T/N como la octava hija de tritón y la menor de sus hermanas, desafía valientemente las reglas de su padre y se aventura a salir a la superficie, sin darse cuenta del fatídico desenlace que le espera. Desatando un torbellino de emociones, se enamora...
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Dentro del castillo las empleadas de el la habían puesto en una tina llena de burbujas algo que la entretenía pues era bello el ver estás echas de algo que jamás antes había visto.
—Restos de un naufragio —habló una de las empleadas mientras T/N jugaba con las burbujas soplando a ellas para que se le elevaran en el aire —hay pobrecita —dijo mientras echaba agua en la cabeza de la chica —No tardarás en sentirte mejor.
Tomo la ropa vieja echa de un naufragio en el cual Sebastián se encontraba.
—Te voy a lavar esto —exclamó un poco nerviosa mientras echaba la ropa en agua con jabón.
—Al menos deben haber oído sobre esta chica, dice Gentrude que es una princesa —dijo otra de las empleadas mientras lavaba la ropa de la peli morada.
—¿Y cuando ha entendido Gentrude algo bien?
—De verdad.
—Señora, por favor...
Mientras tanto Sebastián era aplastado por una especie de máquina para la ropa.
—Aparece en harapos y no habla. No es mi ideal de princesa —tomo la ropa para comenzar a colgarla —Si Eric busca una chica conozco un par por aquí que están disponibles.
Elévelo los tendereros hasta que Sebastián calló de la ropa en el piso duro y frío de la cocina del chef del castillo.
Mientras tanto en otro lado del castillo....
—Eric, se razonable las damas elegantes no andan nadando y rescatando gente en el océano y luego desaparecen—explicó Grimm.
—Te digo enserio, Grim. Era real. —se defendió el príncipe —La buscaré y me casare con ella.
Las risas de una empleada llamo su atención.
—Vamos, linda. No seas tímida —jalo del brazo a la chica con gentileza.
La peli morada con un poco de pena entro al gran salón del comedor, dejando resonar sus zapatillas. Esta traía un puesto un hermoso vestido largo manga larga de color morado con rosa y algunos toques dorados (multimedia), su cabello estaba suelto con unos pasadores atrás de su cabello dejando ver los aretes blancos que traía puesto.
—Eric, ¿no es una belleza? —exclamó grim mientras tanto el príncipe la miraba con sorpresa, T/N se acercó a ellos con nerviosismo.
—Te vez maravillosa—exclamó el príncipe mientras la chica hacía reverencia en agradecimiento.
—Vamos. Debes estar muerta de hambre. Déjame ayudarte, querida. —La tomó de los hombros dirigiéndola a la mesa mientras los adolescentes no se quitaban las miradas de encima con unas sonrisas en sus rostros.
—Aquí vamos —la chica se sentó en una de las sillas mientras el príncipe acercaba su silla a la mesa como todo un caballero—Mucho mejor, ¿estás cómoda? Bien.
