Como todos los días temo que llegue la tarde pero aun mas que llegue la noche.
Escucho la puerta, ¡Ya llego! ¡Tengo que correr! Corro lo mas rápido a mi cuarto y me meto debajo de la cama.
- ¡SUSANA! ¡¿DONDE ESTAS?!- Esta ebrio de nuevo.
- ¡Voy! ¡Dame un segundo!- Mi madre siempre tan sumisa.
- ¡¿QUE ES ESTO?! ¡¿A ESTO SE LE LLAMA COMIDA?!
- Es que... No me alcanzó para otra cosa.
- ¡DEBERIAS DE HACER ALGO BIEN! ¡TODAVIA DE QUE MANTENGO A TUS HIJOS!
- Te juró que no me alcanzo para mas.
-¡CALLATE! ¡CARAJO!
Escuchó que algo se rompe, los gritos de mamá cuando la golpea... Me tapó los oídos y empiezo a llorar, no oigo nada solo gritos, más gritos me quedo dormida.
Me despierto, veo a mi hermano acurrucado junto a mi se ve tan... Tan Frágil, indefenso, como si pudiera romperse en cualquier momento.
Aveces lo escuchó llorar ni, siquiera soy capaz de consolarlo.
Lo abrazo se mueve un poco, temo despertarlo pero no lo hace.
Quisiera que no tuviera que vivir esto.
Quisiera que papá no hubiera muerto, tendríamos otra vida y esto no seria un infierno.