4- Debes marcharte

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No estaba en la naturaleza de Camus actuar como un homofóbico. Había tenido amigos homosexuales en el pasado y siempre se había llevado muy bien con ellos.

Pero esto era diferente.

Este era Kanon, su mejor amigo. El gran varonil y atractivo Kanon Katsaros... un absoluto mujeriego.

En unos minutos, el mundo de Camus se había puesto patas arriba y no tenía idea de lo que podía decir.

Simplemente miró al griego con los ojos muy abiertos.

El silencio era insoportable y Kanon suspiró. Si Camus, de todas las personas, lo despreciaba por lo que era, no sabía cómo seguiría.

Puso una mano tranquilizadora en el muslo del otro, pero el joven se apartó de inmediato.

-Lo siento, Camie...

Apenas murmuró.

-Tal vez no debería haberte dicho...

Al ver el dolor en los ojos de su mejor amigo, el francés supo que tenía que decir algo.

-No, está bien... simplemente me tomó un poco por sorpresa. Nunca hubiera pensado...

Ambos cayeron en un incómodo silencio de nuevo.

Después de un rato, Camus bostezó deliberadamente.

-Creo que terminó la noche y, como tienes que levantarte temprano, deberías tener la cama para ti solo. ¡Tomaré el sofá esta vez!

Kanon quiso protestar, pero Camus lo rechazó.

-Estaré bien, Kanon. ¡No te preocupes!

El griego asintió. Por supuesto, Camus ya no querría dormir juntos en una cama con él.

De repente se sintió viejo y roto. Cansado, se puso de pie y fue a buscar algunas mantas y una almohada para su huésped.

Dándose la vuelta por última vez, dijo suavemente:

-¡Buenas noches, Camus!

El francés se mordió el labio después de que el griego salió de la habitación. Claramente sabía que había lastimado al mayor. Pero no pudo evitarlo.

Necesitaba algo de tiempo para pensar en la confesión de Kanon.

Se tumbó en el sofá, apretando la manta contra su pecho. El sofá no era incómodo, pero aun así no podía relajarse.

Extrañaba el calor del otro cuerpo; extrañaba el tono arrullador de la respiración de Kanon.

Mientras tanto, en el dormitorio, el griego también seguía despierto.

En los últimos días se había acostumbrado tanto a compartir su cama con otra persona.

Aunque la cercanía siempre tuvo un efecto negativo en su libido, extrañaba terriblemente a Camus.

Bueno, ¿qué había estado pensando al decirle la verdad al joven? ¿Que caería en sus brazos y admitiría su amor eterno por él?

Resopló enfadado consigo mismo.

'Eso nunca va a suceder'.

Al menos no le había dicho a Camus sobre sus sentimientos. Apostaría a que el joven habría dejado su apartamento en un instante.

Pero bueno, igual suponía que Camus se mudaría tan pronto como pudiera.

Pero bueno, igual suponía que Camus se mudaría tan pronto como pudiera

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