Único

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Un suspiro cansado escapó de su boca en cuanto se enfrentó a estar parado delante del colegio inicial donde estudiaba su unigénito.

Era 14 de febrero; y todavía no estaba en una relación romántica para compartir el espíritu armonioso de pasar el día en pareja como el resto, darse una salida nocturna, comprar regalos y recibirlos, desvelarse viendo películas hasta encontrar la suntuosa aparición del alba a través de la ventana, o simplemente degustar de un deleitable banquete. Pero dentro de muy poco, y si estaba de suerte, podría recibir una gloriosa respuesta afirmativa de la persona en la cual estuvo interesado desde hacía unos miserables meses, con eso sería más que suficiente para mostrarse eufórico lo que restaba del día.

De haber sido cobarde no hubiese tomado suficiente valor a estar dispuesto a confesarse.

Se presentó su ansiada oportunidad de enamorarse por segunda vez y no iría a desperdiciar el momento por nada del mundo; declarar sus sentimientos anhelaba con ganas, sin importar si recibía respuesta negativa a cambio.

El miedo jamás vencería su entusiasmo, o sólo hoy.

Entre manos sostenía con firmeza un ramo de rosas de Halfeti que pasó a comprar en la jardinería más cercana a su cuadra durante su trayectoria.

Por fortuna pudo hallar allí mismo esa especie en específico, debido a su extravagancia eran escasas.

Quizá entregar rosas negras en San Valentín no sea común, ya que se acostumbraba a comprar flores de colores "vivos" porque significaban positividad. Además muchos solían representar colores oscuros como mal agüero en esa fecha, o al menos por tradición; pero Taehyung ve a Jungkook reflejarse en el negro, y cambió ligeramente su perspectiva; su bellísima excepción.

El timbre resonando por todas las aulas indicó la tan esperada hora de salida de los niños. Varios de ellos abandonaron el local ensanchando su sonrisa al pisar afuera, denotando contentamiento en su andar.

—¡Papá! —exclamó su pequeño corriendo a su dirección.

Atrás cargaba su mochila, afirmándola por los tirantes; no debía traer consigo muchos útiles, así que resultaba mucho más liviana. Su uniforme estaba impecable, como de costumbre, y sus pequeños zapatos al chocar contra el suelo producían un sonido bastante perceptible al oído humano.

Taehyung extendió sus brazos para recibirlo, sin soltar el ramo. Lo cargó un par de minutos hasta agotar sus brazos no tan ejercitados.

Finalmente lo bajó, y revolvió su cabellera con intensión de dejarlo desordenado como fuera posible.

—Feliz día de San Valentín, señor Kim. —Se escuchó detrás la voz suave proveniente del maestro de su hijo.

No dudó en alzar su vista hasta toparse con la silueta atrapante que tenía enfrente suyo para poderlo escudriñar; los rayos del sol caían directo sobre él, parecían haberse encaprichado en querer envolverlo majestuosamente, proyectando su grácil sombra en el pavimento. Vestía ropa informal, pero de moda, botas negras con plataforma alta, vaquero ajustado y una camisa amarilla.

Sus hilos castaños se levantaban en dirección contraria por una abrupta ráfaga de viento que andaba de viajera. Esos brillantes faroles avellana se ganaron su atención absoluta, centrándose más en las estrellas aprisionadas en su eterna Via Láctea, como aferradas a una frágil esfera de cristal representando el Paraíso dentro.

Un leve tirón en su manga hizo que saliera del trance en que se sumergió a voluntad. Había quedado enmudecido por observar a tal preciosidad.

—¿Puedo hablar con mi amiga Jisoo? Está cerquita, justo ahí, mira. —Señaló a la mencionada desde su lugar.

valentine's day › taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora