Tus uñas.

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Una semana después de tu ingreso a el colegio, discretamente le pregunté a nuestro profesor de lenguaje qué se puede hacer para superar algo,

“Escribe sobre ello"

Respondió.

A pesar de que no soy bueno en redacción, y podría estar haciendo un millón de cosas más importantes -como estudiar para mis exámenes-, aquí me tienes escribiendo a cerca de tus tontas uñas.

Suena más patético de lo que parece, hasta pervertido y asqueroso.

Pero no es de esa forma.

¿Por qué de entre todo lo que pudiera mencionar de ti, escojo tus uñas?

No tienen nada de diferente a la de los demás y tampoco es que me gusten.

Sin embargo, ese día que te ví cortarlas, yo...

Sin querer, me enamoré.

.

.

Eran pasadas de las once de la mañana, los días calurosos son insoportables. Yo llevaba unos shorts y una camiseta sin mangas, mi madre me había pedido que comprara algo que no puedo recordar.

Caminé y caminé.

“Maldito lugar al que vine a nacer." No dejaba de quejarme mentalmente.

Quería más no podía encontrar por ningún lado dónde comprar lo que mi madre necesitaba.
Cansado, sudado, y molesto, me acerqué a una casa que tenía unos pequeños escalones en la entrada, me senté para descansar un poco; el sol seguía brillando igual de fuerte, pero la sombra de aquel lugar me mantenía a salvo.
Unos largos segundos pasaron, ya estaba recobrando mi energía, decidí que era momento de seguir buscando aquello. Estaba apunto de levantarme cuando la puerta de la pequeña casa -que yo pensé estaba deshabilitada- se abrió. No dude en levantarme rápido, ¿Qué tal si los dueños de la casa eran malas personas?

“-Calma, no voy a hacerte nada. Pareces cansado, solo quiero invitarte un poco de agua."

Me dijo la mujer que pronto sabría que era tu madre.

“-No, gracias." Respondí.

Pero, ¿A quién engaño? Me moría de sed.

“-De verdad que no voy a hacerte daño. Tengo un hijo que parece de tu edad, me gustaría ayudarte. Aunque no pueda hacer mucho, por lo menos podría invitarte un vaso de agua y quizá comida, si es que quieres." Insistió.

Los niños son ingenuos y fáciles de engañar.

“-Solo agua está bien."

Tu madre sonrió, seguido de ello, me invitó a pasar.

Como me alegra haberme detenido justo en tu casa y no en la equivocada, no solo porque gracias a eso te conocí, sino porque yo era un niño, y quién sabe qué podría haberme pasado si me hubiera equivocado.

No culpo a mi madre, ella no me dijo que fuera tan lejos, eso lo decidí por mi propia cuenta.
Además, ya es algo tarde para pensar en lo que debí de hacer en aquel entonces, ¿No?

Seguí a tu madre hasta la cocina donde me invitó un vaso de agua fría.

“-¿Tienes padres o alguien que te cuide?" Me preguntó.

“-Sí." Respondí rápido y seguí bebiendo como si fuera mi primera vez probando agua.

“-Gracias al cielo. Pensé que eras huérfano." Suspiró aliviada.

Supongo que por mi ropa -que no estaba del todo limpia ya que me había puesto a jugar entre la tierra antes de ir a buscar lo que sea que era- tu amable madre pensó que era un huérfano indigente buscando ayuda.
Hablamos un poco de algo que tampoco puedo recordar, solo sé que en algún momento ella dijo que tenía aquello que yo buscaba.

“-Espera aquí, ya vuelvo."

¿Esperar? ¿Cómo podría decirle eso a un niño como yo?

Por supuesto que no iba a esperar de pie en el mismo lugar.

En cuanto se perdió de mi vista, caminé lentamente hacía la sala, no sabía quién más podría estar por ahí; aunque no había nadie.

Ví las escaleras que daban hacía la parte de arriba, eché un vistazo hacía todos lados y de nuevo confirmé que estaba solo.

Recordando y pensándolo un poco, probablemente lo que yo buscaba era algún tipo de planta, ¿O si no qué otra cosa había ido tu madre a buscar afuera de la casa?

Volviendo al tema, la curiosidad me invadía, necesitaba ir con urgencia hacía las escaleras, ver qué había allí arriba, así que subí los escalones y encontré solo dos habitaciones, una estaba cerrada a diferencia de la otra, en cuanto estuve en el último escalón escuché un tarareo viniendo de la puerta abierta, me acerqué con sigilo tratando de no hacer ningún ruido que fuera a delatarme, me asomé un poco hacía adentro y entonces te ví.

Un pequeño Izuku cortándose sus uñas mientras tarareaba una canción.

“-¿Katsuki-kun?" Preguntó tu madre en voz alta.

Pero yo seguía embobado mirándote.

Volteaste al escuchar el nombre, y te diste cuenta de mi presencia.
Cuando nuestros ojos se encontraron, sentí algo que jamás me había pasado, algo que aún no puedo describir.

“-¿Quién eres?" Preguntaste con miedo.

Ni siquiera intenté hablar, sentí que mi voz no estaba, que mi existencia misma era aire.

“-Oh, Izuku, ya estás despierto. Mira, él es Katsuki-kun."

Me presentó tu madre.

“-Hola..." Respondiste aún desconfiado.

Lo que pasó después de todo eso, no lo recuerdo. Supongo que salí corriendo por vergüenza.

Porque para mí, tú te veías como un ser no humano que pretendía serlo, por ello cortaste tus uñas.

Y por eso mismo, me alejé de ti.

Tus uñas - bkdk [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora