"1971"
Enamorase siempre fue hermoso hasta que se trató de ellos, dos humanos que a pesar de no poder estar juntos mantuvieron sus corazones esperanzados con el anhelo de algún día poder amarse libremente.
Kaim Eros, un chico que vivió la mayor parte de su vida en un condado al sur de California mientras recolectaba grandes cantidades de maíz hasta que su cuerpo no pudiera más, pero afortunadamente descubierto como un actor impresionante.
Christian "Slain" Luar, dueño de la cadena multimillonaria de casinos en todo el país. Un hombre que había tenido suerte en su trabajo y en su vida.
Nunca se hubieran conocido, no, en aquel entonces sus mundos eran totalmente distintos. No fue hasta 1974 cuando el menor cumplió 25 años que decidió festejar su diablo rodeado de lujos y gente rica, en "la joya de la corona" como popularmente solían llamarle a ese casino.
Para su suerte o desgracia, Christian Luar había decidido ayudar a sus empleados ese mismo día, recibiendo y verificando que la estadía de los clientes fuera lo más placentera posible.
Entonces, no pudo evitarlo.
De una limusina negra vio bajar a otro hombre, quedó completamente perdido en la melena rubia y esos bonitos ojos azules.
Por primera vez en su vida Christian Luar estaba tan confundido. A él, un hombre siempre le habían atraído mujeres de cuerpo escultural y largo cabello moreno, pero este chico era eso, un simple muchacho con sus hombros anchos, no tenía una cintura de ensueño, sus labios no estaban pintados de un rojo ardiente.
Por otra parte, el pequeño Kaim no pudo evitar notar la mirada del hombre, pero la gran diferencia era que él no trataba de ocultar lo atraído que se sentía por el gran "Luar". Sin embargo, prefirió guardarse sus palabras y coquetería para otro momento. Se dijo asimismo que era una figura pública, que estaba rodeado de gente que no tenía el mínimo conocimiento sobre la homosexualidad y si hacía un mal movimiento su carrera podía irse directo al caño.
Ambos hombres tenían la mente hecha una telaraña de pensamientos, inquietos y asustados.
Pasada la medianoche, Eros salió del casino para relajarse un momento, sus amigos seguían apostando grandes cantidades de dinero y él no quería verse involucrado, no quería perder lo que tanto le había costado. Grata fue su sorpresa al encontrarse lo que curiosamente había estado buscando durante toda la velada.
— Señor Luar, buena noche para salir a fumar ¿no es así? —Trato de iniciar la conversación, no conocía tanto al hombre más de lo que los medios decían así que inicio por lo más obvio.
Silencio, tal vez el mayor no quería hablarle.
— Exacto, deberías quitarte tus perlas... —Volvió a posar el "puro" sobre sus labios inhalando y después exhalando el humo, Eros no lo entendía del todo, pero eso fue lo más atractivo que había visto en su vida— Los ladrones están a la orden del día.
Silencio nuevamente, tal vez el menor no soportaba el aroma del tabaco.
— Tiene razón, pero no tengo donde guardarlas... —Se encogió de hombros, era una señal de que su traje no contaba con algún bolsillo— Tal vez usted podría ayudarme. —Se acercó lento, su voz fue cambiando de tono— Usted sabe ¿no es así?
El mayor soplo el humo justo en su rostro.
— No juegues con fuego "Kaim Eros". —Reclamó sin estar realmente molesto, de hecho, se sentía nervioso por tener el rostro del actor tan cerca del suyo.
Sus ojos estaban conectados, una lucha entre el negro y azul, el ambiente se sentía tenso, incluso podría decirse que un cuchillo lo cortaría fácilmente.