a la boca e hice una calada y comencé a moverse en círculos.
–Más rápido– Me ordenó.
Solté el humo y comencé a saltar. Sus manos tomaron mi cintura y yo eché mi cabeza hacia atrás.
–Voy a Llegar– No lo haría, deje de moverme y sonreí aun con el cigarro en mis dedos.
–¿Que Carajos Haces?– Preguntó mientras trataba de calmar su respiración.
–Trátame bien y te trataré mejor.– Apague el cigarro en su mesita de noche. Comenzó a reírse y a tensar la mandíbula, estaba enojado.
–¿Ahora que? Déjame terminar y hablaremos.
–Si tú me tratas como un juego yo te mostrare como se juega.– Sali de el y comencé a buscar mi ropa.
–No me puedes dejar así.– Señaló su erección.
–Me importa una mierda.– Me vestí lo más rápido posible. Agarre mis zapatillas en mis manos y me dirigí a su puerta.
Agarre la manija de la puerta y sentí que me acorralaba contra la pared.
–Habla.– Me dijo seriamente.
–No tiene caso.
–Habla de una puta vez.
–Maldita sea ¡Estoy jodidamente enamorada de ti!. Pero, estoy cansada que me trates como tu maldita muñeca.
–Desde un principio te dije que sólo sería Sexo, no es mi culpa que te hayas enamorado de mi.– Toda mi furia salió cuando le di una cachetada en la mejilla, mi mano picaba, pronto comenzaría a arderme.
–Eres un estupido infeliz. – Sali de su departamento tirando la puerta.
Sentí el frío viento respire hondo y saque la bolsita con pastillas de mi pantalón, saque dos y me las puse debajo de la lengua.
Ese día me había matado de cuatro formas distintas.
Había Tomado, Fumado, Drogado y me había enamorado.
Me daba igual, Cada quien se mataba a su manera.
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Esto lo tengo en borradores desde el año pasado y no me animaba a subirlo pero, aquí está.
No acostumbro a escribir esto pero me lo invidente en una noche que no podía dormir.
Espero les haya gustado, perdón por las fallas ortográficas.
