Él era diferente, sus anécdotas y palabras eran encantadoras. Me volvían cautiva y esclava de su ser.
Él tenía unos encantadores ojos verdes, una sonrisa de ensueño y unas manos suaves y grandes.
Sus ojos. Sus malditos ojos verdes eran la causa de mi perdición total.
Había visto demasiados ojos. Pero nada igual a los de él.
Sus ojos eran como dos corazones. Dos corazones que ocultaban una verdad incontrolable y unos secretos inimaginables. Dos corazones sin encontrar su hogar y comodidad. Sus ojos me envolvían y me perdía en mi misma, ¿Como lo hacía? No lo sé.
Cuando él me miraba, yo miraba a otra parte.
Cuando él miraba a otra parte, yo lo miraba.Y es que era imposible, ¿Han sentido ese sentimiento de que estas ahí pero al mismo tiempo no lo estás?
Su mirada era fuego y la mía madera. Su mirada me quemaba y me convertía en cenizas.
Su mirada era contradictoria. Él era contradictorio.
Él era un destello en mi cielo. Una luz en mi oscuro deseo.
Y hubo un momento, en el supe que sabía más de él, que de mi misma. ¿No era irónico? Sabía que manejaba un Bugatti y se levantaba a las nueve treinta sin excepción alguna, sabía que le encantaba el café negro con tres cucharadas de azúcar, sabía que siempre que se levantaba cogía un plátano y se lo comía, sabía que sus manos eran tan suaves como la seda y sabía que siempre trataba a las personas con una delicadeza y sutilidad asombrosas.
Dicen que los ojos son la ventana del alma, pero no todos pueden verlo. Por qué no todos observan.
Y sin querer, me enamoré de su mirada. De la forma que tenía de mirar esos ojos verdes.
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@chislife
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¿El cielo? La galaxia en tus ojos » styles
Teen FictionTeníamos las narices a tan poca distancia que pensé que con un leve movimiento podíamos rozarlas. Pero lo más impresionante eran los ojos. Mis ojos, los suyos. Mis ojos en los de él, sus ojos tenían mi cara dentro. "Te quiero", me dijo. Y medio un b...