Capítulo 2

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El corazón le dio un vuelco extraño al ver al otro hombre por primera vez desde... ¿Cuánto tiempo había pasado? Desde el instituto. Así que más o menos diez años... ¿Cómo había sucedido esto? ¿Riki estaba en Seúl?

Al igual que su cerebro, que comenzó a sentirse como si unas abejas zumbaran en él, escuchó pasos rapidos acercándose y la puerta se abrió. Dos niños corrieron, una saltó sobre la cama gritando "¡Es Navidad, es Navidad! ¡Despierta!"

Riki se vio obligado a despertar cuando la niña se lanzó justo en su estómago, se incorporó con un fuerte "¡Uf!" y agarró a la delincuente.

_ "Buenos días Rei" dijo alegremente y dio a la niña risueña, un beso.

Sunoo vio ese intercambio con la expresión en blanco, sentía que estaba viendo una película tan mala, que ni siquiera tenia la necesidad de ver que pasaba al final. Aunque su mente decía un '¿Qué mierda?' estaba prestando atención a lo que pasaba. Se dio cuenta que la chica llamada Rei, que no parecía tener más de ocho años, era una versión en miniatura de Riki. Cabello rubio, ojos miel y una linda sonrisa contagiosa. El otro chico era... Sunoo volvió la cabeza para tratar de ver dónde estaba el otro niño, sólo para darse cuenta que él estaba de pie justo al lado de la cama mirándolo fijamente. Sunoo hubiera gritado si tan solo sus labios tuvieran la intención de abrirse. El otro niño tal vez tendría un año menos que la primera y se parecía... justo a él... mucho a él. La principal diferencia era que el niño tenía los ojos color miel, sin embargo, tenía la misma tez, el pelo y la estructura ósea. Era idéntico al Sunoo de su juventud. Esto, más que cualquier número combinado de los acontecimientos que habían sucedido hasta ahora, lo ponía nervioso. Le impactó tanto que saltó de la cama jadeando con un pánico creciente y empezó a retroceder hacia la puerta.

_ "Cariño, ¿qué pasa?" Preguntó Riki, con verdadera preocupación en sus ojos.

Sunoo se volvió y salió corriendo por la puerta. Se encontró en un pasillo poco familiar y corrió por él hasta llegar a una sala de estar que tenía un enorme árbol de Navidad, su altura llegaba hasta el techo, rodeado de regalos. Apenas le dio una mirada cuando vio una puerta al otro lado y se lanzó por ella, la puerta se abrió de golpe y de repente fue consciente de que estaba mal vestido para el aire libre del invierno. Llevaba un conjunto de pijama de franela, sin zapatos y estaba nevando con fuerza, todas las casas estaban cubiertas aunque las carreteras eran pasables, pero apenas. Lo que más le llamó la atención fue que la ciudad se había ido, no habían rascacielos aquí o en la distancia se podía ver que afuera, el suelo tenía kilómetros de nieve. No estaba en Seúl, en absoluto. Rápidamente corrió hacia el interior y miró a su alrededor frenéticamente.

Riki alcanzó su punto máximo en mirarlo preocupado _ "Sunoo, estás asustando a los niños" susurró acercándose _ "¿Qué pasa?"

Sunoo encontró un gran abrigo colgado no muy lejos de la puerta y se apresuró a ponérselo y atino a ponerse el primer par de
zapatillas de deporte que parecía que encajarían en sus pies.

-- "Riki ¿dónde estoy?" preguntó, tachándose de loco de repente.

Riki frunció el ceño de tal manera que cuando lo hizo, sintió que estaba a punto de dar una respuesta tristemente equivocada a una pregunta obvia: _ "¿En casa?"

-- "¡No!" grito bruscamente -- "¿Dónde estamos? ¿En qué ciudad? ¿En Corea? ¿Dónde mierda estamos?"

Él sonrió _ "Donde siempre hemos estado, tontito. Daegu."

La boca de Sunoo se abrió -- "Daegu, Gyeongsang? ¿Estás de broma?, mierda, dime que es una broma"

_ "El lenguaje" dijo Riki serio mirando por encima del hombro a los dos niños que ahora se asomaban por el pasillo para ver qué pasaba.

DESLUMBRAR | SunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora