Miré a Dylan en el momento que puso una mano en mi pierna, muy cerca del borde de la falda y luego miré a Iván, pero él estaba en su mundo viendo a Marcos y brindando con zumo con Carol.
– Porque tomó mucha leche –se burló Iván imitando el acento gallego de Marcos cuando este pasó por nuestro lado.
Cayetano, Roque, Dylan y yo reímos. Vicky miró mal a mi hermano y Carol puso los ojos en blanco.
– No he pegado ojo en toda la noche pensando en lo que nos dijo Alfonso –comentó Carol.
– ¿Lo de que el colegio es peligroso? –se burló Dylan a mí lado y yo le pellizque.
– ¿Se lo haz contado? –la canaria me miró y yo solo puse los ojos en blanco.
Ella volvió a dirigir su atención a Vicky.
– Es todo muy raro –le siguió la corriente la morena– que anoche no apareciera en el cementerio y que no venga a desayunar.
– Si, es un dramón ¿eh? –ironizó Iván– te voy a decir dónde está Alfonso: en su habitación, ahí tan tranquilo, joder, durmiendo.
De nuevo, a excepción de Vicky y Carol los demás reímos. Aunque mi risa no duró mucho cuando sentí a Dylan subiendo la mano por mi pierna. Ni siquiera me fijé en el momento que Iván le hizo una seña a Roque y este se levantó con una tostada untada con Nutella, para caminar hasta Marcos, fingir que hablaba con nosotros y pegarsela en el culo.
– Mirad chicos –le dijo a los pequeños– el huerfanito se ha hecho caca.
– Cagón. Cagón –empezaron a repetir los pequeños.
Solo entonces Marcos se dió cuenta.
– Eh cagón –le llamó Iván– ¿llamamos a tu mamá para que te limpie el culito?
Vicky y Carol apartaron la mirada, yo estaba a punto de reír cuando sentí la mano de Dylan rodear la cinturilla de mis bragas. Le miré y él sonrió.
– Me tenéis –comenzó Marcos y le dio un bofetón a Iván– hasta los huevos.
De ahí en fuera todo fue caos. Iván se levantó, Cayetano y Roque también lo hicieron y finalmente Dylan también lo hizo a lo que casi protesto pero acabé por meterme yo también, incluso María, la limpiadora se metió consiguiendo que accidentalmente Roque le rompiera el uniforme.
– ¿Pero a ti que te pasa, eh? ¿Te crees muy valiente aquí con tus amigotes?
Carol intentaba calmar a Iván y Marcos, yo hice lo mismo, pero solo con mi hermano.
– ¡Bueno me quieres dejar en paz tía! –oí a Roque– ¿Estás loca o que te pasa?
– ¿Loca?
Y entonces María agarró a Roque del cuello mientras repetía que no le llamara así y Fermín, el cocinero, intentaba llevarse a María.
– Tranquila –pidió consiguiéndolo– y vosotros tenéis suerte de que Jacinta no esté por aquí, eh. Iros a clase.
Marcos fue el primero en hacerle caso, después, aprovechando todo el revuelo que se había armado, Dylan tomó mi mano y tiró de mi fuera del comedor.
– Por fin puedo saludarte como quiero –dije en cuanto cerré la puerta de mi habitación.
Seguido a eso me lancé sobre él besándole. Sus manos se fueron a mi cintura y después pasaron a mis caderas, pegándome a su cuerpo y finalmente acabaron en mi trasero, apretando. Jadee y él aprovechó el momento para introducir la lengua en mi boca.