A La Vuelta De La Esquina

1- La esquina

Era uno de eso días lluviosos mientras que yo seguía sentada en un banco con un suéter de mangas largas negras y unos jeans y zapatillas del mismo color con mis audífonos puestos mientras escuchaba a Imagine Dragons.

Las gotas de agua recorrían todo mi cuerpo, estaba empapada pero igual a mi no me importaba me encontraba en un lugar tranquila, me gustaba estar en la soledad disfrutar del silencio que brindaba esa noche y el sonido perfecto que creaban las gotas de aguas.

Me gustaba recordar cómo era mi vida antes de la que era ahora. Tenía una vida perfecta, un "novio" disque que me "amaba“ cría que todas las personas eran buenas que las personas podían cambiar hasta que me di cuenta que no y deje esa patética vida. Ahora todo en vida es completamente al revés dió un giro de 180°

Después de un rato sonó mi teléfono y recibí un mensaje de mi madre dónde me pedía que regresará a casa que era tarde. Me puse en marcha y camine hacia la esquina que se encontraba alumbrado por una lámpara vieja que no daba mucha luz.

Cuando doble sentí un impacto y caí al suelo hice una mueca de dolor cuando subí mi mirada ví a un chico alto con cabello negro un gran físico y unos llamativos ojos azules, llevaba un pullover verde oscuro y unos jeans claros.

–Mira por dónde vas niña gótica-Dijo este por primera vez solté una carcajada cínica y el me miró confuso

–Oh valla mira quién habla de niños el que dobla una esquina empuja, alguien y no es capaz ni de pedir perdón-Le dije mientras lo miraba sería y en ese momento se formó una sonrisa en su cara. 

–Ten mucho cuidado niña gótica cómo me estas hablando tú no sabes quién soy yo.-Me dijo con tono amenazante. El no sabía quién era Ana Smith pero ahora me iba a conocer.

–Escuchame muy bien tu cavernícola unga unga primero aprende a tratar a una mujer y a pedir perdón. Y no se quién eres pero tampoco me interesa.- Le mencioné furiosa y no me había dado ni cuenta que había parado de llover.

–Mira niña no soy ningún cavernícola y se más que bien como tratar a una mujer- me dijo con una  descarada–y yo princesa no pido perdón- sonrió el arrogante

–No te conozco pero estate atento a lo que te voy a decir cómo me llamo Ana Smith algún día de mi vida me vas a pedir perdón porque está no va a ser la última vez que nos veamos vas a caer a mis pies- Le dije mientras me quitaba la capucha del suéter y se ilumina mi rostro.

Nos quedamos mirándonos nuestros ojos estaban en una gran batalla durante el tiempo que nos miramos pude ver qué era un chico muy lindo y esos ojos azules que cuando los mirabas te quedabas perdida en su profundidad.

–Sueña eso princesa ya que nunca a va a pasar yo no me pongo a los pies de ninguna mujer- Dijo con mirada triunfante y dando un paso al frente quedando a milímetros de mi–ahora que te veo bien eres muy bonita niña gótica.-lo dijo mientras que me empuja contra la pared y ponía un brazo sobre mi cintura y el otro en la pared.

Estaba muy nerviosa ya que me encontraba entre la espada y la pared mejor dicho entre ese cavernícola y la pared. Cada vez se acercaba más y yo me ponía más nerviosa pero en ese momento le di una patada en su entrepierna y calló al suelo mojado sufriendo de dolor.

–Joder, princesa que fuerte pegas siento que me dejaste sin descendencia.-dijo aún con dolor en el suelo.

–Eso es para que no te vuelvas acercar a mí y para que te Dez cuenta lo rápido que terminaste bajo mis pies- Lo dije con una sonrisa triunfante y viendo cómo seguía en el suelo. Me puse mi capucha y me disponía a decirle mis últimas palabras–Cavernícola cero, niña gótica uno.-Solte una carcajada burlona mientras el se levantaba y no se cómo ni en que momento me besó
Sentía como sus labios reccorian los míos, eran suaves y adictivos no podía dejar de besarlo hay dios mío besaba como los dioses, aunque sabía que estaba mal aquello luego se separó de mí y nos miramos por unos segundos.

–Cavernícola uno y niña gótica uno empate. Espero volver a verte princesa de la oscuridad.-Me dió una leve sonrisa y luego desapareció por la misma esquina donde apareció

Llegué a mi casa y me fui acostar después del discurso de mi mamá por haber llegado tarde. Me acosté en la cama con una sonrisa boba en la cara pensando en lo que pasó en la esquina.