Sexo.

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⚠️ Creo que es obvio, pero por si acaso no lo es, SEXO.
(Nada realmente fuerte o muy explícito, pero ajá)

Hoy soñé contigo,
y con todo lo que me gusta de ti.

Hoy soñé contigo,
y tan solo por un momento,
olvidé lo mucho que extraño tus brazos alrededor de mi cuerpo.

Olvidé lo mucho que extraño estar sentada frente a ti, tú con un chocolate caliente en la taza y yo con un cigarro en la mano, cada quien con un libro distinto y marcar cualquier cosa que nos recuerde el uno al otro.

Olvidé lo mucho que extraño tomar tu mano y besarla.

Olvidé lo mucho que extraño besarte y tener tu cuerpo sobre el mío, mientras nuestro aliento se encarga de hacer crecer cada vez más el calor de la habitación y que con cada segundo crezca más la necesidad de que exista cualquier tipo de fricción entre nuestros cuerpos.

Olvidé lo mucho que extraño el inmenso placer que me haces sentir siempre que tocas mi cuerpo, la emoción de tener una tarde a solas sin molestias, poder hacerlo en cada rincón de la casa, en el cuarto, en la sala, en la cocina, en el comedor, o en cualquier lugar mínimamente cómodo y solitario.

Olvidé lo mucho que extraño el toque de tus frías manos y largos dedos por todo mi abdomen, y el calor de tu boca y aliento marcando cada parte de mi clavícula y pecho, con tus manos en mis muslos y las mías en tu nuca.

Olvidé lo mucho que extraño lo bien que nuestros cuerpos encajaban, lo placentero y sexy que era demostrárnoslo mutuamente, lo bien que se sentía cuando por alguna razón u otra tú te encontrabas recordándome cuan majestuoso era cuando nuestros cuerpos no tenían ni un centímetro de distancia entre ellos.

Olvidé lo mucho que extraño tus manos recorriendo cada parte de mi cuerpo, tu voz ronca susurrándome al oído frases que jamás imaginé que podrían salir de tu boca, los temblores que le provocabas a mi cuerpo, tus manos en mis pechos y la necesidad de continuar cuando el deseo seguía ahí pero nuestra energía era casi nula, mis manos por tu abdomen y mis dientes en el lóbulo de tu oreja, los gritos, gemidos y gruñidos ensordecedores que se escuchaban más allá del cuarto, y el sudor que tanto odiaba pero que tú decías que era "una prueba de lo bien que la habíamos pasado".

Olvidé lo mucho que extraño el recostarnos desnudos, yo con mi rostro en tu pecho después de hacer cosas que tal vez no debimos haber hecho, mi mano trazando círculos o frases en tu abdomen mientras te encuentras casi dormido por el cansancio y tu respiración me envuelve en algún tipo de sueño en el que la monotonía de los sonidos que haces al descansar me hacen desear poder besarte con cada vez más pasión y profundidad que terminemos haciendo que nuestros cuerpos sean uno mismo hasta el fin de los tiempos.

Recordé lo mucho que odio tener una cama vacía y fría,
y olvidé lo mucho que extraño la alta temperatura que tu cuerpo y el mío le otorgábamos a la cama.

Y entonces desperté;
desperté de aquel lindo sueño en el que olvidé todo lo que extraño de ti,
y recordé lo mucho que extraño eso.




































Espero que les haya gustado, les haya recordado algo, les haya abierto una nueva perspectiva o por lo menos les haya elevado una expectativa.





































Nota 1: Gente, tenía muchas ganas de escribir algo así, pero a la vez, tenía miedo de cómo fueran a reaccionar, y me alegra haber dejado ese miedo atrás y escribir sobre esto.

Nota 2: Ahora, no se me espanten, el sexo es normal, tan normal que para que tu estés leyendo esto, tus padres tuvieron que tener sexo.

Nota 3: Yo creo que el sexo es algo que debería dejar de ser tabú, entonces, me verán escribiendo sobre él en repetidas ocasiones, para mi, es hermoso escribir sobre sexo (aunque es más hermoso practicarlo).

Nota 4: OJO, sé perfectamente que el sexo no siempre va de la mano del amor, y eso está bien, de hecho, me parece algo realmente genial, y también hablaré de eso más adelante, pero, en este escrito, el sexo sí va de la mano del amor.






















































-con amor, aurora.
xoxo

Algunas mierdas que escribo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora