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Jungkook dejó su mochila sobre el pupitre y tomó asiento, dando un largo suspiro. El chico había logrado, finalmente, encontrar un club de su agrado; se trataba del famoso club de cocina, con un horario flexible para los alumnos, aprendizaje beneficioso, trabajo en equipo (aunque no le agradase del todo) y con clases tres veces a la semana.
Y la verdad es que Jungkook habia confirmado que es muy difícil ingresar. Las solicitudes siempre están hasta el tope gracias a la accesibilidad de actividades y horarios, pero con un poco de ayuda de Seokjin (su mejor amigo y hyung), pudo ingresar al club. Su primera clase en el club seria en un día y, ¡vaya! hasta se le había entregado un gorro en la inscripción. Ese SÍ que era un buen servicio.

Jungkook no entendía del todo bien el porqué un club influía tanto en las calificaciones individuales de otras materias, ¡y no malinterpreten! no es como si el azabache tuviese unas calificaciones por los suelos; muy al contrario, Jungkook era un chico tranquilo, obediente, atractivo y con muy buenas notas, y precisamente, ser…inteligente, lo orillaba a hacerse ciertos cuestionamientos. ¿Por qué los clubs influían en su promedio final?, no es como si fuera una materia oficial como las otras nueve que se le eran impartidas, ¿por qué había trabajos en equipo?, ¡completamente innecesario en algunos casos! trabajos sencillos que podía hacer por su cuenta, ¿es necesario socializar todo el tiempo, según los maestros?, y por ultimo…¿por qué en algunos momentos…el cuello de sus compañeros se ve exquisito?

-¡Maldición! - exclamo el azabache ante sus pensamientos, dirigiendo sus manos hacia su (ya un poco largo) flequillo. Lo apretó con sus puños, y miró un poco frustrado la ventana. Era afortunado de ser el primero en llegar…o eso creía.

-¿Sucede algo?- preguntó Seokjin desde el marco de la puerta, cruzado de brazos y con una sonrisa en el rostro. Jungkook lo miró y posteriormente, observo el piso, bastante apenado. — ¿Estás nervioso por el club, o...— el castaño caminó hacia el pupitre de Jungkook; acarició la cabellera negra y suspiró.— es algo que quieres hablar en privado?

Jungkook alzó la mirada, notando el semblante cariñoso de su hyung. Él siempre estaba para Jungkook, velando por su bienestar, ayudándole en todo lo que podía, apoyándolo incondicionalmente. A veces, Jungkook sentía que no lo merecía.

El azabache le dió un vistazo rápido al aula, verificando que no se encontrara nadie.

—A veces...no puedo controlarme.—  admitió Jeon. Seokjin hizo una pequeña mueca; sus manos ésta vez tomaron el rostro de Jungkook, y acarició las suaves mejillas con sus pulgares.

—Son nuestros instintos, Jungkook, y es completamente respetable tu forma de pensar, pero...nuestro instinto no puede verlo, no le importa.— admitió el chico.— ¿Te sientes bien? puedo llevarte a enfermería y después notificarle a tus profesores sobre tu ausencia. ¡Tal vez, podríamos ver una película cuando las clases terminen! ¿qué te parece?

Jeon se tomó el tiempo para pensarlo, disfrutando al mismo tiempo del suave toque en su rostro.

—Sinceramente...siento que voy a explotar si no me voy la primera hora.— admitió.— Así que, hyung, acepto tu propuesta...a excepción de la película; tendrá qué ser otro día, necesito entregar el comprobante de domicilio al club.

Seokjin hizo una mueca algo triste, pero asintió suavemente.

—Entonces toma tus cosas y vamos a la enfermería. Es de mi agrado informarte que, tengo la primera hora libre y podré estar a tu lado si así lo quieres.

Jungkook se levantó y tomó su mochila. La acomodó en sus hombros y rodó los ojos, fingiendo molestia.

—Hyung, ¡ya no soy un niño!— jugueteó Jeon, dándole un suave codazo a su mayor.—

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⏰ Última actualización: Mar 17, 2022 ⏰

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PRISM (kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora