Único

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— S-solo necesito unos ve-veinte mil wones. Prometo que te los devolveré. — La voz del omega fue un susurro tan bajo, que el alfa tuvo que esforzarse para poder oír lo que había dicho.

Había perdido la cuenta de cuantas veces sucedía aquello cada mes.

El omega siempre recurría a él cuando necesitaba dinero, porque sabía que Jungkook nunca podría negarle nada a él.

Y a pesar de eso, nunca le enfurecía. Al contrario, le daba lástima. Porque sabía muy bien que el omega no lo hacía porque solo se interesara en él por su dinero o estatus de alfa líder en la manada del bosque.

Jungkook sabía muy bien que el omega lo hacía porque era obligado por su pareja actual. Un alfa que Jungkook detestaba con toda su alma, un hombre bueno para nada, que maltrataba a su omega, física y psicológicamente. Y que también se aprovechaba de él ya que sabía que el omega podría recurrir a él en busca de unos cuantos billetes para dárselo y que el hombre derrochara aquel dinero destinado a los gastos de los servicios en puro alcohol.

Jungkook había tratado de convencer al omega de que se fuera con él. Que dejara a su suerte a aquel alfa bueno para nada. Pero cuando estás bajo constante abuso físico y aun más psicológico, empiezas a pensar que no eres digno de las cosas buenas se te presentan. En este caso, Jimin no se sentía digno de creer estar con alguien coml Jungkook, le apenaba que el hermoso y maravilloso alfa frente a él estuviera enamorado de algo como él. No lo valía, simplemente Jimin pensaba que él no valía nada y por eso debía estar con alguien abusivo como Min Yoongi, porque es lo que merecía. Por eso había rechazado todas las peticiones de Jungkook de irse con él, en su pequeña mente pensaba que su deber como un omega sin estudios, huérfano, que no era lindo, debía estar con alguien que fuera su igual. Y claramente el alfa líder de una manada no era su igual.

Y Jungkook sentía esa necesidad aún peor de llevarse al omega a su lado cuando una fuerte brisa sopló en su dirección, causando que la capucha de la sudadera que el omega llevaba encima se cayera. El omega intento desviar la mirada hacia otro lado, intentando en vano cubrir aquel horrible moratón de una tonalidad púrpura oscuro casi negro, que se hallaba por todo el costado de su ojo derecho.

Y lo enfureció más el hecho de que aquel bastardo pudiera haberle hecho eso al omega, no solo porque estaba mal. Sino también porque el omega llevaba una enorme panza de casi nueve meses. Estaba casi en su último mes, a punto de dar a luz. Y aquel bastardo le había hecho eso aún en su condición delicada.

El alfa estuvo a punto de hacer un motín, de replicar y si era necesario llevarse al que consideraba su omega a su manada. Para que estuviera a su lado, sano y salvo.

Pero antes de poder decir siquiera algo, un ruido a sus espaldas lo detuvo. El omega entró en pánico por aquello, y apuró al alfa frente a él.

— Por favor, solo dime si puedes o no, pero rápido. Debo irme ya. — El miedo era previsible no solo en su cuerpo, sino también en el cambio de su aroma. A las fosas nasales de Jungkook ya no entraba ese suave y dulce aroma a leche y duraznos. Ahora un aroma a leche agria y duraznos podridos era perceptible en el aire. El lobo interno del alfa se retorcía en su lugar por tratar de eliminar todo el miedo y aquel aroma desagradable del pequeño omega rubio.

— No, Jimin. Por favor, mira lo que te hizo. — Con suavidad su mano acarició levemente el ojo derecho, se hallaba hinchado y morado. Parecía muy reciente, tal vez de ayer. — Ven conmigo. Déjalo atrás, yo podría cuidarte, lo sabes muy bien.

— No, y-yo no... No lo había hecho desde que quedé en cinta. Ayer s-solo llegó y yo no tenía lista la cena, se enojó y... — El omega soltó un suspiro entrecortado. — No puedo irme contigo, no ahora. S-solo necesito el dinero para pagar los servicios. Te lo devolveré, lo prometo.

Blue Butterfly O.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora