Dónde el deseo es posible para reeconsiliarnos en un amanecer dónde los primeros carros empiezan a despertar y los gallos cantan un nuevo día...No se que pasa, ya nisiquiera tiene sentido preguntarte si en algún momento te fuiste, si eras tú la que golpeaba la puerta al salir mientras yo resbalaba hacía la oscuridad de los sueños y a lo mejor es por eso que prefiero tocarte, no porque dude que te encuentras a mi lado ya que probablemente en ningún momento las e fuiste de la cama y seguramente solo fue el viento nocturno quein golpeó la puerta y la cerro de golpe al mismo tiempo que yo soñé que te ibas , y tú creyéndome despierto me gritabas tu amenaza desde los pieceros de la cama, pero no es por eso que te toco. En la penumbra de la madrugada es acojedor pasar mi mano por tu hombro que me rechaza y como la sábana te cubre de sintura para abajo, no hago más que subir mi mano para acariciar tu cuello causando que tú sintura se arquee mientras emites una queja negandote suavemente... Pero los dos conocemos demaciado bien este juego en que luego de que finges abandonarme tu cuerpo se une al mío a tal punto que somos una misma cosa luchando bajo las sábanas como arañas en una esquina y después de que la sábana deja de cubrirte, nos encontramos desnudos y ahora es el amanecer quien nos arropa para reconsiliarnos en un solo cuerpo tembloroso. Abres como en un relámpago tus muslos para luego cerrar sus tenazas como si quisieras separar de mi mismo y tengo que dominarte lentamente como ya sabes que lo hago siempre, sin hacerte daño voy tomando tu espalda y tus brazos para lograr alcanzarte un placer de hojos abiertos y ahora hacemos profundas burbujas con que salen de nuestros movimientos lentos, mi mano haciendo hasta tu cara, acaricio tu pelo en la almoada y antes de resbalar a tu lado, se que acaban de sacarte del agua demasiado tarde y que en lugar de estar en mi cama. Ahora descansar sobre las piedras del muelle rodeada de voces y boca arriba con tu pelo empapado y tus hojos abiertos.