Promesa

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Una ciudad llena de luces y el pasar de hormigas en las calles, cada cual en su propio mundo es lo que veo desde la ventana de este piso 38. Pura gente aburrida.

El humo del cigarro me envuelve tras pasar horas sin moverme siquiera. Faltan 4 meses eh? Ya son años esperando, un poco más no hará tanta diferencia. Aún así las ansias son innegables.

¿Odio? Verdaderamente ya dejé eso atrás. Entiendo las razones. Solo que...no me importan. Mi vida la controlo yo. Y claro, quiero una revancha.

............

- Y recuerda, no regreses.

- P-pero Ab...

- ¡Pero nada niña! ¡Piérdete! ¡No vuelvas! ¡No quiero verte en lo que te queda de vida joder!

El sabor de las lágrimas en mis labios es tan salado. Sin embargo, no me recuerda nada al mar.

¿Por qué esto? ¿Acaso verdaderamente no merecía nacer??

Mi familia...mi propia familia...

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Uuuuf. Ya no sé cuántas veces he recordado esto siquiera. Froto con fuerzas mis dedos en las sienes buscando dejarlo ir.

- Jack, trae mi pistola - digo mientras dejo aquel cigarrillo a medio acabar en el cenicero y pego la vuelta. Lo necesito ya.

- ¿Algún plan para esta noche señora? - se dirige hacia mí mi mayordomo en lo que me entrega la maleta.

Al poner la combinación, mi amada compañera más fiel deslumbra con su elegancia y delicadeza, pensar que es tan mortal.

- Reúne a los chicos, tienes 5 minutos.

¿Será que estoy perdiendo la calma? Jajaja. No se siente nada mal. Tengo que desahogarme.

- El carro está listo mi señora. Adelante.

- Está ciudad está demasiado tranquila mis bebés. Divirtamonos un poco. Es hora de cazar.

...
...

Oooh...el olor a sangre...

Un rastro rojo es llevado a mis labios mientras me deleito al ver los cuerpos amontonados en la calle.

¡¡¡Mmmmm!!! Mis piernas tiemblan y ya me siento húmeda. Esto es lo mejor del mundo.

Creo que tendré un orgasmo.

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Esto si que no me lo esperaba.

- Soy Adams, su profesor de Historia. Espero que nos llevemos bien -.

Ese viejo asqueroso, que parece buena persona, me da náuseas. Con su cara falsa nos saluda y da la clase. Todo el maldito turno fue horrible. Sabía lo que venía después.

- Recuerden leer el libro, es muy bueno - dice mientras recogemos para irnos. - Señorita Miller, ayúdeme aquí con unas cosas - me mira y sonríe. La misma de ese loco, son iguales, son escorias.

¿Quién eres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora