Agradezco la oportunidad, espero te guste lo que lees, agradezco comentarios y sugerencias pues aún estoy decidiendo si publicar la historia oficialmente
PD: perdón por las seguramente muchas faltas ortográficas y gramaticales
Saludos Dalia Magenta (≧▽≦)
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✧Vaiola✧
Cinco, hay cinco escalones del porche al suelo.
Cuatro, cuatro coches adelanté desde que salí de casa.
Tres, solo tres cuadras y estaré en el inicio de la colina.
Dos, dos pisos son los que subo para llegar al aula 21 "C".
Uno, un solo proyecto será aceptado y ese será el mío.
Ninguno, ningún número define lo nerviosa que me siento.
Al entrar el alivio socorre mi tembloroso cuerpo, al parecer he llegado a tiempo, pues aún hay gran cantidad de asientos vacíos, camino hacia el tercero justo frente a la enorme ventana, comienzo a enumerar de nuevo para distraer mi mente, diez personas en la sala, nueve antes de mi, ocho miran a la puerta.
Pasó los últimos 20 min comenzando de nuevo la cuenta cada que terminó, odio estar nerviosa, pero ¿Cómo no estarlo si han rechazado rápidamente a los 8 candidatos anteriores? Al escuchar mi nombre camino hacia la puerta, cuando estoy por abrirla se escucha un golpe atronador y todos nos agachamos.
Atraviesan el techo dos sujetos que pelean entre si, todos corren a la salida mientras yo me paralizó, escucho el seguro de la puerta, al parecer estoy yo sola con los sujetos que pelean.
Salto y me oculto en la esquina contraria a los ventanales, justo detrás de una enorme maceta, desde mi pésimo escondite miro la pelea, golpes, patadas y puñetazos de fuerza descomunal son repartidos por ambos sujetos, el sujeto de zapatos marrón lanza la maceta número cinco, que estába sobre el escritorio de recepción a la cabeza del sujeto de cabello negro, pero este la esquiva, luego toma impulso y salta hacia el chico de la maceta quien rueda por el suelo para esquivarlo.
El escritorio queda como daño colateral ante el ataque fallido, pero este no se da por vencido, se levanta de entre los trozos y toma la silla de la oficinista, lanzandola con fuerza al chico Rubio, quien apenas se levantaba de esquivar el anterior ataque, perdiendo así la batalla y cayendo al suelo aturdido.
El chico de cabello azabache no perdió el tiempo, camino hacia él y lo noqueó con un golpe al cuello.
Las lágrimas comenzaban a nublar mi visión, el temor a morir latente en mi ser, mi pulso a velocidad límite y la parálisis por el shock me abrazaba sin intenciones de dejarme.
El chico de pelo moreno se sacudió quitando los restos de escombro de su elegante traje negro, sacó un cordel de una pequeña bolsa de su cinturón y comenzó a atar al chico Rubio
Parecía no percatarse de mi presencia lo que me dió valor para intentar moverme, gateé para salir de detrás de la planta con un objetivo fijo ante mis ojos, la puerta, sin embargo, tomar valor me tomo demasiado tiempo, o al menos el suficiente para que el Chito terminara de atar a su contrincante y se girará hacia mi, causándome la impresión más grande de mi vida, iba a morir.
Él caminó hacía mi y me tendió una mano, cosa que consiguió dejarme en un shock aún peor, sin saber que hacer solo observé su mano
-Tranquila, no te haré daño-, mi mirada se dirigió al rubio atado detrás de él, lo que lo hizo suspirar con pesadez, -ok, entiendo, yo tampoco te creería si me lo dijeras después de dejar inconsciente a alguien- tras decir lo anterior se agachó en cuclillas frente a mi y me tendió ambas manos, con una mirada amable y serena en sus ojos —y en mi defensa, él se lo merecía— el tono casi juguetón de su voz termino por convencerme de darle las manos, eso y el hecho de que si quisiera matarme seguro ya lo haría sin problemas.
Al sentir sus manos debajo de las mías noté cuatro cosas, cuatro, estaban tibias, tres, mis manos temblaban, dos, seguramente también sudaban y uno, sus manos aún tenían polvo
Cuando ambos estuvimos de pie el sostuvo con una mano las mías y con la otra me reviso los brazos y la cara, creo que buscaba rastros de heridas.
-Lamento haberte asustado, haberlos asustado a todos, aunque seguramente los demás no se quedaron a esperar una disculpa- su mano se detuvo en mi rostro mientras limpiaba lo que seguramente era una lágrima que aún recorría mi rostro, -sinceramente me molesta un poco que nadie intentará siquiera ayudarte-
Continué muda cuando su mano abandono mi rostro y solo pude bajar el rostro, cosa con la que no estuvo de acuerdo pues su mano fue a mi rostro tras soltar las mías, de nuevo limpió los restos de lágrimas, ahora de la otra mejilla, -veo que estás más tranquila, aunque aún no me miras a los ojos, vamos te acompañaré fuera de aquí y limpiaremos las cortaduras de vidrio- no supe que más hacer aparte de seguirlo hasta la enfermería de la planta baja, al parecer el edificio estaba ahora vacío.
Al llegar a la enfermería sacó un celular de una de las bolsas de su cinturón y al llevárselo al oído solo dijo código 77 22, para después guardarlo y caminar hacia las estanterías en busca de material de curación.
Dejé caer mi atemorizado y estresado cuerpo en la silla de la enfermería, después de eso solo curó mis heridas, se disculpo una vez más y desapareció diciendo que un taxi pasaría a recojer me
Al llegar a casa aún estába procesando lo que había pasado y caí en cuenta de dos cosas, que mi proyecto no había sido presentado y que el chico de cabello negro era muy atractivo.
✧Oken✧
Tras llegar a mi apartamento revisé la cocina, mi estómago clamaba por comida y amenazaba con comerse a si mismo si no lo alimentaba pronto.
Esta había sido la última misión, un mero trámite, la misión número cinco mil, sonaba a algo tan lejano, tantas veces deseando que no llegara y aún más veces deseando que lo hiciera y finalmente pasó, reglamente no sé cómo sentirme, ahora mi tiempo se consumía en pensar en lo que seguiría, sin siquiera prestar mucha atención me dirigí a la última planta del edificio.
Solo se que estoy listo, estoy listo para tener una vida normal, para poder permitirme una vida con todo lo que conlleva y saber que es, comer helado con una chica o besar a alguien que no huele a pólvora.
Tal vez busqué a la chica de hoy, si pierde sus recuerdos podré acercarme sin que le dé un infarto, fue agradable ayudar a alguien siendo el agente 64, espero volverla a ver siendo solo yo, -ó podrías conocer a mi prima Natasha, es mucho más sexy y experimentada que un ratón de biblioteca-
-Hector Amor, Jodete- una recomendación nunca permitan que su mejor amigo sea la misma persona encargada de monitorear sus recuerdo y pensamientos, -oh, vamos hermano, no te enojes, es solo que una chica como ella no pertenece a este mundo-
-te recuerdo que a partir de mañana yo tampoco perteneceré a "este mundo"-
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EL ESPÍA
RomanceUn hombre que recuerda una vida llena de atrocidades que lo atormenta, dispuesto a dar fin a su suplicio y una chica que llega a su vida para distraerle de todo lo que está mal en su vida el jamás lastimaría a nadie pero sus recuerdos dicen lo contr...