Gorda.

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Mi infancia fue dura. Tal vez por eso ahora soy tan rígida y fría ahora.

Siempre tuve mi duda existencial: ¿Por qué estoy acá?

La verdad es que ser obesa es lindo por un lado, y malo por otro. Como todo en la vida, todo tiene sus dobles faces. Lo único que se excepcionaría es La Anorexia y cualquier trastorno mental. Esos si que son fuertes, y no hay vuelta que le de su lada positivo.

En fin, me llamo ______ Schutz, en estos momentos estoy viviendo en Massachusetts, Boston. Tengo 17 años, y aunque no me crean, en 17 años he vivido demasiado. Para que entiendan a lo que me refiero, les contare mis historia.


De niña tuve sobrepeso, sí, ya saben, soy de las que llamaban "Ballena", "Mamut", "Hipopótamo", "Chancho", "Elefante". Mi madre siempre me dijo que tenia que cuidarme con lo que comía. Como se darán cuenta, no le hacia mucho caso.

Era de las típicas que pasa por al lado de algún grupito de flacas raquíticas y se escucha como susurran "Ahí viene la gorda, no la miren. ¿No hace ejercicio? Seguro la grasa no la deja ni tocarse las rodillas con las manos." Y se escuchaba como reían.

Pero bueno, la vida nos dará la felicidad, pero primero nos enseñara a ser fuertes. Así nada nos arrebatara el sentimiento ganado.

Ir al colegio, en mi niñez, era difícil. Aveces me hacia la dormida para no tener que levantarme, ponerme el uniforme, el cual me quedaba hiper ajustado. La remera parecía que no iba a soportar y los botones se iban a desabrochar bruscamente, las medias iban a descoserse, ¿y la pollera? Iba a explotar.

Ya no sabia que inventarle a mi madre para no ir al colegio:

"Ma me duele mucho la cabeza."

"Ma estoy descompuesta."

"Ma no llegare a hacer las tareas para la tarde."

O simplemente me demoraba, o me levantaba tarde, y mi mamá se rehusaba a llevarme. O era puntual o me quedaba en casa.

Ni bien entraba al aula, se podía notar en las caras de mis compañeros el asco que me tenían. En ese momento (y en todo el día literalmente) me daban ganas de sacar una calibre de mi mochila y... Bang! Todos muertos.

¿Por qué no me aceptaban? Soy un ser humano después de todo. Pero al parecer, tienes que ser flaca, hueca y sobre todo flaca, para ser aceptada por la sociedad. Sociedad de mierda, no?

Y así... Así eran todos los días de mi vida en la primaria.

Me acuerdo de una vez... Estaba en el recreo, fui al kiosco para comprarme un sándwich; recuerdo que se me cayó al suelo. Misteriosamente todos se hicieron un circulo, acorralándome, gritándome "Cómelo, cómelo, cómelo."

O

"Vamos gorda, eres una basura, ¿qué mal te haría comer eso del suelo?

Miraba a todos lados. Mis ojos se me nublaban, sentía un abrumamiento; no en mi cabeza, sino en mis ojos. Sentía que se hundían en la oscuridad y que no querían volver a ver la luz del día. Y de repente llovió, derrame de mi interior una catarata de sentimientos reflejados en mis gotas de agua. Estaba llorando; pero no quise avergonzarme más de lo que ya me había avergonzado.

Salí corriendo con la cabeza gacha, y para mi suerte, me choque con una maldita maestra.

-______, ¿Estás bien?

La esquivé y comencé a correr hacia el baño y escuchaba como muchos se reían, y la maestra gritando que le abra.

"Ja, idiotas. Se van a morir, cada uno de ustedes, uno por uno...." Me dije para mis adentros.

Creo que, según recuerdo, estuve allí toda la mañana; desde las 10:30 am hasta las 12:30 pm. No se como hice para estar ahí dos malditas horas sin aburrirme. No se si caí dormida o que, pero me quede ahí, con ganas de suicidarme. Millones de pensamientos negativos hacia mi se me venían a la mente.

Recuerdo claramente esto:

Me pare frente al espejo, me mire, me sonreí, y me dije:

"Cuantos problemas, ¿no ______? Todo porque eres gorda. Y vaya que lo eres... ¿Sabes algo? Ellos tienen razón, eres demasiado gorda. ¿Como es posible tener 11 años y estar así de gorda? Vamos _____, ¿acaso no te das cuenta? Todo estaría mejor sin ti... ¡Gorda!"

Y la palabra "GORDA" se quedó revoloteando por mi cabeza. Era verdad. ¿Como se podía ser tan gorda? Media 1 m 40 cm y pesaba 80 kg.

Sí, estaba al limite de la muerte por obesidad. Pero a nadie le importaba así que, ¿qué más daba?

Ese día pude haber llegado a mi casa tranquilamente y matarme. Pero no lo hice, la vida me estaba preparando para ser feliz, no iba a rendirme a mitad de camino.

Espere un rato a que TODOS se vayan a sus casas, pero lamentablemente me topé con esto, justo cuando iba a salir del pequeño baño.

"-Realmente increíble, ¿como se puede ser tan gorda?

-No es así... -eran dos chicas-

-Cállate, no digas nada. Anda a saber si hay alguna vaca chismosa por acá.

Realmente me sentí atacada, y no estaba con las defensas altas.

-Pero...

-Basta, te dije.

-¿Sabes que? Sos una irrespetuosa hacia las gordas."

Y se escuchó como una de las dos cerró la puerta de entrada a los baños.

"-Soy una gorda, Dios, ya no siento mis piernas. Están cubiertas de grasa."

Entonces, ¿no hablaban de mí? ¿Hablaba de ella? Quería verla, no tenia coraje. Junte el valor, salí, la vi.

Se quedó con los ojos como platos.

-Gorda, ¿escuchaste algo de lo que hablaba con mi amiga?

-Mmm no, es que tengo las orejas llenas de grasa. No escucho bien jaja.

Le respondí irónica, pero pareció creerme.

Esa chica, hasta el día de hoy, me dejo impactada con su delgadez. Creo que era una de las chicas del secundario, no lo sé, pero cuestión que ella si le estaba faltando el respeto a las gordas. Porque ella, que era un palo vestido, se decía gorda, entonces yo ¿qué era?

Y desde ahí, mi memoria no me deja recordar más.

Mis días seguían pasando y la vergüenza me carcomía. Pasaban los días, las semanas, los meses, los años y yo seguía gorda.

Claro, un poco mas alta, pero lo gorda siempre.

En la secundaria, los primeros años fueron definitivos: o bajaba de peso o bajaba de peso. No iba a permitir que me vuelvan a decir gorda nunca más.

Desayunaba como se debía, en el almuerzo sólo comía una ensaladita, me salteaba la merienda, y a la noche otra ensalada.

Y así durante unos cuantos meses, varios, varios meses. Es irónico decir esto pero NO HABÍA CAMBIOS. Y eso que hacia una fuerza de voluntad tremenda para no comer ni una migaja de pan, ni un pedacito de chocolate, ni una gotita de jugo, ni de coca, ni de alguna otra bebida. Sólo tomaba agua.

Un año entero con la misma mierda, y no había cambios.

¿POR QUÉ A MÍ? ¿AH? ¿POR QUE ME HACES ESTO A MÍ, DIOS?

Me preguntaba todos los días de mi vida.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2015 ⏰

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