Caught in the Filth (Niecest)

One Shot

El líder de la secta Nie era un híbrido de tigre sumamente feroz.

Su madre había pertenecido a una de las tribus felinas que en algún momento se apoderaron de las tierras aledañas del Reino Inmundo. El antiguo líder de secta, hirviendo de rabia por tal osadía, reunió a sus soldados para expulsarlos de su territorio. Pero en cuanto sus ojos descansaron en la hermosa figura de la hija del rey, su corazón pulsó con la fuerza de mil caballos abriéndose paso a través de sus entrañas.

No mucho tiempo después, la guerra fue arrastrada al olvido.

La pareja cayó perdidamente enamorada y rápidamente contrajo matrimonio. Del feliz enlace, nació Nie MingJue, una pequeña criatura con un poder espiritual que deterioró la salud de su progenitora debido a la violenta afluencia de energía que su cuerpo no era capaz de soportar. La pobre mujer, a pesar de su valiente lucha, falleció a las pocas semanas.

El líder de secta entonces descendió a un largo y profundo abismo de agonía por la pérdida de su amada. Su corazón se ennegreció y rechazó a cualquiera que mostrara algún interés romántico... Hasta que una frágil humana llegó a las puertas de su hogar, con el rostro lánguido y las túnicas teñidas de carmesí.

Se trataba de la hija de un noble que la estaba obligando a casarse con el rey de una tribu de zorros, a cambio de que este le entregara pieles de cachorro que exportaría por exorbitantes costos durante las épocas de invierno.

El líder de secta, enfurecido por el trato hacia la joven y la avaricia del viejo aristócrata, decidió tomarla bajo su protección.

Durante algunos años, ambos vivieron en dulce armonía. Compartieron el gusto por el sable, las interminables horas de caza y el deseo feroz de proteger a su gente. Pero más allá de todo, compartían el amor entrañable por Nie MingJue, el niño que poco a poco fue creciendo en el corazón de la bella dama y al que su padre siempre miraba con orgullo.

Y a pesar de que el gran emperador del Reino Inmundo no se consideraba una persona afectuosa, la gentileza de sus deseos le impedía desentenderse de lo que en su interior ocurría.

Estaba enamorado, por segunda vez sus latidos traidores se habían colgado de la hermosura y la nobleza de una mujer.

Así fue como este ingenuo líder contrajo matrimonio por segunda vez y nueve meses más tarde, llegó Nie HuaiSang.

Lamentablemente, el destino se empeñó en destruir la felicidad de este viejo. Pues su esposa corrió la misma suerte que la anterior. Una terrible enfermedad le arrebató la vida, tan horrenda que ni los mejores médicos pudieron frenarla.

Finalmente, cuando Nie MingJue cumplió quince años, la muerte también reclamó a su padre.

Fue así que en el mundo quedaron abandonados el par de hermanos Nie.

Un hibrido de tigre que entrenó día a día hasta convertirse en un verdadero rey dispuesto a sacrificar su vida para proteger a los más inocentes. Y un pequeño humano, mimado y perezoso que siempre se escondía en los brazos de su amado ge.

El mismo niño que ahora besaba con total abandono los delgados belfos de su hermano, mientras sus ágiles manos se deslizaban bajo las túnicas entreabiertas del mayor.

"Da-ge... estás muy caliente..." Nie HuaiSang extendió sus largos dígitos hacia el pecho firme de MingJue.

Decir que estaba caliente parecía ridículo, la piel de la temible bestia ardía, se sentía afiebrado por la neblina de calor que enturbiaban sus pensamientos. Su mente solo registrada el dolor de su propia polla, las crestas que se hinchaban alrededor y los delgados huesos de su didi temblando a medida que sus caderas se balanceaban juntas.