『𝐓𝐊 』 ︳❝El síndrome de Estocolmo es un trastorno psicológico con la cual se describe un sentimiento y sensación errónea de atracción y amor que es desarrollado de una víctima o rehén hacia su captor❞
Jungkook había recibido una nota que contenía...
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Jeon Jungkook, un chico doncel, con 24 años, una vida de soltero envidiable, y embarazado.
Todo en su vida era bastante perfecto, a excepción de que estaba embarazado.
Y más si ese puño de células en desarrollo por ser una vida eran de nada más y nadie menos que de su captor, Kim Taehyung.
Cuatro meses atrás
Jungkook había recibido una nota, estaba en su buzón de correos, que casi nunca usaba, mas que para paquetería.
Aquella nota tenía escrita una dirección y una hora:
Centro de Seúl, lado oeste, 6:27 antes meridiano.
VEN SOLO.
Mientras Jungkook leía esto, se encontraba en su departamento junto con su prometido, Han Jisung.
Después de haberla leído, se miró de frente con los ojos de Han por unos minutos.
—¿Qué hago?—dijo Jungkook muy preocupado y con el pulso de su palpitar débil.
—Le diré a Félix y a HyunJin, no quiero que te pase nada amor, lo sabes perfectamente—dijo Han con un tono calmado, intentando conseguir el mismo efecto en Jungkook, quien estaba pálido por la impresión de aquel mensaje.
—¿Podría ser...?—quiso decir, pero fue interrumpido por Han.
—No lo menciones, no quiero que te ponga un sólo dedo encima, sabes lo peligroso que es ese lugar, y sabes perfectamente que Taehyung es uno de los extorsionadores más buscados.
Taehyung, Kim Taehyung, de tan sólo escuchar su nombre ser pronunciado por cualquier persona, a Jungkook se le erizaba la piel.
Aquel hombre que alguna vez conoció cuando eran niños, jamás se imaginó que terminaría siendo un criminal, un asesino, extorsionador, y más que nada, un maldito secuestrador que abusa sexual y psicológicamente de sus víctimas
—No quiero que vayas, Koo, eres lo más preciado que tengo, y no quiero que te pase algo malo, ¿entiendes? Así que por eso, le diré a HyunJin para que investigue, y a Félix para que te dé protección.
—Jisung, pero quiero averiguar qué es lo que quiere de mi, si puedo ayudarlo, y si no, pues simple, me voy de ese lugar.
Afirmó antes de recostarse sobre aquella acolchada y cómoda cama de dos plazas que se encontraba en medio de esa habitación.
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