Ese chico

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La hora de receso había llegado.

 Empujé con la punta de mi teni la puerta de la cafetería y caminé directo hacía la máquina de jugos, rebusqué unas cuantas monedas para depositarlas y después coger mi jugo de naranja por el orificio de abajo. Empecé a caminar a una de las mesas para después sentarme.

—¿También te gusta ese jugo?—escuché que dijeron detrás de mí. Di media vuelta, encontrándome con Aidan.

¿Qué?—dije confundida ante su pregunta.

Eso—respondió, haciendo un ligero movimiento con su cabeza, indicando el jugo de naranja.

Oh, claro, es bueno—. ¿Y qué haces aquí? pregunté

Vengo a comprar comida—mencionó con una sonrisa juguetona, entrecerrando los ojos y haciéndome sentir imbécil—.Eso es lo que hace la mayoría de gente normal cuando viene a la cafetería.  

Quise defenderme, cuando las puertas de la cafetería se abrieron revelando a Mike, "mi amigo". A su lado, venían algunos de sus amigos del equipo de baloncesto.

¡Jane!

Aidan y yo dirigimos la mirada a Mike. Que se encontraba con el ceño fruncido por la escena que observaba.

—Hasta luego, Jane, te están esperando—.dijo Aidan desanimado, y, antes de que pudiera contestarle, ya estaba caminando lejos.

¿Qué hacías con el?preguntó Mike.

Estábamos hablando—respondí extrañada por su pregunta.

¿Lo conoces?Intento saber y volteé a verlo don determinación. Sus ojos se clavaban sobre los míos, esperando mi respuesta clara y precisa.

Lo conocí hoy en la mañanaconfesé un poco seca.

Jane, aléjate de ese chicodijo tratando de desviar el tema.

¿Por qué?pregunté.

Solo hazlo—ordenó ecuánime.

Si no me dices porqué, no hay validezdije irritada por su comportamiento.

¿Quieres saber?, Aidan tiene demasiados problemas psicológicos, el esta mal—. No te coviene tener una relación de amistad con él.

Si es así, solo necesita ayudamustié.

Sí—asintió, pero tú no se la darás.

¿Y por qué no?ataqué. Me estaba enfadando.

Porque no sabes nada de elespetó irritado por mi actitud tan necia.

¿Y tú sí?Me levanté de mi asiento¡tú tampoco sabes nada!

Cerró los ojos por segundos intentando contenerse. Sus amigos presenciaban la escena en silencio, no mencionaban nada. Mike abrió sus ojos nuevamente para hablarme severo.

Sé lo suficiente para decirte que te alejes de el.

Deja de ser tan dramático—bufé cruzándome de brazos.

Jane, es en serio...—Antes de pudiese terminar de hablar, lo interrumpí.

—¿Sabes? No quiero seguir, estás actuando como un idiotadije tajante, ahora siendo yo la dramática y queriéndome alejarme del lugar.

¡Jane!—oí que gritó, pero lo ignoré.

Salí de la cafetería dirigiéndome a mi casillero. Mike sabía algo algo que no me quería decir. Entendía que se preocupara por mi, era mi amigo y su intento de protección hacía mi se lo agradecía, pero yo podía cuidarme sola.                                                                                                        Llegué a mi casillero y lo abrí para depositar unos cuantos libros. Por el rabillo de mi ojo podía ver la silueta de alguien; por un segundo se me cruzo la idea de que pudiera ser Mike. Me equivoqué, no se trataba de el.                                                                                                                              Aidan venía caminando. Su mirada se dirigió a la mía.

¡Vaya! Nos volvemos a ver, Byers.

¿No se supone que deberías estar en clases?—pregunté.

Supones bien, pero no tenía ganas de entrar.—dijo mientras sacaba... ¿Coca y café de su mochila?

¿Bebes todo eso junto?—pregunté sentándome a su lado.

Claro, cuando tomo eso siento que en algún momento me convertiré en Batmandijo mientras ladeaba su cabeza e hizo una media sonrisa.

¿Por lo menos sabes la cantidad de azúcar que tienen? 

Claro que lo sé. Pero seguiré creyendo en algún momento seré Batman.

Estuvimos caminando por todo el instituto, por lo cual había perdido la clase de biología con el profesor Holden. Aquello me traería problemas. Llegamos al pie de las escaleras, él se detuvo girando hacia mí, manteniendo su mirada sobre la mía durante breves segundos.

Deja de verme.

¿Por qué?—preguntó.

Es incómodo—respondí y el me lanzo una mirada jocosa.

¡Que princesa me saliste, Byers!—dijo mientras reía.

Fruncí el entrecejo y desvié mi vista al reloj que adornaba su muñeca. Al concentrarme, me fijé en una cicatriz que yacía en ella. ¿Acaso Aidan se autolesionaba? La cicatriz venía desde una esquina de la palma de su mano hasta el otro extremo en diagonal; podía decir que medía unos seis o ocho centímetros de largo. Al parecer Aidan se dio cuenta que lo observaba porque bajó rápidamente la manga de su camisa, haciendo que yo perdería contacto visual con esta. Busqué sus ojos y lo miré confundida. Su rostro estaba tenso y sus pupilas dilatadas.

—Es mejor que vayas a clases—habló rompiendo el incómodo silencio que se había formado durante esa escena de miradas.   

Nos toca juntos—dije cautelosa, recordándole que él también debía asistir.

—No voy a entrar.

Respondía tan despreocupado y sin ganas de esforzarse en mentir.

Pueden llamarte la atención—hablé mordiendo el interior de mi mejilla, sintiéndome un poco mal por su decisión. Posiblemente no quería entrar porque temía que le preguntaran sobre la marca de su muñeca...

Da igual, de todos modos yo ya soy un caso perdido.—se encogió de hombros.

Por alguna razón el que se hubiese llamado así mismo de tal forma, me hizo sentir triste. No debía tener esos pensamientos sobre él. 

Anda, a los cinco minutos no te deja entrar—hizo una sonrisa fingida.

Bien.—rendida, acepté.

No podía hacer nada, él ya había hablado y no lo obligaría a que se presentara a la clase. Empecé  a subir perezosamente los escalones, mire sobre mi hombro y él aun seguía parado al pie de las escaleras. Cuando estuve a punto de entrar, lo oí.

Solo cuido de ti, Byers.—Finalizó para darse la vuelta e irse lejos de ahí.





Nuevamente pido perdón si se repiten algunas palabras o faltas de ortografía


¡Espero les haya gustado! 

¨I WILL STAN BE YOUR SIDE¨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora