Nada, nada simplemente nada. La mañana era lluviosa y Nada miraba por la ventana, pensando en ¿Todo? Pero la pregunta es por qué Nada piensa en Todo y Todo piensa en Nada, porque al otro lado del mundo en un día soleado y maravilloso, estaba Todo pensando en Nada. Que curioso Todo pensando en Nada y Nada pensando en Todo. Pero ¿se encontrarán algún día? Habrá realmente algún día en el que Nada y Todo se junten. Pero ¿qué pasaría si Todo y Nada se juntarán?
La mañana para Nada era como siempre, nublada, lluviosa y triste, no había nada que hacer, no había nada que pensar, no había nada que Nada pudiera hacer. Así que se quedó en su cama, descansando y haciendo nada, que era lo que mejor se le daba hacer.
Por otro lado estaba la mañana de Todo, que como siempre era soleada, maravillosa, con los cantos de los pájaros resonando y surcando los vientos, incluso el oleaje, ¡incluso los gritos de los niños los traía el viento en aquella maravillosa mañana! Aquella mañana para Todo, era todo para él, con lo cual salió a la calle como siempre, a saltar, a saludar, a gritar, a jugar, surcar los vientos y a darlo todo. Pero Todo sabía que todo no estaba bien, porque Nada seguía en su casa sin hacer nada. Pero ¿qué podía hacer Todo? “Yo siempre lo tengo que hacer todo” pensó “y eso no es justo Nada debía poner algo de su parte.” Y como si de una conversación se tratara, el aire llevó este mensaje surcando todo el mundo entero, pasando por bosques, selvas, desiertos, océanos, ciudades, pueblos, hogares… pasándolo todo, hasta Nada que como siempre estaba mirando por la ventana sin hacer nada.
“Esto no es justo Nada debería poner algo de su parte”
El mensaje cada vez sonaba más fuerte, por todos lados y Nada se levantó y se preguntó si de verdad merecía la pena levantarse y viajar por el mundo entero para llegar hasta Todo, podía estar sentada sin hacer nada, que es lo que se le daba bien, para que se iba ir a la otra punta del mundo a hacer algo que nunca se le dio bien, es decir a hacerlo todo. Pero al final gracias al aire que cada vez soplaba más fuerte alrededor de Nada consiguió que se elevara y de la mano del aire Nada surcó naciones enteras, nunca había visto nada tan hermoso, paso por bosques, selvas, desiertos, praderas, mares, lagos, ríos, templos, castillos, palacios, ciudades… Recorrió hasta el último punto del mundo, porque para llegar a Todo antes había que hacerlo todo, y Nada estaba a punto de conseguirlo, había jugado, se había reído, había pintado, había incluso hecho alguna travesura, había visitado lugares maravillosos y hermosos que nunca se los podría haber imaginado, vio también injusticia, pasó desde el sitio más pobre a la casa más lujosa del mundo, conoció a la persona más humilde y a la más arrogante, desde la persona más buena hasta la persona más mala que pudiera existir. Claro en este mundo hay de todo, porque de una cosa se dio cuenta Nada, es que desde luego que en este mundo decir que “no hay de nada” no se puede aplicar a la realidad. “Decir que no hay de nada es muy egoísta” pensaba Nada, porque en realidad hay de todo, aunque no todo el mundo pueda acceder a todo, de todo hay.
El viaje de Nada ya estaba llegando a su fin, cada vez estaba más cerca de Todo pero Nada no sabía que Todo ya estaba junto a ella.
Pero Todo sabía la verdad, y es que Nada no podía llegar a hacerlo todo, cuando Nada recibió la noticia se quedó muy disgustada pero era la verdad. ¿De verdad Nada no podía hacerlo Todo? Pero Todo iba mucho más allá, mucho más allá de lo que Nada se podía llegar a imaginar, porque a lo mejor en este mundo sí que podía hacerlo todo, pero… miremos más allá, es importante mirar de vez en cuando un poquito más allá y pensar, detrás del universo, detrás de todo esto, detrás de este sitio infinito en el que estamos ¿metidos? Porque estamos ¿metidos o no? Siempre se ha dicho que está la nada, pero en realidad:
¿Qué es la nada?
Nada, simplemente nada.
