Había llegado un punto en el que Edward estaba atento al canal de noticias de Gotham únicamente para ver si aquél justiciero que se vestía de forma similar a un murciélago aparecía.
No tenía remedio; desde la primera vez que le vio en los periódicos, en una época donde absolutamente nadie se imaginaría que aquella figura llegara a convertirse en el justiciero personal de la ciudad, sintió una gran curiosidad por él.
Había varios puntos de vista sobre las verdaderas intenciones de aquél hombre, pero Nashton observaba su forma de actuar y de comportarse entre las sombras, y para él, estaba bastante claro que aquél tipo pretendía repartir justicia de alguna manera, por alguna razón de peso que quizá sólo él conocía.
La existencia de ese hombre le... Impactó mucho a Edward. Le hizo reflexionar sobre su propia motivación; llevaba bastante tiempo planeando algo gordo para vengarse de todos los años de miseria que había vivido en Gotham, de las promesas vacías de Thomas Wayne y de los corruptos que aún reinaban en los altos y más poderosos cargos de la ciudad. Había empezado a reunir a un grupo de radicales de la deep web, y aunque eran pocos de momento, seguramente habían sufrido tanto como él, y Edward sabía que era más poderosa la fuerza de una persona con una intensa razón, que mil hombres acomodados. No obstante, el conocimiento de aquél Batman, como lo apodaron los periodistas, le hizo detener sus planes, entre otros, los planos de bombas caseras y resistentes al agua, como si esperaba algo; la aparición de ese vigilante había supuesto algún tipo de revelación para Edward.
Mientras los días fueron avanzando, más noticias salían del justiciero, llegando a hacerse verdaderamente famoso, aún si mucha gente al principio creía que no existía en realidad, y que no era más que una leyenda para asustar a los niños o a los criminales, según la conveniencia de la situación. Pero Edward sabía desde aquél primer titular que él era real, que existía. Y más gente de la ciudad empezó a confirmar lo mismo por propia experiencia mientras el tiempo avanzaba.
Se había hecho habitual el escuchar testimonios de personas que casi habían sido asaltadas, pero algo en la oscuridad se abalanzó contra los criminales que planeaban atacarles, haciendo uso de brutales ataques, según el grado de lo que pensaban cometer, pues aquellos que planeaban asesinar a padres o familias solían ir directos al hospital.
Si al principio lo que Edward había sentido por el hombre murciélago era una admiración curiosa, no tardó mucho en transformarse en algo más. Cuando salió a la luz un vídeo del hombre peleando con una banda de criminales que planeaban asaltar una tienda de un barrio pobre, Nashton lo estuvo viendo durante dos horas seguidas, sin apartar la mirada del monitor. Si el parpadear no fuera una actividad que el cuerpo realizaba por necesidad, no lo habría hecho para no perderse ningún milisegundo de la grabación.
Había memorizado todas sus técnicas de lucha y forma de amenazar a los maleantes, sintiéndose completamente hipnotizado de sus movimientos y presencia.
Tenía tantas ganas de conocerle; Edward deseaba tanto encontrarlo por la calle, de noche, con farolas cuyas bombillas habían sido destrozadas o directamente no funcionaban, para poder experimentar en vivo lo que se sentiría el estar cerca de ese imponente héroe.
¿Acaso podría conectar con él, en algún sentido? Muchas veces, deseaba que alguien le atacara en los horarios más nocturnos sólo para que el justiciero enmascarado apareciera para protegerlo de todo el mal que le amenazaba.
También fantaseaba con tener una conversación con él. En su mente, ellos dos podrían entenderse a la perfección. Edward entendía esa rabia que había visto representada en los titulares que protagonizaba o el vídeo de la tienda, la entendía porque tal sentimiento sólo podía nacer de alguien cuya vida había sido todo un infierno, y tenía la certeza de que los dos compartían esa característica. Estaba bastante seguro de que ellos dos podrían entenderse, quizá incluso hacer equipo. ¡Ah! Edward se emocionaba tanto cuando pensaba en lo que sería tal cosa. De un momento a otro, se ponía tan nervioso que empezaba a ponerse colorado y debía parar esos pensamientos antes de que su emoción fuera a más.
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Never Ever Getting Rid Of Me {Riddlebat}
Fanfiction─Desarrollado en el universo de The Batman Los pensamientos de Edward sobre Batman iban desde la más leve admiración, hasta el romanticismo insano, una desdichada obsesión y, finalmente, un profundo vacío con una leve pizca de luz al final. ─ One-S...