Parte 1

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Te amo. Adiós, Dean.

Esas últimas palabras aún daban vueltas en la cabeza de Dean, sin importar cuántas botellas haya bebido. Una, tres, seis, nada era suficiente para borrarle esa desesperación. Esa impotencia de ver cómo los mapuches se llevaban amarrado a un canelo al hombre que tanto lo acompañó. El hombre que siempre lo apoyó. El que siempre le chupaba el pico (entiéndase en el sentido de lamebotas, además del denotativo) pero por sobre todo, el hombre que más lo amaba. (Recíproco solo en español)

Sus sentidos, opacados por el daño que se estaba auto-realizando, no lograron advertirle de los pasos que bajaban la escalera.

-Dean, ya han sido 69 días de verte botella tras botella. ¿No crees que es hora de superarlo?- preguntó Sam, con una voz temblorosa, sin estar seguro de cómo reaccionaría su hermano.

-Sam, no. Ve con tus mierdas mamonas esas de "superar cosas"  con Eileen y déjamwe terminar esta belleza.

-Estás apuntando a una hormiga.

-Sí. No. No sé. No.

Había perdido total capacidad de raciocinio a estas alturas.

-Mira, no creo que deba hacer esto, pero Eileen me dice que debería. -Sam inhala fuerte y exhala- Tenemos un caso en [inserte ciudad quemada de la araucania aka cualquiera) y que-

-Vamos.

-Dean, ¿Estás seguro? No sabemos si Kast sigue con vida o siquiera si está en el mismo lugar.

-Confio en él. Si puede hacer creer a medio país que es una buena persons, confío que es lo suficientemente inteligente como para seguir con vida.

Se levantó de golpe, una bastante mala idea teniendo en cuenta su actual situación

Te amo más que al laurel [DeanKast] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora