El primer encuentro

86 14 12
                                    

Jane

Mis piernas dolían por el gran esfuerzo que me encontraba haciendo al correr a toda velocidad por los pasillos del instituto. Respiré hondo cuando estuve frente al salón de clases y me prepare para tocarla y nuevamente excusándome por mi falta de responsabilidad. En menos de un minuto esta se abrió, dejándome ver al profesor con el seño fruncido. Le di una sonrisa tímida, intentando ocultar debajo de ella la vergüenza que me comenzaba a invadir.

―Jane Pronuncio firme―, así que, dígame, ¿Cual es su excusa en esta ocasión?

Me quede dormida...― confesé mientras apretaba mi mandibula y me golpeé mentalmente por la estupidez que había dicho; tal vez debí mentir y no decir la verdad.

― Bien, espero la próxima vez no se duerma.

Por un segundo pensé que me dejaría pasar. El profesor se metió de nuevo al salón y solamente me dedico una señal de despedida con su mano.

― Hasta la siguiente clase, Byers, de las gracias que hoy no le mandaré reporte.

Sin más que decir, cerró la puerta. Me quedé estática en mi lugar, sin siquiera moverme. Estaba anonada, repasando lo que había ocurrido. Bufé girando sobre mi propio eje para comenzar a caminar por el pasillo.

Rendida inflé mis mejillas y me encamine hasta el campo deportivo. A una determinada distancia, un cuerpo se encontraba sentado a horcajadas dándole la espalda al campo. Ante la curiosidad que sentí, me obligué a caminar vacilante hacia el sujeto. Sin embargo, ese día había despertado con el pie izquierdo, ya que cuando estaba a punto de llegar, torpemente mi zapato se resbaló y caí de dorso.

― ¡Mierda!―me queje

Cerrando los ojos le pedí al todo poderoso que me desapareciese en ese instante. Apoye ambas manos sobre el césped y ejercí fuerza para poder levantarme. No pude, mi brazo dolía. Sentí la mirada de alguien y sabia de quien se trataba. Con la humillación cargando sobre mis hombros, alcé mi vista encontrándome con la mirada verde eléctrica de ese chico. Él estaba de pie delante de mi.

―Lo siento...―dije avergonzada

Él relamió sus labios y me ofreció su mano incitándome a que la cogiera.

Avergonzada, accedí para ayudarme y ponerme de pie.

―Gracias―susurré por lo bajo.

Por un segundo me sentí torpe, aunque luego comprendí que lo fui. Lo mire fijamente sin darme la tarea de disimular. Era muy lindo, sus ojos eran de un color verde eléctrico.

―¿Qué haces aquí?―demandó al aire na vez que recupero el aliento.

Pero quedé embobada por su voz, suave y un poco ronca. Pensé en una respuesta antes de contestarle algo que pudiese ser creíble.

―Solo quería pasar el tiempo―dije indiferente y me encogí de hombros.

―¿No se supone que deberías estar en clases?―atacó con una ceja alzada.

―¿No se supone que tú también deberías estar en clases? ―contraataque mientras cogia mi mochila del césped.

El chico desconocido ladeó la cabeza y sonrió de lado.

―¿Acaso esta vez no te dejaron entrar a clases, Jane? ¿O estas empezando el año con el pie izquierdo?

¿Qué? ¿Cómo sabía mi nombre?

Todo se detuvo y rápidamente frunci el entrecejo para mirarlo extrañado por su pregunta.

―¿Cómo sabes mi nombre?

―Compartimos clase una juntos―contestó con una sonrisa en su rostro.

―¿Cuál clase?―inquirí.

―Historia, con la profesora Betty.

Hice un mohin y asentí.

―¿Qué es eso?―apuntó con su dedo índice hacia mi blusa.

Mi mirada viajó a la dirección donde apuntaba.

―Pasta de dientes.

El chico me miró con una pizca de diversión para luego comenzar a reír.

Su risa fue un poco contagiosa.

―Te levantas con los ojos cerrados, ¿no es así?―murmuró entre risas.

¡No soy buena levantándome!

―Lo eh notado― admitió mientras hacia una sonrisa y pasaba su mochila encima de su hombro. Bajo completamente el campo. ¿A donde iba?

―¿Qué haces?―pregunté tratando de seguirlo.

Él se dio la vuelta para encararme.

―Me voy, ¿no es obvio?

―¿Por qué?

―Las clases siguen, Byers―pronunció solemnemente, se giró y siguió caminando.

Me había llamado por mi apellido, ¿cómo es que lo sabía?

¡No me has dicho cómo te llamas!―grité poniendo ambas manos al rededor de mi boca, creando un megáfono con estas.

¡Aidan!―dijo para luego volver a girarse.

¡Espero les haya gustado este capitulo!

Una disculpa si las palabras se repiten.

¨I WILL STAN BE YOUR SIDE¨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora