jump little bunnie

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Ser el rey de Roppongi tenía sus cosas negativas. La pila interminable de papeles enfrente de Ran era una de ellas.

Ran rascó su nuca con cansancio, pasando sus dedos por su corto cabello. Recordó la ocasión en la que Rindou le dijo que lo dejara crecer, para volver a hacerle trencitas. Dispuesto a empezar de una vez por todas todo el papeleo enfrente de sus ojos, tomó un bolígrafo y se inclinó en su silla. Suspiró y comenzó a firmar los documentos, algunos incluso sin mirarlos.

No podía concentrarse.

Esa misma mañana le había prometido a Rin que comerían en el mejor restaurante de la ciudad, pero sus subordinados llegaron con infinidades de papeles que él debía completar. Rindou dijo que estaba bien, pero él conocía a su hermano, y sabía lo caprichoso que era en el fondo. Ran miró la hora, eran casi las doce de la noche. Definitivamente había perdido su cita con Rindou, y no saldría de ahí en varias horas más.

Ran salió de su trance cuando oyó el ruido del picaporte de la puerta en medio del silencio. Al levantar la mirada, vio la cabellera morada de su hermano asomándose por la puerta.

— Te dije que esperaras en casa.

— Sí, pero no podía dejarte aquí trabajando. —Rindou cerró la puerta y se acercó al escritorio.

— Haz lo que quieras, pero guarda silencio.

El mayor reanudó su tarea, manteniendo su mente en los documentos. Rindou se sentó en el sofá, pero el silencio de la habitación lo aburrió rápidamente. Se levantó y comenzó a dar vueltas por la habitación, para después detenerse detrás de su hermano. Rin se acercó al asiento, y rodeó el cuello de Ran con sus brazos. Ran se tensó al sentir las manos del menor acariciar su cuello y desarmar los primeros botones de su camisa. Sin embargo, no apartó los ojos del papeleo.

Rin notó que su hermano no le prestaba atención, así que acercó su mejilla a la de su hermano, y las frotó en un acto mimoso.

— Hermanito, ¿por qué no te relajas y dejas el trabajo para otro momento?

Ran reconoció las intenciones del chico, pero no movió la vista del papel en sus manos. Rindou se dio cuenta de que tendría que utilizar otros métodos para llamar la atención de su hermano mayor. El menor siguió acariciando el cuello de Ran, concentrándose en el tatuaje que ambos compartían.

— Ran, vamos, deja esos papeles a un lado y ven conmigo a casa.

Ran soltó el bolígrafo y dejó el papel para voltearse y mirar a Rin, quien seguía abrazando su cuello.

— Tengo mucho por hacer, Rin. Ve a casa y dejaremos la cena para otro día.

— Estás cansado, mira tus ojeras.

El menor desarmó el abrazo e inició un masaje en los hombros de su hermano, provocando que Ran se relaje al instante mientras suspiraba.

— Si no quieres irte, está bien. —el movimiento en los hombros se detuvo— Pero es una lástima, porque ahora mismo necesito que me follen.

— Entonces deberás esperar, bonito. No saldré de aquí en un largo rato.

Rindou soltó una risa juguetona, mientras abría su propia camisa.

____

Ran siguió leyendo y firmando papeles casi automáticamente. Cuando regresó en sí mismo, la mitad de la pila ya estaba revisada. Ni siquiera se dio cuenta de que había pasado tanto tiempo, cuando en su cabeza fueron segundos. Tampoco oyó la voz de Rindou, así que levantó la vista en busca del joven. Rin estaba allí, en el sillón.

A NIGHT TOGETHER ☆ haitanicestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora