Capítulo 4. Límites

346 33 47
                                    

Jeffrey

Ese cretino comenzaba a hacerse interesante, coqueteándome y desnudándose como si fuera deporte. Y con sinceridad, no me molestaba. Me gustaba ver el cómo se quitaba la camisa y sus músculos estaban muy marcados.

Bajaba mi mirada y esos huesos pélvicos y sus músculos bajos me recibieron como si fuera mi casa. Mis ojos obtuvieron un brillo oscuro, lujurioso, y mis pupilas se dilataron.

—¿Sabes lo que es un clóset? -Pregunté fingiendo que era un martirio verle desnudo tanto tiempo. Tengo un clóset enorme donde puede cambiarse y prefiere hacerlo frente a mí. Je~ aunque eso no es tan malo.

—Claro, es la expresión que se usa cuando afirmas ser alguien de la comunidad lgbt+. -Sonrió quitándose más prendas. —¿Qué, saldrás del clóset por mí?

—Nunca estuve en ese tipo de clóset. -Respondí de vuelta, comiéndomelo con la mirada. Algo que no pasó por desapercibido por mi acompañante. Sonrió de lado y se me acercó.

—¿Por qué no simplemente aceptas mi oferta de sexo? -Susurró bajo, pegándose a mí. Actuábamos como pareja a pesar de conocernos desde hace días.

Tomó mis piernas con sus manos fuertes y me las puso rodeando su abdomen como una argolla al dedo, encajábamos a la perfección. Suspiré sonrojado, bastante tentado por su propuesta.

—No te he rechazado. -Acaricié sus manos. —Pero, creo que debo pasar. Busco más que sexo.

Me miró algo confundido por eso.

—¿Buscas pareja? -Me lo pensé mucho. Sonaría tal vez bastante blando de un asesino decir eso. Pero, no es mi deber ser perfecto para cada imbécil que me topo. Si se burla, le cortaré el cuello.

—Sí, digo, no moriré. Al menos quiero tener a una media naranja que me acompañe. -Mencioné algo serio, tratando de no tener un leve sonrojo que crearía una gran disconcordancia para alguien de mi posición. Aunque el amor era un tema que siempre me emocionaba, también me causaba algo de pena.

No es normal que un asesino sienta algo además de cosas negativas. Simplemente no sucede, pero aquí estoy yo, amando la ironía ya que me gusta sentirme querido pero asesiné a mi familia y a las personas que querían algo conmigo.

—¿Y por qué no sólo disfrutas? -Preguntó confundido. —No le veo caso a tener pareja, ¿Sabes? Sólo es como amarrarse a alguien y ganar una dependencia emocional.

—Bueno, siempre he querido tener pareja, ya tengo 24 y jamás he tenido un novio o algo. Aunque, será difícil encontrar aquí. Tendría que buscar en la ciudad y ver si no llora o se desmaya al verme.

Se puso sobre mí, con las manos a los lados de mi cabeza y mis piernas a los codtados de su torso.

—Eso no responde a mi pregunta ¿Por qué no sólo disfrutas? -Repitió.

—Porque, quiero hacer eso de forma especial ¿Okey? -Fruncí levemente mi seño ante su insistencia.

—Creí que eras menos serio que yo. -Respondió alzando una ceja levemente molesto.

—Pues sí, tú usas palabras extrañas como burdo y frambuesa.  -Se burló con una sonrisa y suspiró entendiendo. Se levantó dejándome en esa posición y me saboreó con la mirada.

—Bien. Sin sexo, pero, nos masturbaremos juntos. Y no tienes permiso de hacerlo solo. -Le miré coqueto a pesar de que quería verlo indignado. Maldición, tiene su toque mágico que me hace aceptar.

Me levanté buscando dos pantalones y dos camisetas que nos sirvieran con la diferencia de tallas.

—Okey, okey. Pero, vamos. Hay que bañarnos. -Se dejó guíar como yo lo hice antes y me siguió hasta la ducha. Sentí esas manos traviesas pasearse por todo mi cuerpo, haciendo que sonriera un poco.

Creo que me puedo acostumbrar a esto.

Me gustaba mucho sentir sus dedos acariciar mi cuerpo, delineando mis músculos. Sentí que me hacía lo mismo que hace un día. Tirando de mi boxer.

No fue sorpresa que al bajarlo se me pegara por completo, haciendo que sintiera su pene erectándose en mi trasero. Mordí mi labio agradeciendo que sólo llevemos boxer para dormir. Me lo metió entre el trasero, haciendo que jadeara un poco.

Por suerte no me embestía con él. Seguía siendo "virgen".

—Tienes un trasero enorme, siento que has de ser muy bueno en el sexo. -Murmuró bajo en mi orejita, mordiéndome el lóbulo. Lamió mi cuello fingiendo una embestida que me sacó el aire por unos segundos.

Mierda. Se había sentido bien el roce.

Negué mentalmente para luego darme la vuelta y frotar mi miembro con el suyo.

—Sólo masturbación.

Y vaya masturbación.

(...)

Ambos salimos jadeantes, viéndonos con una sonrisa después de salir juntos. Nos secamos y entre besos y pláticas comenzamos a colocarnos la ropa.

Ah, no tengo pareja, pero puedo llenar el vacío con unos besos entre amigos. He de admitir que me hace sentir querido. Cuando se colocó mi pantalón más grande y mi camisa más grande, noté que le quedaban perfectos, haciendo que sonriera un poco.

—Robé mucha ropa de tallas equivocadas, así que ya tienes un guardaropa aquí. -El azul le queda muy bien.

Caminé a su lado hacia abajo, pensando que él ya vivía aquí aunque luego de sentarnos en el comedor a esperar la comida y estar ahí varios minutos hablando como si nada, llegó Slenderman.

—¿Vive aquí?

—Meh. -Y eso fue todo lo que me cuestionaron sobre ese extraño ser hoy.

Aunque a él le miraron un poco y a veces le hacían comentarios sobre su forma de ser y demás, pero jamás de la manera en la que llegó. Supongo que piensan que no lo conocían y ya.

Eso es un alivio en parte, no conoce a nadie aparte de mí y es muy formal normalmente, así que miraba a mal a todos menos a mí. Digo, no puede mirarme mal a mí.

Sus ojos y cejas creaban muecas lujuriosas. Los tenía entrecerrados y relajados al ver mi cuerpo o muy abiertos cuando miraba mis ojos. Se le notaba el interés y admito que aquella atención que me daba, me generaba mucho gusto.

Sonreí inconcientemente. Dios, adoro capturar la atención de la gente y mejor si me miraba el 100% del tiempo, como este sujeto que literalmente me vigilaba día y noche.

Me da bastante satisfacción sexual respetando los límites que le di, me habla formal de la nada pero cuando yo quiero me habla de forma sucia.

Me encanta cómo va esto.

Amantes Del Caos [Jeff × Eyeless Jack]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora