四十五:打电话 I

964 190 59
                                    

Marqué el número del mocoso con los dedos temblorosos.

Había visto tantas veces su número en mi pantalla antes de agendarlo con el poco específico nombre de "Mocoso" que me to había aprendido de memoria, cada uno de los digitos eran como si pertenecieran a mi propio número.

Termine de marcar apresuradamente y cuando me aseguré de que estaba bien anotado, presione el espacio donde un pequeño dibujo de un teléfono en verde me permitía efectuar la llamada. El tono comenzó a pitar.

Un tono.

Dos.

Tres.

— Hola— escuché un leve susurro saludándome a través de la linea.

Su voz. Oh mierda, tiene una hermosa voz.

—¿Estás llorando? — pregunté serio dándome cuenta de que su voz sonaba demasiado rasposa y forzada como para ser natural. Un nudo se formó en mi garganta al imaginar sus ojitos llenos de lágrimas y tuve que esforzarme por no tartamudear.

— N-no — me mintió con un tartamudeo más parecido a un sollozo que a algo más.

A mi no me mientas.

-— Oh, no me mientas, estás llorando — dije con un leve deje de fastidio, que paso casi desapercibido por mi preocupación.

¿Es que acaso no confía en mi? ¿Como planea simplemente decirme adiós y que yo me quede de brazos cruzados sin hacer o decir nada?

Mocoso ¿Qué está ocurriendo?

— Lo siento — susurró afligido, su voz quebrada, le hacía sonar débil, muy débil y frágil.

— Deja de disculparte mocoso — dije con seriedad, mordiendo mi labio inferior para que el comentario no sonara demasiado mordaz y molesto, no era el momento de hacerle sentir mal, pero estaba volviéndose difícil mantener esa conversación con tranquilidad — Ahora dime, ¿Qué es eso tan malo?

Pregunté usando toda la delicadeza y suavidad que pude reunir en lo recóndito de mi preocupación.

— Es algo enserio muy feo Zhan-Ge, yo no... — volvió a repetir viéndose interrumpido con su propio llanto, ahogándose en sus sollozos.

Tenía miedo de que en cualquier momento se quebrara y yo, lejos, a través de la línea no pudiera hacer nada para contenerlo o reconfortarlo.

— Mocoso, dímelo, por favor — rogué comenzado a desesperarme — Por favor dime, ¿Si? Y-yo... Me estoy preocupando — susurré lo último sintiéndome avergonzado de mi mismo.— Me estas preocupando.

— Zhan-Ge — susurró débilmente. Tan frágil. Y rompió a llorar — Lo... Lo siento, perdóname enserio, yo no quería que esto pasara así, yo iba a decírtelo antes p-pero no pude, no encontré el momento nunca y tenía mucho miedo y, y, perdóname por ser tan débil y no decirte antes l-lo siento muchísimo.

Por Dios, mocoso.... no llores cariño.

— Mocoso...— le llamé con la voz ahogada, apretando los puños por la impotencia, ese sentimiento de inutilidad, de no servir para nada, de no ayudar en nada.

— Hubo un accidente... — explicó entonces, cortando mis palabras, impidiéndome hablar, aunque en realidad ¿Que iba a decir? — Fue hace un par de años, antes de la secundaria siquiera. Se suponía que yo había salido ileso,

Se suponía.

— ¿Se suponía? — pregunté con la voz temblorosa.

— La única marca que me quedo fue un derrame en el ojo horrible por varias semanas — murmuró agitado, del otro lado de la línea se escucharon ruidosos pasos, un par de golpes suaves, como si estuviera rebuscando por algo, inquieto— Resultó, uh, resulto que no solo era un derrame en el ojo.

¡Buenos Días, Zhan-Ge!「YiZhan」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora