La vida universitaria podía llegar a ser cansada, pero si quería un buen sueldo, debería seguir estudiando a como de lugar, aunque no le apasionara la arquitectura, aunque sus ojos se cerraran por no dormir, aunque no tenia amigos, aunque se sentía solo, muy solo...
Bueno, la soledad nunca le fue un problema, más bien, le gustaba, amaba que lo vieran como un bicho raro, disfrutaba que muy poca gente se le acercara, tenía mucho tiempo para dedicarse a su verdadera pasión, la medicina, en especial, la oftalmología, en eso se gastaba sus noches, en leer cada cosa sobre este ámbito a pesar de que no sería su futura carrera.
Si le gustaba tanto la oftalmología, ¿Entonces por qué simplemente no tomaba esa carrera?, simple, sus padres lo obligaron a tomar una carrera en donde pudiera socializar, dejar atrás esa soledad que tanto amaba y así no morir en decadencia, lo cual le parecía algo patético, dejar su sueño solo porque aun no tenía como sustentarse por su cuenta, en serio odiaba a sus papás, sabía que se preocupaban por él, por el poder del amor y esas cosas que no entendía del todo, a lo único que amaba era a su gato Yeux, un lindo felino de manchas negras con blanco junto a unos hermosos ojos con heterocromía, si, definitivamente era perfecto.
Salió de su casa, tenía el cabello desarreglado porque poco le importaba como se veía, sus ojos ojerosos, una ropa ancha que por ninguna razón combinaba, oh, y unas sandalias, no tenía algún atractivo físico que lucir, así que preocuparse de ser bonito siendo consciente de que era feo, una perdida de tiempo.
Espero pacientemente el autobús, revisando su celular en busca de algo interesante, unos minutos después, el famoso transporte llego para llevárselo a la universidad, a su tortura, se dirigió a uno de los asientos del fondo, junto a la ventana, así podría ver el camino hacia aquel lugar.
Cuando llegó al fin al campus, caminó a paso rápido hacia su salón de clase, en unos momentos empezaría su clase de diseño arquitectónico, por lo que quería evitarse otra falta, podría agregar "ser el centro de atención" a su lista de las cosas que no le gustaban.
Al pisar el salón, se colocó en modo automático, era su forma de sobrellevar las cosas, ignorando el mundo a su al rededor para concentrarse en sus pensamientos, como que desearía poder llevar a su gato a la universidad, o si dejo la estufa encendida, o si tal vez debería ordenar algo para la cena en lugar de hacer comida, cosas así para pasar el tiempo en lo que estaría en ese lugar.
- Oye... ¿Te llamas Alek, verdad? - En la ultima clase, por alguna razón, una chica se acercó a hablarle, eso lo sorprendía en cantidad, se fijaron en él - Si - respondió, cuando alguien se acercaba a hablarle, ¿que debía decir? tenía una nula experiencia en las relaciones humanas, - Mi nombre es Catherine, es sobre el proyecto de urbanismo, nos tocó juntos, así que pensé que podríamos ir a la biblioteca y hacerlo, si es que no tienes planes, claro - Le sonrió amablemente la chica, y solo podía pensar, ¿Trabajar en la biblioteca? ¿Quién hace eso? ¿Acaso era una de esas películas clichés donde la chica tímida se acercaba al sin amigos? era gracioso pensarlo de esa forma, considerando que sus gustos estaban derivados a otro lado, - Está bien - suspiró resignado, bueno, no es como que tuviera algo mejor que hacer.
Siguió a la chica hacia la biblioteca, trataría de que terminaran el trabajo lo más rápido posible para irse a casa, tenía planeado re acomodar su colección, limpiar el estante, ordenar pizza para la cena y continuar con sus investigaciones sobre la vista.
El tiempo paso rápido, al menos Catherine era una buena estudiante, le evitaba la molestia de realizar todo el trabajo por su cuenta, urbanismo era uno de sus fuertes, entre los dos hicieron de ese pequeño encuentro algo medianamente agradable.
Al terminar, la castaña se retiro a su casa, después de todo, empezaba a caer la noche, y la universidad no se encontraba en el barrio más seguro que digamos, por lo que volvió a encontrarse en soledad, al menos le agradecía enseñarle la biblioteca, no tenia ni idea que había algo así dentro de la institución, siempre le pareció un edificio muy aburrido, se daría el lujo de llevarse algún libro del lugar, estaba entre llevarse una novela ligera o algo que lo ayudará con su investigación, al final, decidió por ambos, sería interesante tener una nueva ocupación como lo era leer una historia ficticia que subiera sus expectativas.
Para cuando se dio cuenta, se encontraba recorriendo los pasillos de la extensa biblioteca, primero tomó algunos libros para su investigación, y después fue hacia los de suspenso, los libros de investigación de algún crimen con el plus de un romance siempre le eran entretenidos, también, era de la clase de persona que buscaba deducir quien había matado al sujeto antes de que se acabara el libro, si lograba deducirlo, entonces pensaba "yo podría hacerlo mejor" para proceder con otro libro que si le presentara un desafío.
Acomodó su propia mata de cabello negro, con el objetivo de dirigirse hacia donde se supone debía retirar los libros, al llegar, colocó las siete obras en sus manos en la mesa de recepción, después, sacó su carnet estudiantil con el que le darían el permiso de tomar los textos temporalmente, pero en ese momento, se percató del chico que lo estaba atendiendo, sintió su corazón acelerarse al ver aquellos ojos de color verde menta, un verdadero espectáculo a su parecer, eran realmente hermosos.
- Hola, ¿Alek? - hablo dulcemente el rubio detrás de la mesa de recepción, leyendo el carnet estudiantil que le había entregado, - Em - se quedó sin ideas de que decir, momentos en los que odiaba su nula capacidad social, - ¿Vas a llevar estos libros, no? - siguió hablando con calma el contrario, mirando uno por uno los textos, deteniéndose a analizar unos segundos los de medicina, - Oh, ¿Eres del curso de medicina? ¿Por qué nunca te había visto?- Parecía alguien amigable, pero también, podía percibir esos rastros de coquetería en su hablar, suponía que era porque era una persona atrevida, nunca fue bueno comprendiendo el famoso lenguaje corporal de la gente, - Yo no estudio medicina, solo es un hobbie - desvió la vista de aquellos ojos menta que le recordaban a unas gemas, sintió deseo, mucho deseó con solo verlos por unos segundos, - Tiene unos hobbies muy peculiares, señorito, jaja, me llamo Sam - trataba de analizar la situación, un chico atractivo con esos tan espectaculares ojos se estaba fijando en su existencia, "El paraíso".
Trataba de que sus mejillas no se colorarán más con cada palabra que compartía con aquel joven, era el momento de sus sueños, nunca había sentido tantas emociones juntas, haría que esa dulce mirada fuera suya, en definitiva, por su cabeza pasaron mil formas de lograrlo, todas sonaban tan bien, pronto podría estallar, el calor en su cuerpo era demasiado fuerte para soportarlo.
El chico se ofreció amablemente a llevarlo a casa, aceptó sin pensarlo, "Sam" tenía unos de esos carros caros, de ultimo modelo, por lo que podía deducir dos cosas, o provenía de una familia con una buena estabilidad económica, o, era uno de esos chicos que había conseguido una fuente de ingresos alta a su corta edad, también, descubrió varias cosas, como que él estudiaba odontología, tenía 21,trabajaba en la biblioteca como un pasatiempo, era fan de las bandas de rock y que le gustaban los reality shows por la forma que tenían de exagerar las cosas, anotó cada detalle que pudo recibir del rubio en su cerebro, sería información útil para lo que tenía planeado.
Sam se fue unos minutos luego de dejarlo en la entrada de su casa, no le invitaría a pasar, al menos no momentáneamente, sacó con sus manos temblorosas las llaves de su hogar, entrando desesperado, con las piernas temblorosas por calentura, se dejó caer al suelo, jadeando mientras pensaba en ese chico, su corazón aun se mantenía acelerado como al momento de verlo.
Se levantó de forma tosca del suelo, se limpió la ropa para posteriormente, ir a acariciar a su gato y a tirarse en la cama, empezó a reír, estaba totalmente enamorado de los ojos de ese chico, si, se verían perfectos en su repisa junto a los demás ojos de su colección, de solo pensarlo se excitaba más, tenía todo tipo de ojos, desde marrones a grises, pero nunca había visto unas perlas como lo eran aquellos profundos ojos verde menta, serían la cereza que le faltaba a su bonita colección de recuerdos de cada una de las personas a las que les había arrebatado la vista para estudiar a profundidad su vocación.
- Jaja - Abrazó a su gato, muy emocionado, ya tenía planeado el frasco en donde iba a meter los ojos del chico, también, esperaba poder quedarse con algo de su sangre, sería un complemento perfecto para el té que tomaba cada mañana antes de irse a la universidad.