Te recuerdo

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La conocí una fria noche de invierno, su piel blanca como leche, labios teñidos de rojo vino, sus ojos color café y un vestido negro escotado en la espalda. Desde el momento en que la vi sentí el impulso de poseerla y no dejar que nadie la toque; una bestia proclamando su presa.
Estaba sola sentada en un rincón de la estación, quizás la miré demasiado o tal vez mi pensamiento la llamó, solo puedo decir que se acercó lentamente y se sentó junto a mí.
-Es una bonita noche ¿no lo cree?
-Mm... Si, pero ¿No tiene frio usted?
Miré el escote en su espalda, un poco avergonzado y ella solo limitó a sonreir.
-¿Cuál es su nombre?
-Soy Ben ¿Y usted?
-Samantha.
Su voz sonaba un poco temblorosa, era una noche helada. La miré de reojo y noté su nariz roja sus delicadas manos un poco moradas, entonces me quite la chaqueta y la coloque sobre sus hombros. Asombrada miró hacia mí, su cabello rojo jugaba en aquel bello rostro y con ojos llorosos volvió a sonreír.
El invierno terminó y como obra del destino nuestros encuentros aumentaban, nos encontrabamos en la estacion del autobús, caminabamos a casa (no se cómo terminamos viviendo en el mismo sector), saliamos a tomar algunas copas y en ocasiones tomabamos el autobus contrario y dejabamos que nos lleve lejos solo para un respiro.
Mi deseo de ella fue en aumento con cada sonrisa, cada historia contada por sus labios, su figura esbelta y delicada, el olor de su piel, su existencia lo era todo para mí.
Las estaciones pasaban deprisa y llegó el verano, estábamos tomando una cerveza cuando se le ocurrio ir a la playa.
-¿En serio iremos a esta hora a la playa?
-Apenas son las 6 pm Ben, es temprano.

Ella tenia el poder de arrastrarme a donde sea, cuando sea y como ella queria, sus deseos eran ordenes para mí y mientras mas me consumia la locura de esos sentimientos, menos podia controlarme. Aquella noche Samantha me llevó a la playa, caminamos por la orilla. Recuerdo claramente como el vestido blanco se ajustaba a su exquisita figura, como su sonrisa opacaba la luz de la luna llena y su cara sonrojada de tanto reir me invitaba a besarla.
Sostuve sus caderas y la atraje hacia mi cuerpo, sus ojos me miraban con curiosidad, fui acercando mi rostro al suyo y me detuve a milimetros de su boca, el calor de su respiracion agitada me empujó hacia ella como ley de gravedad.
Aquella noche mientras la luna nos observaba, bajo el vasto cielo la hice mia. Mis labios recorrieron cada rincón de su cuerpo, sus gemidos y la forma tan lasciva de mirarme mientras me abria paso entre sus piernas, entrar y salir de su interior era cada vez más embriagador escucharla gritar mi nombre.
Su piel blanca cubierta con mis marcas fueron la confirmación de que no fue un sueño, tuve a Samantha en mis brazos, la llené de mí.

Despues de nuestra primera noche teniamos sexo con mucha frecuencia, no importaba el lugar ella ordenaba y yo obedecia. Lo hicimos en mi oficina, la estacion, la azotea, la cocina, el baño del bar; la ducha era su lugar favorito. En una ocasión enfermé y lo hicimos en el hospital, yo era adicto a su cuerpo y ella conciente de este hecho aumentaba la dosis.

¿Sabes que es lo más loco? Nos conociamos hace un año y no sabia su apellido, no conocía su familia o en que trabajaba. Solo era Samantha, la veia llegar y marcharse pero no sabía nada de ella y nunca quise preguntarle.
El invierno habia llegado nuevamente, estaba en la estacion esperando el autobus, sentí como mi corazón saltó repentinamente y no queria calmarse, estaba agotado solo queria llegar a casa tomar un baño de agua caliente y fundir mi cuerpo en ella.
Al llegar a casa las luces estaban apagadas, entré y fui a la habitación pero ella no estaba. Busque por todos lados, marque a su telefono celular pero no estaba en servicio. Sus pertenencias aun estaban pero ella no llegaba, fui a su apartamento y la dueña me dijo que la joven que vivia ahí habia entregado el lugar hacia un mes.

"Que está pasando" pensé para mis adentros y regrese a casa. Hundido en desesperación al darme cuenta que no sabía nada de ella o a quien podria contactar en este caso, di vueltas y vueltas y por fin encontré mis respuestas. En el refrigerador habia una nota que decia lo siguiente:
"

Querido Ben. Gracias por este año, en los 25 años que tengo de vida este junto a ti fue el mejor. Quizas sea una peticion egoísta, pero recuerdame. Cuando sonrias, con el sonido de las olas, mientras trabajes, cuando vayas al bar, cuando te enfermes y estes en el hospital, no me olvides; sin embargo quiero que seas feliz. Recuerdame feliz, como lo fui durante el tiempo que pasé contigo. Adios."
Att: tu Sathy.

No lograba entender aquellas palabras hasta que vi las noticias al día siguiente. Samantha se quitó la vida. Abusada desde niña, huyó de casa a los 15 y empezó a trabajar, a los 20 fue diagnosticada con una enfermedad terminal, estaba sola en el mundo, sufriendo cada dia hasta el día de su muerte y yo como un idiota nunca pregunté nada sobre ella.

-Maldicion! Sathy, te echo de menos. Mi vida está llena de ti, tu esencia está en todas partes ¿Cómo olvidarte? Te recuerdo Samantha, te recuerdo. Han pasado 20 años y aun sigues presente.

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