Capitulo 3

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Mi ánimo feliz duró hasta el almuerzo y en el viaje de regreso a la oficina. Pero, por supuesto, no iba a durar. Terminó tan pronto como entré en la oficina otra vez. Él me miró y luego volvió a mirar su trabajo.

–Gulf,  tengo un día ocupado mañana así que te necesito aquí antes. –Me mordí el labio y asentí lentamente.

–¿Qué tanto más temprano, señor? –Ya estaba aquí a las ocho y media. ¡¿Cuánto más temprano me quería este tirano aquí?!

–Siete y cuarto. Ah, y asegúrate de estar listo, porque tengo que asistir a una reunión a primera hora. Ni siquiera los conejos (Aunque yo soy uno) en el país despiertan tan temprano. Si tuviera que estar aquí a las siete y cuarto, ¡eso significaría que tendría que levantarme a las cuatro y media! Suspiré y me acerqué a mi escritorio, completamente derrotado. Por el resto del día, lo fulminé con la mirada cada vez que no me veía. Gran imbécil.

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Me quité los zapatos y los tiré al suelo al lado de mi bolso cuando entré por la puerta de mi apartamento. Sam me miró desde su lugar al lado de la mesa de café.

–No, no necesito el confort del mejor amigo del hombre. Sólo descansa allí mientras yo muero aquí. –Levantó la cabeza y luego la dejó caer de nuevo. Apreté la mandíbula y caminé hacia la cocina. Hasta mi perro me ignora. Mirando la nevera, que estaba completamente vacía, me di por vencido, busqué los menús de comida para llevar y agarré mi teléfono.

–¿Gulf estás vivo? –Salí de la cocina justo cuando Mild se quitaba los zapatos y levantaba una bolsa de comida para llevar.

–Ahora lo estoy. ¿Qué traes? –Él sonrió y fue hacia la cocina.

–Italiana. Ya que no has recibido tu primer cheque de pago, me imaginé que no tendrías suficiente dinero para la tienda de comestibles. ¿Acabas de llegar a casa? –Asentí con la cabeza y sacó algunos platos.

–Me hizo trabajar horas extras mientras él se iba a su cena de las siete. Estoy pensando en matarlo. –Él se rió y puso espaguetis extra en mi plato.

–Y sólo ha pasado una semana. ¿Debería llamar a Tul para que te vea un momento? –Gruñí y le tiré un poco de pan de ajo.

–Soy consciente de que Tul es tu novio y que es un psiquiatra que me verá de forma gratuita siempre que lo necesite, pero no, gracias. Estoy un poco cansado, no loco.

–¿Estás seguro de que no estás loco?

–Vete a la mierda. –Él sonrió y me movió la cabeza.

–Tengo un poco de cerveza en el
maletero de mi auto. ¿Deberíamos beber para que te relajes? –Negué con la cabeza y desabroché los primeros botones de mi camisa.

–No esta noche. Me iré a la cama después de una ducha porque tengo que levantarme a las cuatro y media. –Hizo un gesto de sorpresa antes de llegar al otro lado de la mesa y darme palmaditas en el brazo.

–Eso es inhumano. Aguanta amigo. –Asentí con la cabeza y me levanté para ir al baño.

–Gracias por la cena. Si no te importa, ¿podrías juntar todo antes de irte?

–Por supuesto, Gulf. Buenas noches.

Esperemos que mañana empiece con una buena mañana.

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Buenos días Bangkok. La hora en este momento es cinco y cuarto, pero no lo sabrían con esas grandes nubes que cuelgan en el cielo... Gemí y me di la vuelta para llegar a mi alarma. Cuando la apagué, sonreí y me enterré debajo de mis mantas otra vez. Espera, ¿Cinco y cuarto? Me senté y tomé mi reloj. Los odiosos números parpadeantes ahora decían cinco dieciocho.

–¡Ah! –Me puse de pie y salí corriendo por la habitación hacia mi armario, sacando las primeras cosas que vi antes de correr al baño.

–Mi trabajo ¡Mi trabajo! Voy a perder mi trabajo! –Me lavé la cara y me lavé los dientes. Me puse mi ropa y agarré un cepillo decidiendo que iba a lidiar con mi pelo en el tren. Bajé corriendo las escaleras y salí por la puerta sólo para ser sorprendido por la lluvia fría que caía sobre mi cabeza.

–¡¿Me estás jodiendo?! –Miré mi reloj y vi que no tenía tiempo para volver por un paraguas, por lo que sólo salí de la estación de tren con mi bolso para protegerme de la mayor parte de la lluvia.

Esperé a mi tren lo que pareció una eternidad. En el momento en que llegué ya eran las seis en punto. A pesar de las miradas de las otras personas en el tren, hice mi mejor esfuerzo para hacer algo con mi pelo que ahora era un desastre mojado. Bueno, al menos ya había salido del problema de la ducha.



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A las siete y diez, llegué al edificio. Estaba en camino a la oficina cuando Raina me detuvo.

–El joven Suppasit ya se encuentra en su reunión. Quiere que lo encuentres allí. –Suspiré y soplé un mechón de pelo de mi cara.

–¿Y dónde está eso?

–Dos pisos más arriba en la sala de conferencias al final del pasillo. –Asentí con la cabeza y corrí hacia las escaleras sabiendo que me harían llegar más rápido. Mientras estaba parado en frente de la puerta, ahora no solamente goteaba el agua de la lluvia, sino el sudor, miré a mi reloj. Siete trece. Tomé un respiro profunda y entré. Todo el mundo se volvió hacia mí y de inmediato me quería ocultar. Mi jefe y la razón de mi miseria estaba sentado a la cabecera de la mesa mirándome como si fuera el perro que orinó en sus zapatos nuevos.

–Llegas tarde Kanawut. Ven y siéntate para que podamos comenzar. –Rápidamente corrí otra vez, inclinándome en una disculpa a los otros que estaban esperando. Me senté y saqué mi computadora portátil para poder tomar notas. Cuando él gruñó y abrió la sesión, miré el reloj y luego al reloj de la pared. Mi reloj estaba atrasado dos minutos.

Sí, este día no podía ser peor.

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Y una vez más me equivoqué cuando dije que no podía ser peor.

–Gulf, estoy muy decepcionado de ti por haber llegado tarde esta mañana. No lo hagas un hábito o vamos a tener problemas más serios que tratar. –Me quedé callado y asentí. Estábamos ahora en su auto rumbo al otro lado de la ciudad a otra reunión. Y nótese esto, el sol brillaba en el cielo con ninguna nube a la vista.

–Y ya que hablamos del asunto de llegar tarde, explícame la forma en que estás vestido hoy. –Mirando hacia abajo mi chaqueta que ahora estaba seca y luego mis pantalones que eran bastante decentes, lo miré confundido.

–¿Qué le molesta señor?–Considerando las circunstancias, pensé que lucía bastante bien. Claro que no era impresionante, pero no era horrible. Él inclinó la cabeza hacia un lado y me levantó las cejas.

–Parece que acabas de regresar de un club nocturno. Espero una corbata y un traje adecuado mañana. –Y yo espero que no seas un idiota. Me mordí el labio y asentí.

–Sí,señor, le pido disculpas si no es profesional. –Ahora estaba mentalmente tirándome el pelo y estaba teniendo un ataque interno conmigo mismo. Más le vale que ese primer sueldo sea lo suficientemente bueno.

Devil Boss- MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora