Felix esta fascinado con todo lo que refiere a Hwang Hyunjin, pero también es consiente que los ojos del mayor ya no son exclusivos para el. ¿Qué pasa cuando la mente pesa mas que las palabras?
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Decir que no estaba atraído al cuerpo que se movía con gracia ante el sería una vil mentira, cada gota de sudor, cada jadeo cansado y resoplidos de esfuerzo le tenía la mente en otra galaxia, el rubio siempre había encontrado que Hyunjin tenía un encanto superior, algo que le hacía guapo al punto de convertirse una obsesión en su mente permitiendo que sus ojos repitieran imágenes de sus gestos aun con los ojos cerrados, estaba alucinado, embelesado, hipnotizado y absolutamente jodido.
Pero Felix no era tonto, sabía que así como él estaba encantado con su hyung, a su vez el pelinegro estaba encantado con el maknae del grupo. No era sorpresivo que Jeongin pasara de ser un niño muy lindo a un hombre absolutamente hermoso, el rubio no podía culpar a Hyunjin por caer rendido ante los mil encantos del menor, pero a veces se sentía nostálgico extrañando el cariño del pelinegro, sus antiguos abrazos, el cómo lo miraba o el simple hecho de conversar por horas de lo que fuera.
Con la mudanza esta brecha de distancia se había acentuado un poco más y debía admitir que su corazón dolió un poco cuando supo que lo que más extrañaba el mayor era no ver a Jeongin cuando llegaba a casa.
Eso lo confirmo todo, Hyunjin no lo necesitaba de la manera en la que el rubio lo necesitaba y aunque una pequeña esperanza ardió furiosa en su interior por un tiempo aquella llama era ahora solo un pequeño fosforo en medio de una tormenta de nieve.
—Hyung... ¿Estas bien?— sintió la amable voz del menor a su lado sobresaltándose al no haber notado su presencia — Lo siento, no quería asustarte, parecías muy metido en tu mente.
—Estaba en otro planeta Jeonginnie. – le sonrió casi de manera maternal acariciando sus cabellos con cariño — ¿Qué me estabas diciendo?
—Te preguntaba si estabas bien, lucias algo... ¿triste?— preguntó y el rubio negó regalándole otra sonrisa— ¿Seguro? – asintió.
—A veces se me agota la pila, solo es eso. – juntó sus labios formando una línea — De todos modos ¿Qué haces por aquí?
—Hyung me llamo. — apunto al pelinegro quien se secaba el sudor con una toalla— Dijo que quería verme un rato, ya sabes... ahora que no estamos juntos todo el tiempo se ha puesto un poco más dramático que de costumbre.— sonrió.— ¿Y tú que hacías por aquí?
—Quería practicar un poco más, ya sabes, por las presentaciones de fin de año y esas cosas...— desvió la mirada de las lindas líneas que eran los ojos de Jeongin – Pero al parecer solo estoy quitándole tiempo de ensayo a Hyunjin.— suspiro con el corazón pesando en su pecho al darse cuenta que aun estando allí el pelinegro se sintió tan solo que llamo al menor – Es mejor que me vaya a casa y ensaye otro día, tengo sueño de todos modos – se levantó del suelo sintiendo un ligero mareo al tener la cabeza tan nublada de sentimientos no correspondidos – Te veo luego, Jeonginnie.
