"Highway to hell"

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18 de febrero

           Eran cerca de las cinco de la tarde, sonaba el tono de siempre en mi celular, "9th Simphony of Beethoven", estaba en el "Shawnee Mission Park", esta vez no tenía nada más que hacer, dibujaba el atardecer, las nubes se habían esparcido por todo el cielo formando telas de algodón como los que venden en las ferias, tenían un azul oscuro en los bordes y al final dejaban una estela naranja y rojiza pincelada por el atardecer, una franja naranja atravesaba el cielo, comenzando por el hermoso naranja brillante que observaba por encima de las llanuras de arboles hasta llegar al claro y puro azul que se encontraba cruzando el lago, que de hecho, jamás había lucido tan impresionante, todo ello creaba una maravillosa sinfonía de color.

           Apenas me había percatado de que el celular sonaba, rápidamente me dispuse a encontrarlo, era casi una misión imposible, me sentía Tom Cruise hurgando en esa basura que tenía por mochila, cuando la compré era roja, ahora es de color gris y eso me causa algo de pena frente a Summer Crawell y Meredith James, eran las chicas más odiosas de la universidad, eran tan superficiales que si las golpeabas un poco en la cabeza se escuchaba un eco que dejaba ver lo vacías que eran por dentro; se paseaban por los pasillos criticando a cuanta persona se les ponía en frente, lo más importante para las Barbies era estar a la moda, maquillarse de acuerdo a la ocasión y tener el peinado perfecto.

          Todos decían que eran las más guapas de toda la universidad, aunque yo no las encontraba  atractivas, nunca, desde que las vi, las califique como otras más como las de siempre, de las que a diario te encuentras en todas partes, chicas que se ponen toneladas de maquillaje por toda la cara, cientos de ropas vulgares, exageradas o ridículas, que se quieren colgar hasta el florero en la cabeza si fuese posible; cuando entré al instituto me hice de muchos amigos, era famoso en la escuela por mis habilidades artísticas, algunos me habían visto tocar en bares, y la voz corrió por todas partes, otros simplemente conocían la historia de mis padres y su trágica muerte, por mucho tiempo no se hablo de otra cosa que no fuera eso.

          Así que, mi popularidad era tanta, que pronto Meredith no se hizo esperar para ir tras de mí, nunca me gusto, pero no quería herir sus sentimientos, así que decidí darme la oportunidad de conocerla, quería ver si realmente debajo de todo ese maquillaje, ropas extrañas, provocativas y esos peinados tan elaborados se encontraba una chica inteligente, dulce y comprensiva; estuvimos de novios casi seis meses, el tiempo suficiente como para darme cuenta que bajo de esa linda cara y cuerpo asemejado a lo perfecto no se encontraba otra cosa, ella era solo eso, una cara y un lindo cuerpo.

          Afortunadamente mi martirio a su lado valió de algo la pena, y digo martirio porque era muy aburrido salir con ella, no hablaba de otra cosa que no fuesen los viajes que ha hecho, la ropa de moda que quisiera comprar, los zapatos de mejor marca y la gran cantidad de mascotas que colecciona, tiene casi un zoológico en su casa, nada más ni nada menos que un orangután, dos perros, un gato, dos conejos, un hámster, un perico y una víbora. Un día la invité a un bar que frecuentaba mucho, podría decirse que si no me encontraba allí estaba en el "Shawnee Mission Park"  dibujando algo, aunque nuca la quise llevar allí, era para mí un lugar especial, un espacio de creación, de hecho a nadie le había contado de ese pasatiempo, excepto a Lee mi mejor amigo de toda la vida, hemos ido en las mismas escuelas desde el preescolar.

          Ese día en el bar toqué "November Rain" de Guns N' Roses, ya la había tocado en muchas ocasiones tiempo atrás, en muchos otros bares, esta vez sentía algo que jamás había sentido antes, de hecho jamás había sentido tan mía esa canción como en aquella ocasión, descubrí el sufrimiento mismo en una sola melodía, me desgarré el corazón esa noche, se presagiaba una tribulación insoportable, casi lo podía respirar, estuve muy intranquilo toda la velada, ella no paraba de hablar justo cuando terminé de tocar, y yo estaba allí frente a ella, pero al mismo tiempo no lo estaba, de pronto apareció un tipo bien parecido frente a ambos.

Diario de un sacrificioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora