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Este es un borrador de la historia, por si tiene faltas ortográficas o cosas raras una disculpa de antemano, solo lo hago por qué me gusta escribir. Más adelante corregiré lo que esté mal. Si más que decir puedes continuar querido lector.

Árbol tras Árbol observó a través de la ventana del coche, si fuera otra la circunstancia por la cual estuviera viendo este paisaje, diría que es hermoso, sacado de algún tipo de libro o pintura. Pero no, la verdad es que tengo que verlo por la culpa de mis padres los cuales me obligaron a venir al lugar donde iré.

La "Teen House" una cabaña la cuál tendré que estar ahí porque según mis padres me ayudara a socializar con jóvenes de mi edad y ámbito al cual me tendré que involucrar al cumplir la mayoría de edad. Por fuentes seguras sé que es un lugar el cuál los padres envían a sus hijos rebeldes, lo que no entiendo es porque yo tendría que estar ahí.

La única excusa que me dieron ellos fue que no es sano que esté siempre en mi mundo de la lectura y la música. La lectura siempre ha sido mi escape a todo lo que mis padres me hacen hacer desde tener que ir a juntas con empresarios, hasta tener que ir a esas fiestas donde el único propósito es buscar asociados por medio de los hijos.

Si no fuera por la voz de mi chófer por la radio del coche, no me hubiera dado cuenta de que habíamos llegado al infierno que próximamente sería mi lugar de estancia. - Listo señorita Masip, llegamos a su destino.

Para ser honesta, estaba a punto de decirle a Alberto que no quería bajar o ponerle seguro a la puerta del coche, pero fue demasiado tarde ya que él ya había abierto la puerta del lugar donde me encontraba. Al momento cuando la luz dio directo en mi cara pude ver en mi campo de visón a un hombre de unos 28 años parado enfrente de la cabaña.

El hombre era Alto, usaba un traje muy elegante. Si no fuera porque mi madre es experta en ropa, sé que es un traje hecho a la medida de él.

Bajé sin más remedio, al salir pude observar que la cabaña era más grande de lo que pensaba, a decir verdad, era linda, tenía un toque hogareño. El hombre dio unos cuantos pasos a la dirección donde nos encontrábamos Alberto y yo. Puede ver qué tenía unos ojos azules, como el azul eléctrico, una cara muy perfilada, tenía una barba que indicaba que se había rasurado hace 3 días.

- Buenos días, espero que el viaje haya sido de su agrado. - dijo muy animado con una sonrisa.

- Buenos días. - contestó mi chófer al extenderle la mano como saludo al hombre.

Aunque no me guste la idea de estar aquí. No soy de tipo persona que es grosera con la gente solo porque no está de un buen humor o no está de acuerdo con el sucedido. Así que saludo con amabilidad. - Buenos días, fue algo entretenido.

- Me alegro de escuchar eso, bueno me presento soy Erick, el encargado de este lugar, el cuál será tu estancia durante un año, vera-. No pudo terminar la frase ya que lo tuve que interrumpir.

- ¿Disculpa, dijo un año? - comenté algo confundida.

- Efectivamente. - confirmo el hombre.

Para ser honesta al escuchar eso quería llamar a mis padres y gritarles hasta quedarme afónica. Pero por más que me enojará no me atrevería a ello, pero si quisiera reclamarles porque el acuerdo era que yo vendría por un mes, no por un año.

- ¿Pasa algo? - Pregunto algo inquieto por la forma como me le quede viendo cuando me confirmó mi pregunta.

- Amm, si, solo que pensé que sería un mes, no un año.

- Entiendo, pero ya verás que te la pasarás bien. - dijo con un tono amigable.

- Señorita Masip, sus maletas. - comento Alberto después de bajar mis maletas del maletero del coche.

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⏰ Última actualización: Mar 22, 2022 ⏰

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𝑫𝒐𝒔 𝑬𝒙𝒕𝒓𝒂𝒏̃𝒐𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora