𝑩𝒐𝒌𝒖 𝑵𝒐 𝑯𝒆𝒓𝒐 - 𝑶𝒏𝒆-𝒔𝒉𝒐𝒕'𝒔

¡Aquí está tu chico gamer!

Personaje: Shoto Todoroki.

Resumen: Shoto gusta de ti. No sabe cómo, ni mucho menos sabe cuándo pasó. Así que, empieza un viaje para saber cómo ganarse tu corazón.

Nota: el género del lector no se dice, para mayor comodidad.

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—¿Y a ti como te gustan los chicos? —te preguntó Mina, recargándose en la mesa de tu asiento—. ¡Vamos! ¿Por qué no suelta la sopa?

Reiste de forma nerviosa, dejando de lado el lápiz que usabas para seguir con tu tarea. Bueno, no es como si la hicieras de buena gana. Estabas buscando cualquier excusa para no hacerla y procrastinar.

¡Procrastinar hasta que las consecuencias de tu flojera te alcanzen!

—¿Por qué debería? —dijiste—. Oh, no creo que sea de su interés.

Posaste tu mano en tu frente de forma dramática.

—¡Oh, por favor, iluminame con tu sabiduría! —te siguió el juego la chica rosada—. ¡No me dejes ser una ignorante!

Reiste, negando con la cabeza. Una vez más, confirmabas que Mina era la mejor chica.

—bueno, mis gustos en físico ya lo sabes —moviste tu mano, restándole importancia—. ¡Peroooo! ¡En personalidad es otra cosa!

Te alzaste de tu asiento, acercando tu rostro al de Mina, a una distancia prudente.

—¡Amo a los chicos gamer!

Un chico estaba escuchando su conversación perfectamente desde su asiento. Fingía que hacía la tarea para disimular que estaba de chismoso escuchando una conversación ajena.

¡Pero hablaba de la persona que amaba! Así que estaba bien, ¿no?

Mentira, él mismo sabía que estaba mal.

Obviando eso, se centró en un gusto en especifico. "Chicos gamer", ¿qué era eso? ¿Era una moda o algo así?

No se iba a quedar con la duda, estaba dispuesto a todo con tal de ser de tu aprecio. Quería ganarse tu corazón.

Sonreiste, juntando tus manos.

—bueno, también me gustan de otro modo.

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Misión: ganarse tu corazón.

—oye, Midoriya.

No lo podían culpar, no tenía muchas referencias en cuando a amor se trataba. Bakugou probablemente lo mandaría a comer mierda, es demasiado cohibido para preguntarle a las chicas y chicos por igual.

Endeavor no entraba en el tema.

Su única opción era Izuku Midoriya. Alguien igual, o peor que él en el tema del amor.

—¿Qué pasa, Todoroki-kun? —cuestionó, dejando de lado su libro. Aún en el descanso, no dejaba la fascinación por los héroes.

El Todoroki alzó su teléfono, casi restregándole la pantalla al pecoso. El cual, se exaltó por esa abrupta acción.

Obstáculo: no tenía ni idea de cómo hacerlo.

—enséñame a jugar Minecraft.

En su larga y profunda búsqueda de cinco minutos sobre que era ser un chico gamer, encontró que ese término se refería a las personas que jugaban videojuegos, y, mostraban un interés en estos.

Cuando buscó videojuegos, el que menos complicado y sangriento se veía era Minecraft, así que lo descargó, y hasta se hizo una skin con ayuda de los artículos que había leído.

Uno enamorado, se esmera más es tratar de impresionar a su enamoramiento que en la tarea.

—¿Minecraft? —el pecoso sudó, ¿acaso Todoroki ya sabía que él lo jugaba? ¡No, pero si lo tenía bien oculto!—. ¿Acaso no lo sabes jugar?

En cuanto el mayor negó, los ojos de Izuku se iluminaron, y toda acción de tratar de ocultar su pasión por aquel juego de cubitos, se fue al caño.

—¡Entonces yo te enseño! —exclamó animado.

Objetivo: ser tu pareja.

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Después de una ardua clase de casi una hora sobre como usar Minecraft, como sobrevivir en el modo supervivencia, y las quejas de Izuku sobre que los Creepers tenían demasiado poder, Shoto Todoroki, oficialmente...

Le sabía al Minecraft.

Orgulloso por su aprendizaje, se acercó a ti, tocando tu hombro. Mientras comías como si fuera tu última cena. Parecías un pozo sin fondo.

Tu mirada se dirigió a el chico que te había tocado justo cuando habías eructado, tornando tu rostro rojo por la pena. Tomaste una servilleta para limpiar tus labios, tomando una postura refinada.

—..., Tú no viste nada —le dijiste.

—¿Quieres jugar Minecraft conmigo? —propuso, acercándote su celular—. Puedes estar en paz, yo te cuidaré de los Creepers.

Esas malditas cosas le habían destruido su casa más de tres veces.

Tus ojos se iluminaron ante la propuesta del chico—. ¡Claro que sí! ¡Siéntate conmigo!

Acércaste su banca a la tuya, sacaste tu celular también, empezando por cargar tu mundo.

El silencio reinó en su burbuja, Shoto no hablaba por pena, y tú no decías nada por estar configurando tu mundo.

Hasta que abriste la boca, y la primera oración que salió, le dió un golpe en el corazón a Shoto.

—sabes, ya se que escuchaste mi conversación —dijiste, sin mirar al Todoroki.

El corazón del bicolor martilleó contra su pecho, nervioso. Aún así, no dejo de jugar, ingresando a tu mundo.

—también se que le pediste ayuda a Izuku. No son disimulados. Deberías de bajarle el sonido a tu celular —reiste.

—es una mala costumbre que tengo —respondió, algo cohibido por tu "ataque" verbal—. ¿A qué viene eso?

Estabas haciendo una casa en el primer lugar que viste, mientras veías como el skin del contrario no se movía de su lugar.

—no necesitas ser un chico gamer para gustarme.

No dejaste que respondiera.

—no necesitas cumplir todo lo que me gusta, Shoto.

—tú eres perfecto, así como eres.

—me gustas siendo tú, Shoto Todoroki. Jugador de Minecraft.

— tu dedicación a aprender algo que me gusta es tan linda. Así que quiero devolverte el favor.

Fue cuando finalmente lo miraste, apoyando tus palmas en tus mejillas.

—¿Y a ti, como te gustan las chicas?

Misión: ganarse su corazón.

Obstáculo: ninguno.

Objetivo: ganado.

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—¿Cómo te gustan los chicos? —preguntó Mina nuevamente. Parecía que se le había reseteado la memoria.

—¿Otra vez? —gimoteaste, dejando tu celular de lado—. Ya te dije, me gustan los chicos gamers.

Shoto se acercó a ti, tocando tu hombro. Era una rara mania que había adoptado.

—oye, ¿sabes si-

—pero me gusta más que no sepan cómo construir una casa en Minecraft.

Y el bicolor, captó esa indirecta.

—me prende.

Y Mina supo que por fin habían tenido un avance.